La agresión física ejecutada por el diputado Vivero contra su colega Fernando Iglesias es de una gravedad inusitada.
Tolerarla significaría legitimar la violencia como mecanismo válido de resolución de disputas políticas. De ahí que sea imprescindible remover a dicho legislador por inhabilidad sobreviniente, en los términos del art. 66 de la CN.
No hacerlo llevaría al Poder Legislativo a la ley de la selva.
Los diputados que se nieguen y consideren que el episodio referido es meramente anecdótico estarán enviando a toda la sociedad un claro mensaje: avalan la violencia y el patoterismo, y descreen del Estado de Derecho, que es el único camino para lograr la convivencia pacífica.