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En lo que pudo entenderse como un claro respaldo al ministro de Economía en su disputa dentro del Frente de Todos, el Fondo anunció que no controlará en la misión en curso los números del PAMI y de la ANSES, a los que evaluará a través de los datos que aporte el gobierno.
De este modo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) formula un nuevo gesto de apoyo explícito a la gestión de Alberto Fernández, evitando supervisar directamente la gestión de dos organismos clave manejados por el cristinismo.
Las inspecciones que tienen lugar actualmente se realizan de manera virtual, pero de todos modos ni Luana Volnovich ni Fernanda Raverta tendrán contacto directo con funcionarios del FMI. De este modo, el organismo internacional intenta disipar las tensiones y eventuales actos de rebeldía de parte del cristinismo.
La decisión actual del FMI se suma a la anterior de aceptar que las inspecciones tengan lugar de manera virtual, para evitar eventuales rechazos al desembarco de funcionarios del organismo en Buenos Aires.
La revisión que tiene lugar actualmente entra en su tercera semana, y es la primera de 11 exámenes similares. Habrá dos más antes de fin de año y cuatro en el 2022. Y el último será en el primer semestre del 2025. En caso de que todos ellos sean aprobados recién entonces comenzará a aplicarse el acuerdo cuya carta de intención aprobó la junta del FMI el 25 de marzo pasado.
Si, en cambio, dos exámenes seguidos son desaprobados, el acuerdo caerá y deberán rediscutirse las cláusulas para un nuevo Plan de Facilidades Extendidas, mucho más duro que el actual.
Los evaluadores virtuales son Julie Kozac (directora adjunta para el Hemisferio Occidental) y Luis Cubeddu (encargado del caso argentino), y su tarea deberá ser aprobada por el director gerente para el Hemisferio Occidental, Illan Goldfjan.
Con su decisión, el FMI evitó que le explotara otra bomba interna al gobierno en lo inmediato. Pero no hay elementos de juicio que permitan esperar con optimismo las próximas evaluaciones.
