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La tormenta todavía no pasó: Silvina Batakis se alineó con La Cámpora y el enemigo está dentro del oficialismo

 La llegada de la nueva ministra de Economía no calmó las aguas en el Gobierno. Tras la salida de Guzmán, hay desconcierto entre los ministros leales a Alberto Fernández. 

El sentimiento se desparramó por todo el equipo de leales del Presidente como ya pasó otras veces. La resolución de la crisis del Gobierno desatada por la renuncia de Martin Guzmán al ministerio de Economía terminó, una vez más, del mismo modo. Alberto Fernández no pudo imponerse por el sobre el asedio de Cristina Kirchner. 

La Vicepresidenta ya no ocultaba sus deseos de que Guzmán dejara su cargo. Ella es hoy la principal sombra que oscurece a los hombres y mujeres de confianza del Jefe de Estado. Ni Mauricio Macri. Ni Elisa Carrió. El “enemigo” está dentro del oficialismo, sienten en la Quinta de Olivos, y otra vez se salió con la suya.

El Presidente tardó dos días en llamarla para consensuar un reemplazante para Guzmán. Silvina Batakis, fue titular de Economía en la gestión bonaerense de Daniel Scioli, aunque en los últimos años se alineó con el ala más radicalizada de La Cámpora. El Presidente cedió a las presiones de sus asesores y finalmente habló con Cristina. Antes de hacerlo organizó que esa comunicación, al menos de su parte, fuera sin testigos: por eso se encerró en una oficina de Olivos.

Ayer trascendió que los Fernández se verían cara a para intentar acordar una verdadera tregua entre ellos. El encuentro llegó después de las 22:00 del lunes, con una cena entre ambos en Olivos. El enojo, mutuo, aunque mermó, continúa.

En la Casa Rosada esperan ahora algunas semanas de paz tras sufrir la acechanza diaria de los Kirchner.

La trastienda de la llamada entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández

El Presidente entendió que debía comunicarse con su Vice después de que varios economistas rechazaran su oferta para reemplazar a Guzmán. Todos coincidieron en sus argumentos, según ratifican las fuentes del oficialismo no K: aquellos a los que se los tanteó de modo serio para ocupar el Palacio de Hacienda explicaron que no aceptarían el desafío sin que antes de solucionar el conflicto interno dentro del oficialismo.

Hay una muralla que fue infranqueable para Guzmán y que también suele ser imposible de esquivar para el resto de los ministros o funcionarios que no se subordinan a los Kirchner: La Cámpora, militando desde el poder, es un ejército que no para un solo día de poner obstáculos contra sus objetivos.

La flamante ministra de Economía, Batakis, se mimetizó con el pensamiento y el accionar radicalizado del “camporismo”, de Cristina y Máximo. Eso, a pesar de que ocupaba su último cargo en la Rosada gracias a una gestión del Canciller Santiago Cafiero.

Quienes lograron persuadir al Presidente para que hablara con la vice fueron el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra; Cafiero y ministros como el de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. También intervino Estela de Carlotto.

Pasado el llamado, no pasó la crisis.

Asumida Batakis, la flamante ministra dejó trascender que continuará con el acuerdo que Guzmán firmó con el FMI y la política fiscalista, pero al mismo tiempo convivirá con los funcionarios ultra K de Energía, como Darío Martínez; el subsecretario de Energía Eléctrica Federico Basualdo; o el interventor del Enargas, Federico Bernal. Son militantes de La Cámpora que le pusieron mil trabas a Guzmán.

Un fin de semana catastrófico para el oficialismo: del “vienen por mí” a las condiciones de Sergio Massa

El ánimo en la Quinta de Olivos pasó de pésimo a expectante frente a un nuevo escenario de alta complejidad. Los Kirchner se impusieron una vez más por sobre el criterio del Presidente. ¿Por qué Alberto Fernández se negaba a llamar a su Vice?

Vienen por mí. Me quieren dejar pintado. Sacarme el poder. Es injusto”, insistía ayer un funcionario del área presidencial que repite conceptos de su jefe.

El único “socio fundador” del Frente de Todos que parecía buscar una alternativa diferente para reformular el Gobierno fue el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Buscó en vano que el Jefe de Estado transforme el conflicto por Guzmán en una operación para reformular su equipo de Gobierno. Pasados los días de frenesí, se conocerá la verdadera trastienda de un fin de semana catastrófico para el oficialismo. ¿Cuál fue la razón por la que Massa no logró imponer su plan?

Si asumía como jefe de Gabinete, pidió como condición tener control el Banco Central y la AFIP. El Presidente no le concedió esos pedidos.

La decisión de Fernández de “ceder” y consensuar con Cristina tras la caída de Guzmán se suma a escenarios parecidos que se sucedieron en el equipo presidencial. Todavía no pasó un mes de la renuncia de otro funcionario detestado por la Vice que terminó dimitiendo, el exministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Cayó así un funcionario emblemático, de absoluta confianza del Presidente que no pudo evitar dejar la función pública por defender a su Jefe, aunque el modo pudo ser considerado equivocado. Decir “equivocado” es un decir, de acuerdo al “protocolo” de operaciones toleradas en la jungla del peronismo.

Guzmán aguantó lo que pudo. No solo soportó el acecho diario, constante, sistemático de los voceros de los Kirchner, o de ellos mismos, que declaraban en su contra de modo cotidiano. En la intimidad se lamenta haber sido objeto de un plan de derribo y demolición liderado por Cristina. A eso se le sumaron las trabas ya mencionadas en la gestión del área energética, entre otras.

Tras la salida de Kulfas y de Guzmán, hay desconcierto entre los leales a Alberto Fernández

Ido Guzmán, ido Kulfas, con el Presidente ya de modo definitivo decidido a no “rebelarse” contra la vice, el desconcierto cunde entre otros funcionarios de verdadera confianza del Jefe de Estado. Ellos ya fueron apuntados por los Kirchner, que piden su renuncia.

Entre los más relevantes está el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, alma “gemela” del Presidente desde los tiempos en que ambos compartieron gestión en la Superintendencia de Seguros de la Nación bajo mandato presidencial de Carlos Menem. “No lo quieren por su buena relación con la CGT”, lo defiende un secretario de Estado del sector presidencial.

El titular del BCRA, Pesce, tampoco es buen visto por el ala dura K. Aunque fue él quien propuso a Batakis.

“Cristina ahora está mansa, y si Batakis es también su ministra de Economía no va a poder bloquearla como hacía con Guzmán”, se esperanzan en Olivos.

Los Kirchner son los Kirchner. El tiempo dirá.

Nicolás Wiñazki