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Adiós IFE y ATP, buena letra con el campo y "guiño" al FMI: así es el plan de Guzmán para atravesar diciembre sin devaluar

 El ministro es consciente de que el mercado ve la actual calma financiera como transitoria y prepara nuevas medidas para no devaluar. ¿Lo logrará?


En público, Martín Guzmán habla abiertamente de los próximos 60 a 90 días como los que necesita para tender un "puente de estabilidad" hacia la llegada de la próxima cosecha que ya le garantice la paz cambiaria y la recuperación de la economía.

Puertas adentro del Ministerio, en la intimidad, el empoderado ministro supone que los plazos son más cortos. Supone que, en verdad, tiene un plazo menor para demostrar que la crisis cambiaria se encaminó. A lo sumo 45 días. Son jornadas clave en las cuales desplegará un abanico de medidas que ayuden a recobrar aunque sea una porción de la confianza perdida.

Entre sus íntimos confía que, tras dos semanas de un dólar "paralelo" para abajo -la cotización cayó nada menos que $38 desde el pico de $195- ahora tendrá que convencer al "mercado" de la eficacia de las iniciativas que pondrá en marcha en las próximas semanas.

En el equipo económico creen que, a pesar de la paz cambiaria que se logró, la mayoría sigue desconfiando de la gestión. Y que, desde las consultoras de la City, todavía creen que la dinámica actual desembocará en una devaluación del tipo de cambio "oficial".

Antes del fin de semana lo admitió el ex ministro Hernán Lacunza durante un zoom con inversores organizado por la administradora de fondos de inversión Quinquela. "El dilema es si la salida será ordenada o desordenada. El salto (cambiario) dependerá de las expectativas que se logre generar y así pueda darse un trauma acotado. Claro, todo esto hay que negociarlo con el Fondo", dijo Lacunza.

Contra esta expectativa, Guzmán sigue plantado en que en la Argentina no hace falta una devaluación. Ni la habrá.

Hubo un hecho cierto y novedoso en la dinámica de las últimas dos semanas. Más precisamente desde que Cristina Kirchner hizo pública una carta en la cual dio a conocer varias "certezas". Más allá de las consideraciones políticas, en esa declaración, la vicepresidenta puso el foco en la histórica relación del dólar con la sociedad argentina. Y le abrió espacios a Alberto Fernández para tomar decisiones. Además, hizo un llamamiento a un amplio acuerdo político para superar la crisis provocada por el bimonetarismo.

Funcionarios del equipo económico admiten que aquella carta de CFK "alineó la interna, sofocó tensiones" justo cuando el propio Presidente había empoderado a Guzmán como el de "la última palabra" en cuanto a las decisiones económicas, en plena corrida cambiaria y cuando cada medida que se tomaba empeoraba el escenario.

Guzmán quiere aprovechar el debate del presupuesto en el Senado para reforzar el envío de señales en el plano fiscal
Guzmán quiere aprovechar el debate del presupuesto en el Senado para reforzar el envío de señales en el plano fiscal

La agenda de corto plazo

Esta semana, Guzmán seguirá tomando medidas que apuntan a reforzar la estabilización de corto plazo. Que le sirvan para llegar hasta fin de año sin volatilidad. Después empezarán otra dinámica, con otros desafíos.

Esta misma semana, el "mercado" seguirá con lupa las nuevas colocaciones de bonos. En especial de papeles por u$s750 millones que deberían darle salida a fondos de inversión que quedaron atrapados de la época del gobierno anterior, y que vienen presionando sobre el mercado de los dólares "alternativos".

"Más emisiones de deuda y menos maquinita del Banco Central", es el plan que comenzó hace ya dos semanas y que fue clave para la estabilización. Aun cuando se trate de otorgarles un seguro de cambio a los inversores, en medio de la corrida y la incertidumbre por una próxima devaluación.

En simultáneo con el lanzamiento del bono en dólares, Guzmán dará inicio a una dura negociación con la misión del Fondo Monetario que, tal lo previsto, visite Buenos Aires. Ya no para monitorear los números de la economía sino para ponerle contenido a las tareas por cumplir.

