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El triunfo de Boric impacta en los planes de Alberto

 El triunfo de Gabriel Boric en las elecciones presidenciales chilenas impacta en los planes regionales del gobierno de los Fernández. Éstos concretaron la semana pasada su mayor apuesta internacional al invitarlo a Lula como orador en los festejos del 10 de diciembre. La jugada fue por demás audaz, por el daño que provoca en la ya gélida relación con el gobierno de Jair Bolsonaro pero sobre todo por el deterioro que puede producir en el funcionamiento del Mercosur. Alberto y Cristina privilegiaron su alianza con el PT brasileño. Para el presidente, las chances de pelear su reelección serían más fuertes si aparece como uno de los gestores de la candidatura presidencial de Lula. El retorno de éste al poder -según este plan- influiría para que la reelección de Alberto tenga una plataforma continental. Esto no quiere decir que el discurso kirchnerista sea el mismo que el de Lula. Por ejemplo, hay diferencias sustanciales. El brasileño tiene una visión del endeudamiento mucho más moderada y contemporizadora con el FMI, que la retórica supercrítica de la Casa Rosada. De hecho, Brasil carece de un problema importante en su relación con los organismos financieros internacionales.

Muchos protagonismos

La irrupción de Boric en el primer plano viene a ampliar el espacio de la izquierda moderada. El nuevo presidente chileno es sumamente crítico del régimen nicaragüense y su apoyo al régimen venezolano es por demás reducido. A primera vista, Boric podría ubicarse a la derecha de Lula y Alberto y puede ser un puente con la administración Biden. La ola progresista en Sudamérica se completaría si se mantiene la ventaja que Gustavo Petro mantiene en las encuestas en Colombia. Si aparte de Boric, Petro llega al poder, el rol estelar de Alberto quedaría reducido y tal vez su mejor opción sea la de ser mediador entre las izquierdas duras (Venezuela y Nicaragua) y las blandas (Chile y Brasil) en un bloque regional donde van a aparecer seguramente importantes diferencias. Mientras tanto, el kirchnerismo podrá aprovechar las circunstancias para publicitar que la ola izquierdista en la región servirá para estabilizar el actual régimen argentino.

Carlos Tórtora