Desde Vaca Muerta presionan por el impacto en la producción del freno a surtidores y las petroleras empiezan a fijar cupos de entrega a estaciones de servicio.
La alarma empieza a sonar en Vaca Muerta, y los efectos empiezan a alcanzar hasta a los surtidores de combustibles de las estaciones de servicio.
Es que las medidas electorales que viene anunciando el Gobierno de Alberto Fernández para aliviar el bolsillo de la gente tendrá un fuerte impacto en la producción y los niveles de actividad.
El tema es complejo e involucra varios factores: los combustibles empiezan a quedar atrasados por presión del dólar, el aumento del precio barril de petróleo y el aumento de los biocombustibles, y la estimación es que acumulan un retraso del 5%.
Tras la paralización de 2020 por el coronavirus, el gobierno de Alberto Fernández autorizó, a través de YPF, 7 aumentos de combustibles hasta mayo para descongelar los surtidores que quedaron paralizados durante casi todo ese año. Pero desde aquel mes no hubo movimientos en las pizarras.
El objetivo era empatar la inflación proyectada para el año, sin embargo, la actualización del dato supera el 45% y el sector vuelve a crujir. Pero tras el resultado de las PASO nada hace suponer que vayan a autorizarse nuevas subas.
Para analizar los efectos de un congelamiento de combustibles en Vaca Muerta, el diario 'Río Negro' hizo una comparación con agosto de 2019 cuando el gobierno de Mauricio Macri, tras una abultada derrota en las PASO presidenciales, anunció una batería de medidas con fuerte impronta de gasto social y, entre otras, congeló el precio de los combustibles buscando controlar una desbocada inflación.
"La medida, que fijó un techo para el valor del barril de crudo y un tipo de cambio para el sector, en los hechos pesificó la comercialización del petróleo en el país y le asestó, casi a traición, una puñalada a un sector que venía en buenas migas con el Ejecutivo. Por entonces se vivía situación similar a la que experimenta hoy, con números récord, Vaca Muerta. El resultado de aquellos 90 días de incertidumbre fue catastrófico", sentenció el medio de una de las provincias petroleras.
Y continuó: "El costo colateral solo de la pausa para los surtidores fue de 11.000 millones de pesos. Además, hubo un fuerte daño político que terminó con un reclamo de cuatro provincias productoras, encabezadas por Neuquén y Río Negro, en la Corte Suprema de Justicia y con una sustancial pérdida de confianza por parte de la industria petrolera que había vivido con Macri una luna de miel".
Efectos colaterales
En un resumen de las consecuencias afirma que:
Y ahora esa situación amenaza con repetirse por varios motivos:
- por un lado porque la estimación que se utilizan en la industria petrolera, de un litro de nafta a un dólar, ya tiene un marcado atrasado,
- y por otro, porque en el gobierno nacional triunfó el sector que pide un aumento del gasto social y un ajuste en los surtidores iría a contramano de los deseos electoralistas.
Combustibles, precio del barril y cupos de entrega
Uno de los factores que se mencionó al principio del artículo es el del precio interno del petróleo que se atrasó demasiado con relación al internacional. El Brent (principal referencia del barril en el mundo occidental) se acercó el viernes los 80 dólares, y junto con la suba explosiva del gas natural licuado (LNG), se convirtió en uno de los emergentes del escenario de precios al alza que se registró en las últimas semanas.
En el canal mayorista se sintió fuerte el impacto de la suba del Brent y de derivados del petróleo, según publicó el sitio especializado 'EconoJournal': "El precio del gasoil que compra el agro y empresas industriales venía aumentando en los últimos tres meses, pero en septiembre se incrementó casi un 10%".
Es que como no pueden aumentar sus precios en el retail por la negativa de YPF (controlada por el gobierno), el resto de las refinadoras (Axion Energy, Raízen, Puma (Trafigura), Gulf, Dapsa y Voy, entre otras) empezaron a trasladar el margen del negocio al canal mayorista.
"Varias refinadoras empezaron a cuotificar la asignación de combustibles para su red de estaciones de servicio. Eso significa que las estaciones de bandera que no son propiedad de las petroleras (pertenecen a terceros) no podrán solicitar un cupo superior de gasoil que el que vendieron el mes pasado. Con esta medida, las refinadoras buscan evitar dos cuestiones: primero, que los estacioneros sobre-almacenen combustible a la espera de que el precio del gasoil siga subiendo. Y, segundo, que revendan gasoil a clientes en el mercado del agro y también a industrias", explica el sitio especializado.
Por ello, afirma que "en la medida que sea más negocio comercializar gasoil en el segmento mayorista, que representa entre un 20% y un 30% de las ventas totales de las refinadoras, es probable que se empiecen a ver mangueras cruzadas en las estaciones de servicio".
"No es que vaya a faltar gasoil en el corto plazo. Pero el mercado siempre trata de encontrar los mecanismos para direccionar producto hacia los segmentos que defiendan margen. Si vender gasoil a precio congelado en las estaciones no es negocio, las petroleras y estacioneros van a competir para quedarse con los clientes en el mercado mayorista", analizó el gerente comercial de una petrolera.
Y, por cierto, nadie espera que haya algún cambio en la política de precios de YPF hasta después de las elecciones.
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