A comienzos de la semana pasada, Guzmán dio pistas sobre el plan que tiene en mente. Lo deslizó frente a Héctor Magnetto y Paolo Rocca, los empresarios más poderosos de la Argentina y representantes del establishment.

La idea del ministro sería la de mostrar una meta de rojo fiscal en torno al 4% del PIB para el año próximo, o incluso algunas décimas más abajo. También prevalece la intención de moderar el agujero de las cuentas públicas de este pandémico 2020, que el propio ministro estimó en 8% del PIB. Desde Hacienda ya reconocen que el desequilibrio en la última parte del año ya apunta a una reducción concreta.

Algunas señales ya se dieron, en ese sentido: el secretario de Energía -que depende del ahora empoderado titular de Economía, ya anunció que el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos finalizará el 31 de diciembre. La idea, según presentó el propio ministro en el Congreso, sería mantener los subsidios estables en términos del PIB, lo que desembocaría en un aumento de las tarifas unos puntos por encima de la inflación.

Los denominados "gastos Covid" también ya comenzaron a moderarse. El más elocuente refiere al IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), cuya cuarta ronda estaba agendada para inicios de octubre y quedó literalmente en suspenso.

Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, ya adelantó que el programa ATP (pago de salarios complementarios en el sector privado a cargo del Estado) terminará a fin de año. "El año 2021 será de recuperación económica", argumentó el ministro sobre esa baja.

De todas formas, hay un hecho: Economía ya anunció un serio recorte al programa ATP, por el cual el Estado pagó parte de los salarios de los trabajadores del sector privado durante la pandemia. Esa ayuda, que hasta el mes pasado incluyó a 1.291.000 trabajadores, para este mes se calcula que alcanzará a no más de 500.000.

El ministro considera que si se transita el período hasta fin de año sin turbulencia cambiaria, se pasará el momento de riesgo antes de que llegue el ingreso estacional de divisas
El ministro considera que si se transita el período hasta fin de año sin turbulencia cambiaria, se pasará el momento de riesgo antes de que llegue el ingreso estacional de divisas

El elefante blanco

Hay algo que también prevalecerá en la agenda findeañera de Guzmán: en las estimaciones de los economistas, el Central debería emitir la friolera de $460.000 millones durante diciembre para atender los gastos excepcionales que existen estacionalmente en el último mes del año.

A los que deben sumarse otros $500.000 millones en vencimientos de deuda, que el Gobierno deberá refinanciar en las próximas semanas.

"Es una ola gigante. Un verdadero test, un desafío monetario, en el cortísimo plazo", explica el ex ministro Lacunza.

A esa emisión monetaria, Emmanuel Álvarez Agis -exviceministro en la época de Cristina Kirchner- la denomina "elefante blanco". Y si bien le da la derecha al Gobierno al decir que "todos nos preparábamos para tres meses de pandemia; no para lo que terminó siendo", le achaca responsabilidades al BCRA por el agravamiento de la crisis cambiaria.

"¿De qué sirvió tener una tasa de interés real negativo de cinco puntos? Dieron pesos baratos para la dolarización. Ahora deberían subir la tasa. Por lo menos que deje de ser negativa en términos reales", se explayó durante el mismo zoom en que el participó Lacunza.

El panorama se completará, en las próximas semanas, con el proyecto plurianual que el Gobierno enviará al Congreso, antes de fin de año. Contendrá el programa presentado al FMI. Y un principio de acuerdo con el sector agroindustrial, que se convertirá en un proyecto de ley para impulsar inversiones en el sector. Y que pretende darle marco a las necesarias liquidaciones de divisas por parte de los sojeros y cerealeras a partir de marzo, con la cosecha gruesa.

Pero antes que eso viene diciembre. Y por eso mismo, el Gobierno además de tejer trabajosos acuerdos pondrá la mira en la cosecha de trigo. Debería aportar los dólares necesarios para llegar a marzo.

Pero antes de eso están los 45 días que Guzmán tiene por delante. Sabe que sólo hay espacio para poner en práctica las medidas que, día a día, le asegurará la extensión de la paz cambiaria. ¿Lo logrará?




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