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En pocos días termina la experiencia de Templeton: perdió más de u$s1.700 millones

 Por Carlos Burgueño

En pocos días terminará casi sin gloria la historia de Templeton en la Argentina. Si todo sale como se piensa en el Gobierno, cuando termine la próxima semana la operación de subasta de los u$u750 millones el fondo internacional que apostó más de u$s3.000 millones en el país sólo permanecerá con alguna colocación marginal. Según se sabe en el mercado argentino, Templeton tiene todo organizado para participar en la emisión del nuevo bono, en dólares, y salir de sus posiciones en pesos sin presionar sobre el Contado con Liquidación (CCL). Con esto, se piensa, dará el último aporte a la estabilidad argentina, no presionará sobre la brecha y esperará a que el Gobierno abra la licitación prometida por Martín Guzmán el 19 de octubre pasado; y que está pensada casi exclusivamente para dar un gesto a los grandes fondos de inversión que aún permanecen con posiciones en pesos, para que su salida sea ordenada y sin bombardear el endeble estatus cambiario del país.

Tal como adelantó este diario, en principio el acuerdo oficial fue cerrado virtualmente con otro fondo: el PIMCO. Sin embargo, y como segundo interesado, también entrará Templeton. Su intención es desprenderse de las colocaciones en títulos públicos en pesos y cruzar la frontera hacia la divisa norteamericana y abandonar, se sabrá con el tiempo si definitivamente, sus aventuras como gran inversor de la Argentina en deuda emitida en moneda local. Lo hará, se piensa en el mercado, como caballero. No porque se crea que le debe algún tipo de gesto al país y sus gobiernos. Sino porque se trata de un fondo que mantiene una línea de marketing mundial y que siempre busca no aparecer en los medios como el causante de corridas o desgracias de países en desarrollo.

Lo cierto, es que Templeton se va del país. La casa que maneja Michael Hasenstab ya había confirmado en mayo, que había desarmado casi todas sus posiciones en deuda argentina emitida bajo jurisdicción internacional, asegurando que sólo mantenía unos u$s55 millones en estos papeles y que, a raíz de una posición tan poco relevante, no formaba parte de las negociaciones entre Guzmán y los principales acreedores internacionales. Sin embargo reconocía que su presencia en el país continuaba siendo importante, al mantener en esa fecha bonos en pesos, y por lógica bajo jurisdicción local, por unos u$s2.500 millones; una cifra más que importante, pero algo deprimente. Originalmente ese dinero llegaba a los u$s4.000 millones. Sumando y restando, implica que Templeton perdió hasta ese momento (último dato público) unos u$s1.500 millones. A ese cuadro ruinoso habrá que sumar la quita aplicada por haber ingresado en el canje de deuda bajo legislación local, y la posterior caída de las cotizaciones de los títulos públicos locales y extranjeros. El arqueo probablemente le haya provocado a Templeton una pérdida de entre u$u500 y u$s800 millones más

El fondo es dirigido por una leyenda de las finanzas. Michael Hasenstab, uno de los pocos financistas top a nivel mundial que puede mostrar como cucarda, el haber superado exitosamente la crisis de 2008. Casi al nivel de otro gran acreedor del país, hoy muy mencionado: BlackRock, de Larry Fink. Hasenstab puso a comienzos de 2018 su mira en un mercado poco explorado hasta el momento: la Argentina, donde una gestión “market friendly” y donde un conocido Luis Caputo, ejercía el rol de ministro de Finanzas y prometió una operación espectacular. El 14 de mayo de 2018, cuando el país lanzó una megaoperación de colocación de deuda, a través de la reapertura de la colocación de los Bonos del Tesoro 2023 y 2026, Templeton ingresó con sus primos hermanos del Black Rock por casi u$s3.000 millones. Era parte de la estrategia de Luis “Toto” Caputo, que esa semana se jugaba parte de su prestigio de “Messi” de las finanzas locales, intentando la renovación de unos u$s30.000 millones en aquellos megavencimientos de Lebac de un martes al mes. Caputo no sólo logró la renovación del 100% de las Letras, sino que además pudo colocar la operación de los Bote con el desembarco de Franklin Templeton en el país. El fondo intervino además en la primer reunión formal entre acreedores formales de capitales externos, y el entonces delegado de Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández. Fue en marzo de 2019 cuando delegados del fondo, juntos con algunas otras casas de inversión y un agente financiero local, organizaron un encuentro de reconocimiento. El ahora presidente les dejó en claro a los inversores que la intención de un eventual próximo gobierno peronista, respetaría lo firmado durante la gestión de Mauricio Macri, y, eventualmente, abriría una renegociación de deuda.

Dos años y medio después del desembarco y uno y medio del encuentro con Fernández, uno de los fondos de inversión más prestigiosos del mundo elige una salida casi total de su ruinosa experiencia en pesos locales. Por lejos, la peor apuesta en el brillante currículum de Hasenstab.



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