https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

La extraña historia de la rifa del avión presidencial en México

 Dieciséis niños inmaculadamente vestidos subieron al escenario este en el edificio de la Lotería Nacional de México. Era el día de la rifa del avión presidencial. Y algunos gritaban los números ganadores del día en un staccato distinto.

Los niños gritones de la Lotería Nacional son una tradición en México. Pero el sorteo en cuestión nunca se había visto en el país. La historia corta detrás de este involucra casi una década de acusaciones de corrupción. También un avión de 218 millones de dólares y un político que intenta venderlo sin éxito. Y, por supuesto, el coronavirus.

En 2012, el entonces presidente de México Felipe Calderón decidió que era hora de mejorar su avión. De manera que comenzó la compra de un Boeing 787 Dreamliner, una aeronave nueva y lujosa en comparación al modelo 757 más antiguo que servía como avión presidencial.

Pero cuando el avión llegó, Calderón ya había dejado el cargo. Le correspondió a su sucesor, Enrique Peña Nieto, inspeccionar los adornos personalizados de la aeronave: equipado para solo 80 pasajeros, el avión tiene amplios asientos de cuero, una sala de conferencias y una suite presidencial con una cama tamaño king y una ducha privada.

Peña Nieto usó el jet durante sus últimos años como mandatario y se convirtió en el banco favorito del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, ahora presidente, durante su campaña de 2018.

«Ni siquiera Obama tiene un avión como este», señaló López Obrador, y lo calificó de ser un símbolo del exceso y la corrupción del gobierno, en un país que lucha contra la pobreza. Prometió vender el avión y devolver el dinero a la gente.

López Obrador, que viaja en vuelos comerciales, trató de cumplir su palabra. Cuando asumió el cargo el 1 de diciembre de 2018, su gobierno se puso manos a la obra para tratar de encontrarle un comprador al avión.

Sin embargo, resulta que no existe gran mercado para un avión de segunda mano, diseñado a medida y con un precio de más de 200 millones de dólares. La modificación para su uso comercial costaría millones más.

El gobierno aseguró que presentó múltiples ofertas para el avión desde principios de 2019, pero ninguno de esos acuerdos funcionó. López Obrador ha señalado que su administración no puede vender el avión por menos de lo que vale. El avión permanece sin venderse, estacionado en un hangar en la Ciudad de México.

A principios de 2020, al gobierno de López Obrador se le ocurrió una nueva idea para el avión: rifarlo.

Compra un boleto y, si ganas ––sí, tú, ¡ciudadano promedio de México!–– te convertirías en el orgulloso propietario de un 787 de fuselaje ancho personalizado.

  • Pero el público mexicano respondió rápidamente con varias preguntas:
  • ¿Dónde aparcaría el avión el ganador?
  • ¿Quién lo pilotaría?
  • ¿Quién lo mantendría?
  • ¿A dónde volaría?
  • Y lo que es más importante, ¿quién pagaría por todas estas cosas?

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a la izquierda, muestra su boleto para la rifa del avión presidencial junto al director general de la Lotería Nacional, Ernesto Prieto Ortega, el 3 de marzo de 2020.

En ese momento, López Obrador planteó parte de una solución. «Le ofreceríamos al ganador del avión un servicio de mantenimiento por dos años o un año”, dijo en enero pasado.

Las estimaciones del gobierno indican que los costos de mantenimiento anuales del avión presidencial que se rifa estarían cerca de los 1,7 millones de dólares.

Su sentimiento fue ampliamente compartido entre los mexicanos y la rifa del avión presidencial pronto se convirtió en un chiste que corría por todo el país. La etiqueta #SiMeGanoElAvion, o #IfIWonThePlane, se volvió viral y la gente compartió memes y bromas sobre el premio de la rifa. Rápidamente, esto obligó al presidente a cambiar de rumbo. Pero si vender el avión era el objetivo original, pronto se perdió.

López Obrador decidió que la rifa seguiría, pero el premio ya no sería el avión.

En su lugar, se entregaría un premio en efectivo «simbólico» dividido entre 100 ganadores. Cada ganador recibiría 20 millones de pesos, el equivalente a alrededor de 1 millón de dólares, dependiendo del tipo de cambio.

En ese momento, el gobierno esperaba vender aproximadamente 6 millones de boletos a 500 pesos cada uno, alrededor de 25 dólares. El dinero recaudado se usaría para pagar a los ganadores, y los fondos excedentes serían destinados a la donación de equipos médicos al sistema de salud pública, y también ayudarían a mantener el avión antes de cualquier venta eventual.

Ese plan, por supuesto, necesitaba que las personas compraran los boletos de la rifa. Y 500 pesos es un precio alto en un país donde las estadísticas gubernamentales muestran que el hogar promedio solo ganó 16.500 pesos por mes en 2018, alrededor de 825 dólares.

Eso fue probablemente una de las razones por las que la venta de los boletos de la rifa para el avión presidencial no resultó tan amplia. El plan original para realizar el sorteo en mayo se retrasó debido a la falta de ventas.

Luego llegó la pandemia de coronavirus, que golpeó duramente a México. Se han registrado más de 675.000 casos y 71.000 muertes. El propósito de la rifa cambió nuevamente. Ahora, la administración de López Obrador promociona el excedente de ganancias de la rifa como recurso para apoyar a la batalla del gobierno contra la pandemia. Pero es poco probable que llegue muy lejos.

Al 11 de septiembre, el gobierno dijo que había vendido poco menos de 4,2 millones de boletos valorados en un total de alrededor de 105 millones de dólares. Es probable que la cantidad final sea ligeramente más alta, ya que las entradas se vendieron hasta el 15 de septiembre.

De las ganancias anunciadas hasta ahora, el gobierno deberá aproximadamente el 95%, o alrededor de 100 millones de dólares, a los 100 boletos ganadores de este martes. Eso deja alrededor de 5 millones de dólares restantes, que el gobierno planea donar al sistema de salud pública.

Pero si el dinero se distribuyera equitativamente entre las 951 instalaciones de salud pública que tratan a pacientes de covid-19 en el país, cada instalación recibiría poco más de 5.000 dólares.

O podrían tener suerte. El gobierno federal también ha incluido efectivamente a sus hospitales públicos en la rifa, comprando y distribuyendo alrededor de 1.000 boletos para cada instalación. Lo que es alrededor de 1 millón de boletos por un valor total de aproximadamente 25 millones de dólares. Si algún hospital obtiene un boleto ganador, se le permitirá usar el millón de dólares en ganancias para comprar equipo médico.

Además, si nadie reclama un número ganador, esa suma también se donará a los hospitales. Pero es un juego de azar. Durante meses, los críticos han acusado al gobierno de México de no proporcionar adecuadamente a los hospitales equipos de protección o suministros médicos durante toda la pandemia, algo que la administración ha negado a CNN. Los críticos tampoco han dejado de señalar que anunciar que los hospitales ahora podrían ganar más dinero no es lo mismo que elaborar un presupuesto que satisfaga adecuadamente las necesidades de salud pública. A los ojos de ellos, la rifa es una distracción para las relaciones públicas.

Todo esto culminó con una actuación de más de horas de los niños gritones de la Lotería Nacional, mientras leían conjuntos de números. El concurso fue creado para librar a la presidencia de una aeronave y se transformó en una campaña que pretende recaudar fondos para combatir el covid-19. Los ganadores de la rifa del avión presidencial se anunciarán en los próximos días. Por el bien del sistema de salud pública en México, muchos esperan que los ganadores incluyan a los hospitales públicos.



revista mercado