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Internismo al palo UCR, la hoguera de vanidades

 La conocida ruptura radical en la Cámara de Diputados de Nación generó una espuma que lejos está de bajar en su densidad. La efervescencia promete continuar y tiene relación con una libre exposición de proyectos personales y sectoriales.


Lo cierto es que el senador nacional de CABA, Martín Lousteau, prefirió sostener con firmeza sus argumentos avanzando sobre los límites pensados por el resto de quienes transitan dentro del espacio Juntos, que se consagró como la coalición opositora que acaba de ganar sus elecciones.

También es cierto que pudo sonar a provocación total para Evolución, sector del economista, la postulación de un radical como Mario Negri, quien perdió en las PASO en Córdoba cuando tal vez –y aunque suene contrafáctico- se pudo haber postulado a otro legislador para obtener la jefatura de bloque. Ese sitial se configuró en la preciada presea de los sectores encolumnados con el citado Lousteau y del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.  La tensión se percibía en el ambiente y cuando las tensiones son extremas e irritantes siempre se recurre a alguien alternativo. A un amigable componedor.

El parámetro de un triunfo en las PASO y la cosecha de importantes triunfos en otras provincias parecen sustentar los argumentos del legislador porteño.  En varios distritos encabezaron candidatos que responden a su más selecto entorno.

No obstante, desde otros sectores cruzan ese fundamento de la “actualidad” de ciertos triunfos regionales con el de la “sedimentación” de resultados históricos. Esto se refiere a la importante elección en 2019. Es la famosa elección del 41 por ciento en sociedad con el Pro y la Coalición Cívica. 

Por eso, desde el sector interno más cercano a Mario Negri y a Morales resaltan que esos votos valen mucho y que los legisladores obtenidos en esa traumática elección también se cuentan de a uno.

La adjudicación de rebeldía al sector de Evolución también pasa por la breve historia que algunos de sus dirigentes, como el propio senador nacional, pueden describir en su perfil personal. 

Es cierto que en una UCR destruida desde el 2001 con fuga de cuadros durante algunos lustros hacia aventuras tales como el GEN, la Coalición y otras expresiones, dejaron estructuras desmadradas. También es cierto que la antigüedad, aunque no sea un grado o condición, está inventariada en la cultura política de los hombres de Alem.

En ese sentido, quienes permanecieron en las penumbras de un partido a punto de cerrar sus puertas y decidieron no irse –aun en contra de intereses personales- también quieren hacerse oír por encima de esta grieta interna.

Uno de ellos Federico Storani quien, junto a Juan Manuel Casella, se siente con esa autoridad moral para criticar por igual a ambos rivales atribuyendo una circunstancia natural y propia de ciertos crecimientos coyunturales como fue una recuperación electoral.

El ex diputado nacional aludió a una hoguera de vanidades y a una especulación fuerte que hace adelantar las ambiciones por el 2023 y donde la pelea por el comité nacional es, tan solo, una etapa de estudio. Algo así como los primeros rounds de una pelea de boxeo.

Es cierto que ni Storani ni Casella tienen cuota de poder partidaria o legislativa y, por lo tanto, nada tienen para perder. Pero, como a ellos les gusta señalar, son los “guardianes doctrinarios” y su mensaje suele llegar por igual a cada comité partidario.

En un análisis provisorio, Storani y Casella tienen alguna cercanía más afectiva, desde la mirada partidaria y política, hacia quienes componen Evolución. Esto persiste aún después del barquinazo que Lousteau pegó con un sorpresivo apoyo a Facundo Manes y a Maxi Abad cuando había que negociar las listas de candidaturas. Hay que recordar que Lousteau, junto a Federico StoraniGustavo PosseCasella y Fabio Abraham integraban la lista 114, que obtuvo el 49 por ciento en las internas de marzo. 

Cabe resaltar que la maniobra de Lousteau desequilibró la relación de fuerzas y aquel gesto de apoyo le permitió al senador cobrar con buenos cargos legislativos que acaban de plasmarse en la Legislatura y en concejos deliberantes.

Más allá de una cercanía o coincidencia primaria, también está el reparo de ver algún apuro muy personalista por cuestiones muy domésticas como jefaturas de bloque y demás cargos.

La 114 “residual” por así decirlo, prefiere debatir sobre definición de proyectos y propuestas políticas y, sobre todas las cosas, la institucionalización de Juntos y la relación con el Pro. De esa agenda parecen participar todos, pero las disidencias están sobre cuáles son las prioridades en ese abanico de asuntos.

En tan alto clima deliberativo el radicalismo parece ignorar o posterga definiciones que podrían ser urgentes, como es qué hacer ante la propuesta de algunos socios “amarillos” de incorporar como sector a los “liberales” José Luis Espert y Javier Milei. O avanzar hacia una agenda legislativa propia o compartida con el resto. 

Tal postergación parece que tiene una única razón y es la definición del próximo presidente del comité nacional. El viernes próximo, la deliberación del plenario de delegados por cada una de las provincias y CABA será la cristalización de la máxima tensión de rivalidad entre quienes siguen a Morales y a Lousteau

Hasta ese entonces quedará congelado en el tiempo toda actividad y suspendido cualquier otro debate, porque puede escribirse un importante capítulo en la historia del partido centenario.


 (www.REALPOLITIK.com.ar)