En el marco del encuentro “Articulación de una agenda estratégica desde la región NOA”, que organiza el INTI como parte de su agenda federal de actividades por sus 65 años de trayectoria, el presidente del organismo, Ruben Geneyro, y el decano de la Facultad de Ciencia y Tecnología (FACET) de la UNT, Miguel Cabrera, brindarán detalles del proyecto BioNA. La presentación se realizará este jueves, 28 de julio, en el Ingenio de La Florida de Tucumán. Vinculación virtuosa con la agroindustria Se estima que esta iniciativa impactará directamente en los sectores cañero, citrícola y forestal, aunque su alcance puede extenderse a otras fuentes de materiales agroindustriales, como el algodón, el arroz, el sector vitivinícola, el olivícola, la yerba, el té, el tabaco y los carbohidratos. Por otra parte, la generación de nuevas materias primas —productos intermedios— y productos finales podrá impactar a las industrias de la pulpa y el papel, la química, textil, farmacéutica, de alimentos, de equipamiento industrial, y de energía, entre otras, de la región y el resto del país. Los fundamentos del proyecto plantean que a partir de la articulación de las cuatro instituciones mencionadas “se podrá avanzar en una etapa intermedia entre la instancia de I+D+i desarrollada en laboratorio y la escala industrial integrada a las cadenas de valor actuales de la bioeconomía”. Al respecto, indica que ello “permitirá potenciar el desarrollo socioproductivo de la región a través de proveer recursos humanos y conocimiento para la instalación de plataformas de biorrefinerías”. A su vez, desde el INTI se pone el acento en la relevancia de “propiciar el desarrollo y el fortalecimiento de las economías circulares en el Norte Argentino; investigar, optimizar y tornar más eficientes procesos; y desarrollar nuevas tecnologías y productos incluyendo etapas de escalado, con la finalidad de promover su transferencia e implementación en la agroindustria regional y nacional”. Un resultado esperado es el desarrollo de polos industriales a partir de biomasa, en los que empresas pequeñas, medianas y grandes, de igual o diferente cadena productiva, sean proveedoras y receptoras de insumos: con esa lógica, pueden transformar los residuos de unas en productos de otras. Varias de estas empresas podrían surgir como continuación de las plantas piloto, requerir equipamiento que podría producirse localmente, ocupar mano de obra y generar bioproductos cuya comercialización podría ocurrir en el país o en el exterior. En esta línea, el proyecto señala que “la formación del Centro BioNA representa una oportunidad para optimizar recursos existentes que actualmente cuentan con escasa vinculación y promover la formación de recursos humanos orientados a las biorrefinerías y el progreso de economías circulares”. Y agrega que “así, se promovería el conocimiento sobre valorización de la biomasa y generarían alianzas con otras instituciones de ciencia y tecnología de la región y el país”. |