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Cualquiera puede tener su estrategia de comunicación

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Cuando hablamos de estrategia corporativa, casi de manera automática, pensamos en una organización con cierta estructura, departamentos especializados, profesionales en cada área y un presupuesto a disposición, mínimamente. O por lo menos a la gran mayoría le sucede.

Pero esto es un error conceptual. Una definición de estrategia podría ser: “serie de acciones muy meditadas, encaminadas hacia un fin determinado”.

Por lo tanto cualquiera que tenga en claro su objetivo y se dé el tiempo para trabajar en todas las acciones o tácticas que crea correctas para alcanzarlo, está siendo estratégico.

La realidad es que ese estudio de posibilidades y caminos a tomar, tendrá el valor que le pueda aportar la persona que lo realice. Sus capacidades, conocimientos, experiencias y visión particular del negocio. Por lo tanto cada estrategia será distinta y más nutrida cuando diversas personas aporten sus saberes a esta.

La misma lógica se puede aplicar en cualquier área de la empresa y la comunicación no es una excepción. De hecho tiene un vector diferenciador en su desarrollo y es la presencia de la tecnología en esta ciencia.

Su injerencia ha dado un paridad de acceso a las herramientas, que no todos los departamentos de la empresa gozan.

“Una consultora de dos personas, tiene la posibilidad de usar las mismas herramientas de comunicación que una multinacional”.

Debido a esto, y por sobre todo en comunicación, es que debemos pensar en una estrategia. Porque si lo hacemos estaremos nivelando otras disputas que tiene la organización en el mercado.

Mucho más teniendo en cuenta que es un campo en donde el presupuesto tiene un fuerte valor, pero en el que la creatividad toma un papel multiplicador inmensurable.

Existen decenas de casos donde pequeñas empresas o personas, debido a una idea creativa, consiguen un fuerte impacto en su público. Lo penoso es que en muchas ocasiones sólo fue eso, o incluso una obra del azar y al no estar contenido y guiado por un objetivo madre, se dilapida todo ese logro y beneficio sin poder capitalizarlo.

Las nuevas tecnologías abren un sin fin de posibilidades, en mayor medida para las PYMES que en muchos casos, se ven condicionadas por su estructura y fondos para invertir.

Pero el mundo de la comunicación digital no tiene estos prejuicios y en muchos aspectos las nivela con grandes compañías. Por eso no se debe desperdiciar la oportunidad y ser profesionales y responsables con ello.

Hay que pensar estratégicamente sin importar el tamaño de la empresa para la cual trabajemos. Las acciones, la inversión y por lo tanto los beneficios serán acordes a los objetivos que esta tenga y no a su estatura, que aunque suene a lo mismo, tiene algunas diferencias.

En consecuencia, tener claro nuestro propósito es sin dudas el puntapié para tener éxito en la comunicación de cualquier empresa o negocio.

Trabajar en ellos con profesionalismo, creatividad y perseverancia nos dará enormes resultados, aunque trabajemos con pequeñas empresas.



Por Facundo Farias