Entradas
El evento, en el que poco se habló del retorno de la democracia y gran parte de el mismo versó sobre la militancia oficialista y la actual administración de Alberto Fernández, dejó un basural y numerosos destrozos en la vía pública.
El motivo, al menos en el plano oficial, era el de celebrar un nuevo aniversario del retorno de la democracia a la Argentina, luego de la dictadura cívico-militar que asoló al país entre 1976 y 1983. En la práctica, sin embargo, el objetivo fue el de un acto militante de tinte kirchnerista que buscó apuntalar la alicaída imagen del presidente Alberto Fernández y limpiar, con el codo y como se pueda, el preocupante prontuario de su compañera de fórmula, Cristina Fernández de Kirchner.
A pesar de que el evento se promocionó como libre y gratuito, nunca lo fue para el conjunto de los argentinos, que lo pagó -con creces- con sus impuestos. Sólo la preparación y organización del acto, le costó al gobierno nacional unos 40 millones de pesos, en momentos en que la propia administración de Fernández hace verdaderos malabares para enfrentar compromisos de deuda que están muy por encima de sus capacidades.
Según se desprendió de un informe del ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana porteño, la reposición de césped, baldosas y tapas, la puesta en valor de postes, semáforos y luminarias, tendrá un costo de 13.5 millones de pesos. A esto habrá que sumarle la limpieza y recolección de residuos, por otros 6 millones.
En total, serán más de 59 millones de pesos, en un país que difícilmente pueda prescindir de uno sólo de ellos, destinados a un acto que poco y nada tuvo de reivindicación de la democracia, y mucho de militante.
