Ingresos activos e ingresos pasivos no son lo mismo: mientras que para generar los primeros nos pagan por cada hora trabajada y debemos cumplir con una determinada labor en el lugar de trabajo o a distancia, en el segundo caso percibimos ingresos con cierta frecuencia sin necesidad de trabajar y trabajar. Podemos estar disfrutando del tiempo libre, estudiando algo que nos gusta, desarrollando ideas, diseñando proyectos, viajando, comiendo o durmiendo. Los ingresos pasivos suelen generarse a través de inversiones financieras, royalties, negocios automatizados en Internet y alquiler de bienes (inmuebles, vehículos, aparatos tecnológicos y más). Si no querés tener problemas financieros, generar este tipo de ingresos es clave. Para ello, debés fijarte como meta no solo sumarlos a tu vida, sino también hacer que ocupen un porcentaje cada vez mayor del dinero que entra en tus arcas. Una fórmula que te ayudará a llevar un control sobre tu situación consiste en separar tus Ingresos Totales (IT) en Ingresos Activos (IA) e Ingresos Pasivos (IP) y proponerte como objetivo que todos los años sea mayor el porcentaje de IP que componen los IT. De esta manera aumentarán tus IT (porque los Ingresos Pasivos no tienen un límite al alza, como si lo tienen los Ingresos Activos en función de las horas que podés trabajar por día) y comenzarás a liberar tiempo de vida para dedicarlo a otros asuntos que disfrutes y te interesen más que tu trabajo diario. 2) Tus ingresos mayoritarios provienen de una sola fuente |