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Felipe Solá: “No me pareció apropiada la forma con que me anunciaron mi salida"”


 

En CNN Primera Mañana, el excanciller habló de su remplazante Santiago Cafiero, de cómo fue su reemplazo, de Cristina Fernández de Kirchner y también de la relación de Argentina con el mundo. “Tomaría un café con el presidente o con Santiago Cafiero si me llaman”, afirmó en la entrevista con Nuria Am.

 

 


 

Te comparto los principales textuales de la entrevista emitida por CNN En Español:

¿En qué situación está hoy la Argentina respecto de la CELAC, donde estaba cuando fue reemplazado en el gobierno?

“LA CELAC cambia de presidente en enero, lo va a decidir en noviembre. Son 32 países de América latina y el Caribe, están todos, cualquiera sea su ideología: están Cuba, Venezuela, Nicaragua y también los que eran el Grupo de Lima. El único que no está es Brasil, que se fue cuando asumió Bolsonaro. Va a ser presidente argentino, porque solo se opone Nicaragua. Es un trabajo largo, muy vinculado a que el presidente actual ha sido México y nosotros entablamos de entrada una relación muy estrecha con México y entonces México nos apoyó para que lo sucediéramos y eso es muy importante. Como no se vota, sino que es por consenso, eso será en noviembre.”

 

¿Cómo está la relación con Nicaragua?

“No estamos con el embajador presenta allá, el embajador ha sido llamado a consulta hace dos meses y está acá. Lo mismo hizo México. La relación está tensa. Nicaragua tomó una actitud muy solitaria, en el sentido que no es apoyada por nadie. Todos los demás países dijeron expresamente que nos apoyaban. Espero que se solucione de alguna manera.”

 

¿Complicó las cosas en la CELAC su no participación de la cumbre?

“No, no las complicó. Había 16 presidentes ahí. Y el tema no estaba en la agenda para no tener problema con Nicaragua. Solamente que el canciller mexicano, que es una persona muy importante en toda la región, me llamó por teléfono y me dijo: ‘Yo prefiero que vengas porque es importante tu presencia’, como canciller que todavía lo era. Entonces yo fui, pero en el camino me informaron que no era más canciller, entonces fui igual pero envié al embajador y al subsecretario de América latina que lo hicieron muy bien. Preparamos el discurso bien y la respuesta por si había un problema con Nicaragua. Y salió bien.”

 

¿Con quién se encontró después de la sorpresa de que no era más canciller?

“Muchos estaban sorprendidos, llegué muy tarde porque íbamos en un avión de la Fuerza Aérea que tiene que hacer muchas escalas. Y me esperó el canciller Ebrard de México y tuvimos una reunión en el aeropuerto, tarde. Fue muy deferente de su parte, y él mismo me dijo que dada la situación de Nicaragua era preferible que yo no estuviera para que no se exacerbara el ataque. Igual hubo ataque, igual hubo respuesta. Los cancilleres estaban sorprendidos, tuve relación con todos. Yo me fui recibí mucho afecto, mucho apoyo después de la asamblea me llamaron al hotel o vinieron al hotel muchos cancilleres.”

 

¿Qué pasó?

“Hubo una crisis política que todos conocemos que se desató la semana siguiente a las elecciones y hubo decisiones de cambio de gabinete, la más importante creo que es la del Jefe de Gabinete, la llegada de Juan Manzur. Y a último momento se decidió que Cafiero no quedara afuera del gabinete. Esa fue la razón que aparentemente motivó que me pidieran la renuncia.”

 

¿Lo imaginó en algún momento?

“No, yo pensé que no iba a ocurrir con la Cancillería, la Cancillería funcionaba y funciona muy bien.”

 

¿Se sintió defraudado o herido?

“Sí, la forma en que lo recibí, un llamado del propio Cafiero me pareció que no era la apropiada por una cantidad de razones.”

 

¿Cómo lo ve a Cafiero en su lugar?

“No tengo aún la perspectiva de cómo será su cancillería. Creo que lo que tenga de inexperiencia lo puede solucionar con la cercanía que tenga con el presidente. Esa cercanía es muy importante para el canciller, porque en la política exterior se toman decisiones que impactan a todos los argentinos y no a un sector. Y entonces hay que tener mucho cuidado en ese sentido. Y uno tiene que ser muy coherente con lo que piensa el presidente. Y para eso tiene que saber permanentemente, varias veces por día a veces, qué piensa el presidente. En ese sentido creo que Cafiero tiene esa ventaja. Y creo que tiene otra desventaja de inexperiencia, en la política y en lo diplomático. Creo que hay que verlo caminar.”

 

¿Usted tenía esa cercanía? ¿Le costaba hablar con el presidente?

