En medio de las discusiones con el FMI aún queda definir lo más importante: la pregunta por la brecha cambiaria está a la orden del día, y la respuesta en el corto plazo, la que hace referencia al dólar financiero, la tienen dos personajes, dos entidades.
Parece contraintuitivo pero no lo es. ¿De quién depende el futuro de la cotización del blue? ¿Qué clase de señales se están enviando bajo la línea? En medio de las discusiones con el FMI -promedia la negociación con Kristalina Gerogieva y aún queda definir lo más importante- la pregunta por la brecha cambiaria está a la orden del día, y la respuesta en el corto plazo, la que hace referencia al dólar financiero, la tienen dos personajes, dos entidades, que resultan extraños al devenir doméstico. Como se verá más adelante, la cuestión es generosa en materia técnica pero no tanto.
Del seguimiento pormenorizado de lo que hagan estos gigantes depende en gran medida una de las cuestiones centrales de la economía. ¿Se habló de ellos con el FMI? Es probable. ¿Están conformes con las primeras definiciones del acuerdo? Probablemente no. Eso sí: existe un patrón de comportamiento que permite avizorar que la cotización de los dólares financieros, que sirven de guía al dólar blue, se mantendrán en niveles elevados, siempre guardando una referencia con la cotización oficial. Al menor por el corto plazo. Y también el mediano.
Huelga tener presente una referencia no menor: numerosos analistas de la economía argentina auguran que, de reducirse la brecha cambiaria que separa la cotización oficial de la financiera, hoy en torno al 105%, los incentivos para bajar la inflación serían más efectivos, un argumento poderoso que el Gobierno no debiera desestimar.
A riesgo de un enfoque reduccionista, el Gobierno mantiene una larga conversación por este tema con dos fondos. Son los megainversores Templeton y Pimco, los fondos más grandes del planeta. Sin una precisión acabada, se supone que entre ambos atesoran unos u$s 3500 M, si se toma en cuenta distintas estimaciones, si bien tenían tenencias en bonos de unos u$S 10.000 M a comienzos de 2020. Son fondos que habían realizado fuertes inversiones de compra de deuda en pesos apalancados en el entusiasmo de emisión de deuda de la gestión del ex presidente Macri y en las altas tasas de interés en los años 2016 y 2017.
Atrapados sin salida
Como es sabido, con las fuertes devaluaciones de mediados de 2018 en adelante a las que recurrían los funcionarios de Cambiemos, estos fondos vieron como una parte de sus inversiones se perdía irremediablemente con la caída en la cotización de los bonos en pesos y las dificultades para volver a dolarizarse. Esas dificultades se volvieron verdaderas trabas desde 2019, ya que el gobierno de Alberto Fernández comprendió que no había forma de mantener sin restricciones la brutal dolarización (fuga) que había tenido lugar. Tan importante se volvieron las trabas en el mercado de capitales que fue el propio ministro Guzmán el que hace algunos meses les ofreció un “escape” a los fondos para que pudiesen vender sus bonos en pesos y “recuperar” u$S 1500 M sin presionar la ventanilla de los dólares financieros del MEP y CCL.
Sin embargo, el registro más importante lo ofrece una fuente que forma parte de las negociaciones con el FMI. Sostiene que “para definir el futuro de la brecha cambiaria, lo más relevante es lo que harán los fondos que tienen bonos y que han quedado atrapados con sus inversiones en pesos”. Según la fuente, esos fondos “quieren salir” pero esperan que el Gobierno les ofrezca algún mecanismo para no “tironear” la cotización del CCL, hoy en $216. Señala que las últimas experiencias han generado una suba, ya que suelen vender títulos y comprar los mismos bonos en el exterior, lo que resulta en una suba del CCL que suele arrastrar al MEP y al blue. Esa fuente agrega una información importante: señala que cada vez que la brecha comienza a achicarse, los fondos “aprovechan” ese comportamiento para hacer sus operaciones de salida, con la consecuente suba. Así, mantienen un piso alto y por ende, una brecha bastante rígida.
Como se dijo, el dólar (CCL) -operado con el bono GD30- terminó el viernes en los $216,21, por lo cual acumuló un retroceso de 2% (-$4,03) en la semana y un recorte de 6,5% (-$14,94) desde que el Gobierno anunció el entendimiento con el FMI. Por su parte, el dólar MEP se hundió 2,2% (-$4,64) en los últimos siete días hasta los $207,59, a la vez que mostró un declive de 7,2% (-$16,16) desde el principio de acuerdo con el organismo multilateral de crédito. Desde los anuncios del presidente y el ministro de aquel viernes 27 de enero, las brechas con el oficial se contrajeron casi 17 puntos hasta el 103,7% en caso del CCL, y 18 puntos hasta el 95,6% en el caso del MEP. El blue cerró en $215,5.
La historia se repite
Atrás parece haber quedado también la intervención del BCRA y CNV en la cotización del CCL, que se utilizó para administrar esa salida. Muchos recuerdan que hace unos meses, con un acceso a los dólares muy restringido, el BCRA intervenía en el CCL vendiendo bonos, lo que había generado una diferencia entre el valor del billete en el mercado de contado con liquidación “oficial” y el contado con liqui libre de regulaciones, que se negociaba entre privados en el segmento conocido como SENEBI (segmento de negociación bilateral). Ese sistema también fue desarticulado.
Cae de maduro que esta problemática se encuentra en las conversaciones entre el Gobierno y el FMI. Y que, por ahora, el FMI no ha habilitado mecanismo alguno para dolarizar gran parte de las tenencias mediante un canje de los títulos en pesos en su cartera por bonos en dólares, tal como hizo Guzmán en su momento. Se estaría cambiando deuda en pesos por deuda en dólares, algo que probablemente, una parte del Frente de Todos no vería con buenos ojos.
ambito