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El Banco Central, entre la espada y la pared: ¿subirá la tasa de interés de los plazos fijos?

 Los plazos fijos tradicionales no son atractivos para ahorristas. El BCRA se resiste a subirlas porque eso amenaza su reservas. ¿Novedades en febrero?


En las últimas semanas, se ve un aumento real en el stock de plazos fijos del sector financiero, un dato llamativo si se tiene en cuenta que su rendimiento no alcanza para que los ahorros se cubran frente al aumento de precios, dado que la tasa mensual promedio es del 2,6%, mientras que la inflación tiene un piso de 3,5% mensual para este trimestre y en diciembre fue del 4%.

Tal como lo señala Claudio Caprarulo, economista principal de la consultora Analytica, esto tiene un motivo y es que "el incremento en la liquidez de diciembre ahora puede quedar invertido en opciones menos liquidas".

Pero lo cierto es que el BCRA tiene una deuda pendiente en este sentido: debe dar vuelta la ecuación tasas/inflación/devaluación y colocarla por arriba del deslizamiento del tipo de cambio y de la suba de precios.

Costos versus beneficios

"Con una tasa que mantenga el poder de compra de los ahorros, cercana a la de la inflación proyectada, lograría aumentar aún más la demanda de plazo fijos y que los bancos absorban más pesos", explica Caprarulo.

"Así, dará un anclaje de expectativas y evitará que se le recaliente la brecha cambiaria. Porque cuando se dan este tipo de situaciones, el mercado, pide pesos a costo negativo y compra dólar MEP y CCL", apunta, por su parte, Federico Furiase, director del estudio EcoGo.

En ese sentido, María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, señala que, si bien "ante la mayor expectativa de inflación, los ahorristas tienen la alternativa del plazo fijo que ajusta por CER", si se incrementan las presiones en el mercado de divisas, puede ser necesaria alguna suba de tasas para frenar la demanda de divisas.

Pero el riesgo es que ese alza también se reflejaría en las resto de las tasas del sistema.

Tal como lo detalla Furiase, lo que sucede es que esta situación de desfasaje le trae dos problemas al Central que son amenazas directas a sus reservas netas. Por un lado, el importador tiende a pedir pesos y trata de llevarse lo que puede al dólar oficial y, por el otro, el exportador se sienta sobre su producción y elige financiar capital de trabajo con tasas negativas. Y eso aumenta la remuneración de los pasivos del BCRA, ergo el pago de intereses a los bancos.

En conclusión "hoy, dado que el tipo de cambio se deprecia acorde a la tasa de inflación, mantener tasas de intereses reales negativas le permite al Central mantener un resultado cuasi fiscal superavitario".

Sin embargo, los analistas no descartan que se realice un ajuste. "Es posible que el BCRA suba la tasa de los tasos fijos si se da una aceleración en la inflación. Y es necesario porque, si bien puede tener un efecto negativo para las empresas que están endeudadas y atraviesan una situación límite, si no sucede, no hay atractivo para ahorrar en pesos y la gente se va al dólar paralelo", explica Matías Rajnerman, de Ecolatina.

Eso implicaría volver a los problemas de octubre/noviembre y, ante esa posibilidad, el economista asegura que "si bien hacerlo puede tener efectos negativos, la alternativa de no hacerlo es peor".

Para los expertos, no subir la tasa de interés acarrea importantes riesgos

Todo depende de la inflación de enero

Lo cierto es que en el Central lo saben y están siguiendo de cerca la evolución de la inflación en enero. Los indicadores parecen reflejar que no siguió la aceleración de precios de diciembre y los más optimistas en el Gobierno esperan una suba de precios inferior al 3,2% para el primer mes de 2021. Si eso se confirma, la posibilidad de que se toquen las tasas queda más lejana.

Ahora, si se ubica cerca del 4%, algo habrá que hacer. Pero hay que esperar los datos del INDEC. Seguramente, a mediados de febrero, ya con la realidad sobre la mesa, se tomará una decisión.

Para Castiglioni, la posibilidad de que se avance en este sentido es remota. "Creemos que, por ser un año electoral, y a pesar del contexto de alta inflación, el Gobierno redoblará la apuesta por controlar los precios y en el plano financiero. No vemos un escenario de suba de tasas de interés pasivas", afirma.

Si su pronóstico no se cumple y finalmente, sí se toman medidas en esta línea, Furiase opina que "se debería ir acomodando la tasa de interés hacia la zona de un 4% mensual e ir moderando el ritmo del tipo de cambio oficial a la zona del 3%, pero el problema son las restricciones políticas de un año electoral para un gobierno que le da mucho peso al hecho de que una medida de este tipo resultaría contractiva para la economía".

¿Un ajuste insuficiente?

Igualmente, el escenario no sería perfecto porque, aún si se corrige, algunos economistas no esperan que llegue a niveles relevantes. "No veo que el Central vaya a subir la tasa en la intensidad necesaria porque sabe que eso puede ir en detrimento de su balance", advierte Furiase. Es que eso elevaría mucho los intereses que tiene que pagar a los bancos por las Leliqs y pases pasivos (que hoy ya son de $80.000 millones por mes).

Caprarulo comenta, en igual sentido, que, desde octubre, cuando la brecha del dólar se disparó, el Gobierno elevó las tasas, pero que, en el último mes y medio, eso se cortó y "parecen ser muy reticentes a darle un ajuste que genere un cambio en las expectativas". Según él, esto se debe a que hay una decisión de que el crédito siga siendo barato y esté acompañado por una política monetaria lo más contractiva posible.

Una suba de tasas igualmente no sería la panacea, porque no esperan que llegue a niveles relevantes

Así las cosas, en Analytica proyectan que la tasa Badlar de este año no llegará a cubrir el ritmo de inflación anual. "No veo que se ubique cerca de 50% anual, que es el nivel que debería tener si tomamos un nivel inflacionario mensual del 3,5%", anticipa. Y explica que esto se debe a que el Gobierno parece haber decido que es más costoso para la economía tener tasas de interés reales positivas, encareciendo el acceso al crédito, que una brecha cambiaria alta.

¿Cómo es esto? Sucede que, según su visión, el costo más alto de aumentar la retribución a los plazos fijos es que se va a trasladar a las tasas de interés que cobran los bancos para financiar a las familias y las empresas y alerta que esto "atenta contra la actividad económica y los bolsillos más castigados en 2020", pero también señala que difícilmente la brecha cambiaria pueda bajar del 70% con tasas de interés reales negativas.

Queda claro que los costos de tocar las tasas parecen ser altos para el regulador financiero y eso explica su reticencia a concretarlo, pero quizás el efecto cambiario de no avanzar en esa línea puede ser más peligroso que los riesgos de hacerlo.

Lo ideal sería logra el mayor equilibrio posible entre riesgos y beneficios y, para eso, tal como lo señala Fruiase, sería necesario que "la suba de la tasa de interés dé en un contexto de estabilización y consistencia macroeconómica en el que se reduzca la emisión monetaria" porque, tal como lo advierte Castiglioni, el problema que subyace a esta cuestión de las tasas es el gran desequilibrio monetario que existe en Argentina hace años.

Por el momento, lo recomendable para el ahorrista que se pregunta si poner sus pesos en un plazo fijo o no es esperar hasta mediados de febrero, cuando se conozcan los datos del IPC de enero. Eso determinará la decisión del Central que le indicará el camino, aunque, pareciera que, tarde o temprano, un cambio en la tasa tendrá que haber.



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