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La Planificación como candidata para nuestro país*

Desde hace años nos interrogamos sobre el futuro de la Argentina, que en permanente fluctuación, se encamina hacia un horizonte cada vez más conflictivo y angustiante. La falta de planificación en nuestro país nos lleva siquiera a preguntarnos si existe un futuro para los argentinos o es que acabaremos rumbo a una extinción, tal como Tato Bores lo planteaba en sus monólogos.

Según lo visto en las últimas elecciones y lo que se avecina de cara al 2023, no hay candidatos que presenten una planificación con propuestas serias y concretas. A lo sumo, esporádicas e inconexas expresiones de deseo, que no han sido evaluadas ni medidas en términos de factibilidad, por lo que no tienen ningún asidero. De aquí a octubre 2023 aún queda un largo camino, sin embargo no aparece ninguna construcción sólida acerca de políticas públicas en las áreas más sensibles.

Tampoco existe ningún indicio de propuesta objetiva, evaluada y organizada que incluya una visión de futuro para el país en el mediano o largo plazo, como mínimo pensando más allá de los 4 años de gestión hacia 2035/2040. Sin ella, diseñada científicamente y con gran apoyo social, no hay un “NORTE DE PAÍS” que convoque a la sociedad, planteando así la imposibilidad de organizar un sistema integrado y coherente de políticas públicas.

Los candidatos que hoy aspiran a las presidenciales, provinciales o municipales resultan esquivos a tal desafío y en consonancia carecen de equipos capaces de afrontar una empresa de tal magnitud. Si bien en 2016 se crearon organismos para definir el escenario de futuro de Argentina al 2030 o hacia el futuro, todos han fracasado estrepitosamente. Aún no tenemos nada.

Por supuesto, no se trata sólo de cambiar las tendencias actuales, sino de dar origen a diseños de futuro que, de manera efectiva, puedan modificar la tendencia catastrófica que estamos atravesando, entre una permanente incertidumbre y con rumbo hacia un horizonte atemorizante.

Sin embargo, la construcción de futuro no es algo imposible, sólo requiere de las personas idóneas y la voluntad política. Asimismo, faltan datos, una referencia fundamental para respaldar el abordaje metodológico y afianzar el terreno para proyectar el trabajo. Los datos deben brindar un análisis del contexto, una perspectiva del antes y el después en otros países, generar antecedentes y promover evaluaciones profundas. El mundo está plagado de casos de éxito, que dan cuenta de la relevancia de una planificación seria para la construcción del futuro deseado.

Con la planificación correcta, cualquier proyecto que nuestro país decida es posible, aún desde la última posición del tablero podemos proyectarnos al primer puesto. En otras palabras, aún la peor incertidumbre puede ser disminuida, controlada en parte, anticipada por lo menos parcialmente, disminuyendo sensiblemente los riesgos y costos de la falta de prevención y de gestión de riesgos para obtener los resultados anhelados.

Por más incertidumbre que haya, el futuro no presenta “opciones infinitas”, si bien pueden ocurrir diversas cosas, y cada una de ellas con sus consecuencias, con una planificación estratégica, podemos disminuir sensiblemente la incertidumbre, e incluso evaluar las magnitudes de impacto de lo que pudiese ocurrir, y entonces, prepararnos para ello.

El futuro y el lugar de la Argentina en el mundo es algo que se puede construir, depende sólo de la voluntad y decisión política y social, para afianzar nuestro presente, anticipar nuestro futuro, y alcanzar los objetivos que nuestra sociedad espera de la dirigencia.

 

*Por Eduardo Raúl Balbi, Fundador y Presidente de Anticiparse y del Instituto Internacional de Anticipación Estratégica (IIAE). Maestro en Relaciones Internacionales. Diplomado en Estrategia y en Metodología de Estudios Prospectivos.