“Yo tenía una cercanía menor a la de Cafiero. A veces sí, dependía. Hubo temas como la pandemia, la deuda, el problema económico, que también hacían que algunas cuestiones de política exterior fueran vistas como secundarias. Y otras no. Viajé con el presidente muchas veces estuve con él en teleconferencias. Pero hay una intimidad entre Cafiero y el presidente que supongo será positiva.”

 

¿Pudo hablar después con el presidente?

“No, uno habla con el presidente cuando lo llaman. No me llamó. Fue solo el famoso WhatsApp. Yo estaba en el avión en El Salvador. Me envió un WhatsApp. Yo le pedía que no se anunciara la noticia para así yo no quedaba desapoderado en México, pero la necesidad de anunciar el gabinete nuevo era muy grande. Me contestó explicándome que los tiempos eran distintos y que lamentaba mucho que así fuera.”

 

¿Habla con Cristina o lo hacía regularmente?

“No, muy poco, casi ninguna. Me comunicaba a través de otras personas algunas veces. Hablé con ella en noviembre del año pasado, tuve una charla personal y después no he hablado con ella. Le he enviado documentos cuando consideraba que eran importantes ante algún problema serio como el de Chile, que estoy segura que ella lee. Pero no he tenido relación frecuente.”

 

¿Esperaba un respaldo de ella por su salida del Cancillería?

“Yo recibí algunas señales de apoyo en ese momento, no oficiales, en ese sentido. Indirectas. Hay que entender esto: se solucionó un conflicto político con un nuevo gabinete. Vamos a elecciones. La unidad −no una unidad pegada con plastilina−, la unidad de sentido que da el saber a qué objetivos vamos, qué vida queremos y que vida no queremos, hace que todas estas cuestiones sean menores. Suelen ocupar mucho espacio en los diarios pero en el fondo son menores. Si uno se retirara o lo pudiera ver de más arriba o dentro de uno o dos años, se va a dar cuenta de que lo importante hoy es fortalecer al gobierno, repuntar en las elecciones y prepararse para dos años en el que el desafío es repuntar la economía argentina.”

 

¿Puede el gobierno repuntar en las elecciones?

“Hay una chance. Va a ajustar un poco más. Me parece que algunos estaban distraídos. Me gustaría que ganaran, ojalá ganen, hay que ajustar las marcas.”

 

¿Qué le pareció la carta de Cristina?

“Me conmocionó porque se refería a un problema interno, me preocupó mucho que se agudizara mucho más. Me parece que hay algo a favor de esa actitud y es que no se juega por abajo: se juega a la vista de la gente que votó. Y eso tiene su valor.”

 

¿Esperó que Alberto Fernández rompiera?

“No, no hubiera podido enfrentar las elecciones si tomaba esa decisión. Y además se hubiera quedado sin Congreso. Se hubieran roto acuerdos muy fuertes del año 19 que lo llevaron a un triunfo muy importante. Creo que hubiera sido casi una deslealtad con el pueblo argentino. Una vez que uno está ahí, las cuestiones personales, las cuestiones de poder quedan postergadas. Uno tiene un deber de gobernar, de llevar tranquilidad. Si la única manera de llevar la crisis era la carta, bueno. Yo creo que la carta sirvió en el sentido de que la crisis al día siguiente se empezó a solucionar. Lo demás era una crisis impredecible, que por ahí era muy larga y que la gente está muy mal en la Argentina después de la pandemia y con la caída del PBI y no hay derecho a que viva pensando que aquellos a los que votó se están peleando todo el tiempo.”

 

¿Volvería a dedicarse a la política y a lo público?

“La política no se abandona nunca. A un cargo público no sé, creo que no. Lo que uno necesita es estar vinculado, buscar la mayor cantidad de vínculos posibles. Y el peronismo cada vez va a necesitar más vínculos y recuperar vínculos. Inclusive con gente que está en la oposición y se puede conversar también. Porque para gobernar un país en la situación de la Argentina, tan difícil, que no tiene moneda, hacen falta hacer acuerdos políticos profundos.”

 

¿Cómo es la relación con Venezuela hoy?

“La relación es relativamente buena, si bien no hay embajador en las dos puntas: hay encargados de negocios, que algo quiere decir. Pero varias veces Argentina fue invitada a mediar entre la oposición y el gobierno de Maduro. Creo que el presidente fue prudente en ese sentido. Pero Noruega siguió y consiguió que estén sentados en México oficialismo y oposición. Nosotros formamos parte del Grupo de Contacto, con la Unión Europea, salimos del Grupo de Lima. No admitimos que la relación con los países de Sudamérica pasara solamente por qué pensaban de Venezuela. Las condiciones del pueblo venezolano no estoy en condiciones de decir si hay empeorado −ya estaba muy mal−y o no, pero creo que políticamente el gobierno de Venezuela ha ganado oxígeno al tener abiertas las conversaciones en México. Y la oposición empieza a darse cuenta de que si no se presenta a elecciones va a ser olvidada o reemplazada por otros. Todos tienen sus necesidades y allí van. Como hemos dicho siempre: no se soluciona esto si no es por la via del diálogo político y entre venezolanos. Yo estoy conforme con que estén discutiendo en México.”

