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Carta de Intención: Gobierno y FMI ya negocian tasa

 

Si la negociación con el equipo técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) llega a buen puerto, y finalmente se concreta la firma de una Carta de Intención con el organismo antes de fin de año, Argentina ya sabe que tendrá un logro financiero que mostrar. La tasa de interés de la que se habla y que se aplicará al plan de pagos que se cierre entre las partes será inferior al 3% y, eventualmente, más cerca del 2% anual.


Si la negociación con el equipo técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) llega a buen puerto, y finalmente se concreta la firma de una Carta de Intención con el organismo antes de fin de año, Argentina ya sabe que tendrá un logro financiero que mostrar. La tasa de interés de la que se habla y que se aplicará al plan de pagos que se cierre entre las partes será inferior al 3% y, eventualmente, más cerca del 2% anual. Esto es compatible con un tratado del tipo facilidades extendidas, aunque, se sabe, el acuerdo tendrá características novedosas. Especialmente por el plazo de liberación para cumplir con las primeras cuotas. La importancia numérica del dato es más que importante. Si el FMI impusiera (y tendría los derechos adquiridos), para aplicar la tasa de un stand by como el vigente, el porcentaje se ubicaría cerca del 4% y el país tendría que pagar casi u$s1.000 millones, teniendo en cuenta tanto la rebaja como la extensión de los plazos.

La voluntad de acercarse más a un facilidades extendidas que a un stand by fue formalizada por el propio Martín Guzmán en los primeros días de fiscalización del FMI durante la actual visita de Luis Cubeddu y Julie Kozac. El responsable del caso argentino y la gerente Ad Hoc para el Hemisferio Occidental recibieron oficialmente de parte del ministro el pedido de llegar a una Carta de Intención para un acuerdo del tipo facilidades extendidas. Lo cual no quiere decir que se acepte la petición. Lo que el FMI tiene en mente sería eventualmente aceptar un acuerdo sin precedentes en el organismo, a partir de la intervención directa de la responsable máxima, Kristalina Georgieva, que a su vez recibió la presión hasta de Francisco para que acepte el pedido argentino. Como adelantó este diario, lo que pretende Alberto Fernández es replicar el acuerdo de septiembre de 2003 que firmaron Néstor Kirchner y el entonces titular del FMI, Horst Köhler, y que también había sido inédito para la historia del organismo hasta ese momento. El presidente argentino negoció directamente con George W. Bush y con el economista alemán que dirigía el Fondo un plan de pagos bajo las condiciones de facilidades rxtendidas. Kirchner lo consiguió; pero sin una rebaja sustancial de los intereses, aplicándose una tasa de 4,5%, y partiendo la diferencia entre lo que se cobraba entonces entre un stand by y un facilidades extendidas. Las tasas actuales del FMI son sensiblemente menores, y navegan entre el 4 en un stand by y el 2% máximo en un facilidades extendidas. Argentina podría lograr acercarse al segundo nivel si obtiene el suficiente apoyo político dentro de los integrantes del board. Pero deberá antes cerrar los lineamientos generales y las metas macroeconómicas que se incluirán en la Carta de Intención. Antes tendrá que conseguir que Cubeddu y Kozac, junto con el mexicano-cordobés director del Fondo para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, acepten que lo que propone Argentina pueda ingresar, al menos en los términos básicos, en las consideraciones de un facilidades extendidas.

Las diferencias de este tipo de acuerdo con el stand by son simples. un stand by autoriza, como máximo, un plan de repago de no más de 3 años; mientras el facilidades extendidas avala hasta 10 años. En este punto, Argentina reclama que además haya un período de gracia de hasta 3 años, que se contabilizarían dentro de los 10 años, con lo que el país pagaría durante 7 ejercicio; si el acuerdo se aprueba en el primer semestre de 2021, en 2025 Argentina pagaría la primera cuota. En este punto es donde ingresa además la discusión sobre la tasa.

El principal problema para el país en cuanto a la aplicación de un acuerdo y otro es que un stand by no exige grandes compromisos previos, sino el cumplimiento de metas fiscales, cambiarias e inflacionarias para lograr los desembolsos. El facilidades extendidas, como en teoría implica que todo el dinero de un préstamo se otorgue de una vez, sí amerita la exigencia de medidas macroeconómicas específicas. De allí los compromisos que Guzmán está absorbiendo en estas semanas: reforma previsional, metas fiscales, de crecimiento, impositivas y cambiarias.




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