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La Cámpora derrotó a Alberto Fernández en la calle y suma más incertidumbre

 

No hubo carta de Cristina Fernández de Kirchner, ni ruptura del kirchnerismo abandonando el Gobierno de Alberto Fernández. Hasta se llegó a especular con una renuncia que se iba a anunciar en plena Plaza de Mayo. ¿Ahora cómo sigue la crisis? La ruptura expuesta parece no tener arreglo. 

Finalmente, no hubo carta de Cristina Fernández de Kirchner, ni ruptura del kirchnerismo abandonando el Gobierno de Alberto Fernández. Hasta se llegó a especular con una renuncia que se iba a anunciar en plena Plaza de Mayo, al mejor estilo de los Montoneros cuando se retiraron del acto ante las diferencias que venían manteniendo con el general Juan Domingo Perón ¿Ahora cómo sigue la crisis? La ruptura expuesta parece no tener arreglo y que todavía no llegó a su piso. 

“Estamos frente a una situación muy rara, el Frente de Todos no existe más tal como se conformó en 2019, pero lo más probable es que sigamos juntos porque con la ruptura perdemos todos”, resume a MDZ un diputado oficialista con buen diálogo con ambos sectores de la grieta oficialista.

Un Barón del CGA hace un paralelismo con el futbol: “Es la sabana corta, si te defendés no haces un gol, y si te rifas te liquidan de contraataque, acá pasa lo mismo, Cristina y los camporistas no se quieren quedar sin caja, ni romper el Gobierno, Alberto no puede darse el lujo de echarlos por debilidad política y además no tiene de donde sacar a los sucesores”.

Lo concreto es que, en la jornada de ayer, seguramente con un uso indiscriminado de recursos públicos, el cristinismo realizó una contundente demostración de poder en la calle contra el presidente y su decisión de acordar con el FMI. Algo nunca visto en la historia de los gobiernos peronistas, problemas de la bicefalia. “Fue una extorsión a Alberto, no se puede concebir, se fueron de mambo”, decían con fastidio en la Casa Rosada.

Probablemente estén en lo cierto ya que movidas como la de ayer usufructuando del 24 de marzo y los derechos humanos es una forma de intentar condicionar a Fernández. “Se le están acabando las municiones, si no logran imponerle su pliego de condiciones, cuál va a ser el próximo paso, ¿pedirle la renuncia, seguir con las cartas, volver a marchar contra Alberto?”, comenta con enojo un funcionario del Gabinete.

Todo parece indicar que nadie sabe a ciencia cómo evolucionará la guerra interna que tanta incertidumbre provoca en el círculo rojo. No parece fácil que el jefe de Estado acepte como condición previa a la negociación la salida del ministro de Economía, Martín Guzmán. También ella pretende que se le dé el lugar de principal accionista en la toma de decisiones. Difícil a esta altura. Quizás, la única solución a la vista pase por condicionar las aspiraciones de Alberto a la reelección y que acepte ser presidente de transición.

La otra pasa por el adelantamiento de las elecciones a gobernador de Buenos Aires de las PASO presidenciales. Cristina, Máximo y los intendentes bonaerenses con Martín Insaurralde a la cabeza están obsesionados con mantener el control del principal distrito del país, sobre todo cuando creen que el sucesor de Fernández puede salir de la Primaria de Juntos por el Cambio. Ven un paralelismo en las internas abiertas de la Alianza en 1988 cuando Fernando De la Rúa le ganó a Graciela Fernández Meijide y quedó un año antes virtualmente consagrado como el futuro presidente. Lo único que no cierra es qué puede hacer CFK. Ella se suponía que quería ser candidata a senadora, pero tendría que competir con las PASO presidenciales. La otra es que, como creen algunos, especule con suceder a Axel Kicillof.

Alberto “Beto” Valdez