 

 

¿Fue acertado salir del Grupo de Lima y formar parte del Grupo de Contacto?

“Absolutamente. El Grupo de Lima fue generado por el expresidente Trump, obedecía directamente lo que venía de Washington y la verdad que no había avanzado un centímetro con Venezuela. Y nosotros nos dimos cuenta de que todo el tema era ideológico y no había política. Y si no hay política no se puede resolver el problema, si no hay una negociación política. El Grupo de Lima pretendía arreglar Venezuela sin Maduro y nosotros sabemos que tiene el poder fáctico, es el presidente y tiene las fuerzas armadas: para que no haya sangre hay que negociar una salida (o que no haya más sangre). Y a eso se negaba el Grupo de Lima. Entonces salmos y entramos en contacto con Europa y otros países de América latina también. Desde el punto de vista de la tensión política, eso ha bajado en Venezuela. Obviamente, no basta. El pueblo venezolano tiene graves problemas de abastecimiento, etcétera, y además es víctima también de las sanciones que impuso el expresidente Trump y que lamentablemente no se han levantado todavía. Y que deben ser levantadas porque no se puede perjudicar a un pueblo por estar en contra de su presidente o discutirle cuestiones que nosotros mismos hemos admitido como violaciones de los derechos humanos. Hemos votado en Ginebra, dos veces si no me acuerdo mal, a favor de los informes de la Alta Comisionada Michelle Bachelet y en contra de la postura de Venezuela en el tema derechos humanos.”

 

¿Para usted en Venezuela hay democracia?

“No, hay una democracia que no es completa. Pero para demostrar que esa democracia no es completa tiene que haber elecciones libres y más democracia. Y tiene que haber una oposición que se presente: unida, desunida o como sea, pero que se presente. Que si cree en la democracia, vaya por las vías democráticas y no por las vías golpistas. Porque este presidente que hay tiene, además del ejército, un apoyo que no sabemos si es el 20 o el 25 o el 30, no sabemos, y la verdad que eso obliga a enfrentar elecciones.”

 

¿Tenía diferencias como Canciller en el gobierno respecto de la democracia en Venezuela?

“Si hay democracia o no es una pregunta que puede ser capciosa. Hay una democracia totalmente imperfecta porque los partidos de la oposición, las cúpulas, están intervenidos.”

 

No es el pensamiento que expresan el presidente o la vicepresidenta…

“El presidente se ha expresado varias veces en este sentido. Y la vicepresidenta ha hecho muy pocas declaraciones, o ninguna, sobre Venezuela. Porque sabe que esta Venezuela no es la misma que ella conoció como presidenta. Es muy importante esto: uno puede decir: esta democracia es imperfecta. Ahora, ¿cuál es la forma de solucionar el problema? Porque detrás de la palabra si hay o no democracia, si no hay democracia entonces hay derecho a la intervención bélica o al violencia.”

 

¿Cómo ve a Bolsonaro?

“El presidente Bolsonaro siempre jugó duro con Argentina y también con un gran sector del pueblo brasileño, de una manera provocativa y desafiante. Está recogiendo frutos negativos de eso. Para nosotros es un mercado muy importante, le vendemos productos caros, hay que pensar en eso siempre. Y al mismo tiempo es muy difícil ponerse de acuerdo con un presidente que siempre recurre a ataques a la Argentina absurdos. Atacó también a la familia de Alberto Fernández. Es difícil. Pero me parece que la función de la diplomacia y del canciller es acercar posiciones y mantener vigente el Mercosur, que algunas personas como el ministro de Economía Guedes y el propio Bolsonaro también quisieran eliminar. Pero por suerte hay fuerzas en Brasil, económicas, un mercado, otras fuerzas políticas, que defienden al Mercosur y eso nos sirve para mantener vivo algo que es muy importante que es seguir exportando. Obtener los dólares que necesitamos de nuestro primer comprador, que dependiendo del mes es China o Brasil.”

 

¿Cómo es la relación con Uruguay hoy?

“Uruguay ha tenido una relación muy dura con el Mercosur, muy ideológica respecto del Mercosur. Y tiene un presidente que usa cierta rebeldía contra Argentina como un elemento de política interna que le da réditos. Por supuesto, eso no puede durar mucho. Pero nosotros somos acreedores en la relación bilateral, Uruguay nos debe más cosas de las que les debemos nosotros. Por ejemplo, que los barcos que pescan en la zona de Malvinas ilegalmente se reabastecen en Montevideo.”




CNN