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EL SONIDO de más impacto en la mañana de la posesión del presidente Luis Abinader fue el del motor del Tesla S en el que llegó al Congreso Nacional. Ninguna limusina, ni ningún rugiente auto blindado habría generado tanta noticia como la que originó el vehículo eléctrico. Precisamente esa condición, la de ser un automóvil movido por la electricidad, es la que más reacciones positivas generó, por el mensaje que transmitió de una nueva mentalidad en el poder y de un tácito apoyo del nuevo Gobierno a las energías renovables.
El propio Elon Musk, un verdadero mito viviente de la innovación empresarial, aseguró que Tesla se sentía muy honrada con la actitud de Abinader. El presidente le respondió: “República Dominicana es un país lleno de oportunidades de inversión especialmente para empresas innovadoras como Tesla”. Musk la fundó hace 17 años en California, bautizándola así, en homenaje al serbocroata Nikola Tesla, un ingeniero eléctrico a quien se considera un visionario sobre el uso de la corriente alterna para alimentar baterías y que ya a finales del Siglo XIX era una autoridad en el tema del electromagnetismo.
Musk ha sido el empresario que más ha arriesgado capital para sacar adelante su idea de producir autos eléctricos en serie. Tesla no es la única fabricante de este tipo de vehículos, pero sí es la única que nació pensando en una idea en la que grandes fabricantes no confiaban a plenitud. Y es también un protagonista de la aventura espacial: la cápsula de otra de sus empresas, SpaceX, llevó en mayo dos astronautas a la Estación Espacial Internacional y los regresó el mes pasado.
La señal que lanzó Abinader es la de ser favorable a los nuevos vientos que empiezan a sentirse en el sector automotor y que son sinónimo de respeto al medioambiente. El año pasado, se importaron 290 autos eléctricos al país, se siguen instalando puntos de abastecimiento y aumentan las facilidades de financiación para su compra. No será de un día para otro, pero la será.
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