El Central permite ahora que las entidades integren deuda pública con encajes hoy volcados a Leliq. El stock disponible es mayor a $700.000 millones pero la suscripción será voluntaria.
Tras culminar cinco meses de prudencia fiscal y monetaria, que le permitieron a Martín Guzmán avanzar mucho más en línea con el programa financiero anual de lo que el mercado descontaba, se avecina un tercer trimestre exigente en materia de vencimientos de deuda en pesos. Sobre todo julio y agosto, que concentran pagos por alrededor de $1 billón.
La intención oficial es renovar esos compromisos y obtener un fondeo adicional para minimizar las necesidades de asistencia monetaria del Banco Central. Pero el desafío es grande. En busca de apuntalar esa posibilidad es que el BCRA habilitó que a partir de junio los bancos puedan migrar la porción de encajes integrada en Leliq a títulos de deuda del Tesoro. Si bien el stock potencial supera los $700.000 millones, un informe privado estimó que Economía podría hacerse de unos $90.000 millones adicionales por esta vía al tratarse de una medida de carácter voluntario.
El Central estableció que los bancos podrán desarmar de forma optativa la porción de los encajes (la parte de los depósitos que debe quedar inmovilizada de forma precautoria) que hoy tienen colocada en Leliq y volcarla a las colocaciones primarias de la Secretaría de Finanzas para comprar títulos públicos. Podrán suscribir cualquiera de los bonos o letras del Tesoro pagaderos en pesos (a excepción de los dólar linked) con plazo remanente de entre 180 y 450 días, y no serán considerados para el tope de exposición de los bancos al sector público. Además, para alentar el uso de esta alternativa, la entidad que preside Miguel Pesce se comprometió a recomprar los títulos en caso de que los bancos lo requieran mediante una ventanilla de liquidez inmediata.
Producto de la masiva absorción de pesos que realiza el BCRA para evitar tensiones cambiarias, el stock actual de Leliq asciende a $2 billones. De ese total, hay entre $700.000 y 750.000 millones integradas con encajes bancarios, que es el tope que podría migrar a instrumentos del Tesoro. En base a datos oficiales, la consultora 1816 estimó que el 38% del monto en cuestión está en manos de bancos públicos, el 35% de entidades privadas de capitales nacionales y el 27% de bancos extranjeros.
Al ser una opción voluntaria, no es de esperar que los bancos migren el total de encajes colocados en Leliq a bonos del Tesoro. Tanto en el Gobierno como en el mercado coinciden en que la cantidad dependerá de la evaluación que realicen las entidades en función de las tasas que ofrecen el BCRA y Economía, los plazos y el perfil de riesgos que prefieran asumir. Las Leliq del Central son letras a 28 días que pagan una tasa nominal anual del 38% pero, al estar alcanzadas por el impuesto a los Ingresos Brutos que estableció el Ejecutivo porteño, en los hechos tienen un rendimiento del 35%. En tanto, las letras del Tesoro a 180 días pagan una tasa cercana al 41%.
Con todo, un informe de Delphos sostuvo que en el margen la medida aportará “mayor disponibilidad de financiamiento para el Tesoro”. ¿Cuánto? 1816 realizó una proyección: “Si suponemos que el 20% de las Leliq que actualmente encajan los bancos públicos, el 10% de las de los privados nacionales y el 5% de las de los privados extranjeros ahora se swapean por títulos del Tesoro, esto incrementará la asistencia al fisco en alrededor de $90.000 millones (12% del stock total de Leliq que se encaja)”.
Para el Gobierno no es una suma menor. Equivale a casi el doble del fondeo neto conseguido en mayo ($49.500 millones) y, según la consultora, al 15% de los $600.000 millones que necesita conseguir en el mercado a lo largo de 2021 para cumplir con el programa financiero del Presupuesto. Entre enero y mayo, Economía obtuvo $198.000 millones de fondeo neto, un tercio de la meta. Pero lograr que la migración de los encajes bancarios se traduzca en financiamiento neto para el Tesoro implicará un importante desafío ya que entre junio y agosto vencen alrededor de $1,2 billones.
Con todo, esta medida se enmarca en el objetivo oficial de ampliar el financiamiento en el mercado y minimizar la asistencia del BCRA al fisco, bajo la idea de que una mayor emisión de pesos iría a presionar a los dólares paralelos. En lo que va del año, la disciplina fiscal (0,2% del PBI de déficit primario en el primer cuatrimestre) hizo que Economía solo demandara asistencia monetaria por 0,6% del PBI, lejos del 3,9% de 2020 y en línea con el nivel de 2018.
Hacia delante, la dinámica dependerá del impacto de la segunda ola en los ingresos y del resultado de los debates dentro de lo oficialismo sobre la necesidad de una ampliación del gasto para paliar los efectos sociales de la pandemia. Lo cierto es que con el bajo rojo acumulado el Gobierno se guarda un margen para ampliar las erogaciones en los próximos meses sin salirse del déficit de 4,5% del PBI presupuestado.
En ese marco, algunos analistas señalan que la medida no tendrá mayor impacto en términos monetarios. Como el dinero colocado en Leliq no circula, el monto que se desarme implicará emisión ya que el Tesoro lo utilizará para afrontar sus necesidades fiscales. Esa vía reemplazaría la asistencia directa del Central. “Tiene más un impacto simbólico que macroeconómico dado que elimina al BCRA como intermediario entre las entidades financieras y el fisco”, planteó 1816. Otros señalan que sí podría ayudar a minimizar la emisión porque la autoridad monetaria podría reabsorber esos pesos mediante la colocación de nuevas Leliq no integradas con encajes.
Federico Furiase, director de Eco Go, señaló que sí podría haber expansión en caso de que se active la recompra de los bonos por parte del Central: “Podría terminar generándose por esa vía un financiamiento monetario adicional a los límites que ya existen para adelantos transitorios y transferencia de utilidades”.
Respecto de la montaña de pasivos remunerados del Central, el desarme traería un alivio de corto plazo en el margen. Delphos consideró que el stock de Leliq podría reducirse momentáneamente pero que, cuando el Tesoro vuelva a circular esos pesos, “el BCRA deberá contraer nuevamente la base monetaria”, por lo que se mantendría el nivel a mediano plazo.
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