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¿Habrá un fenómeno K en Estados Unidos?

Como siempre ocurre, la selección de su compañero de fórmula es la primera prueba de como tomará decisiones el eventual futuro presidente. En ese sentido, que Joe Biden se haya inclinado por Kamala Harris es una señal de que su gobierno será previsible, poco afecto a las sorpresas y del apartamiento de las pautas políticas convencionales.
Entre todas las alternativas que manejaba Biden, se inclinó por la más más segura y la que tenía menos contraindicaciones. Es habitual escuchar que los candidatos a vice no aportan votos directamente sino de manera indirecta por lo que su designación dice del candidato presidencial. En ese sentido, la designación de Harris fue un acierto.
Pero en esta oportunidad, la presencia de Harris en la fórmula también puede atraer  votos. En primer lugar porque la figura de Biden no tiene suficiente potencia como para ocupar todo el escenario. En segundo lugar, porque Harris puede entusiasmar a dos componentes relevantes de la coalición demócrata: las mujeres y la comunidad negra. En un país sin voto obligatorio movilizar a la base electoral propia es clave. Harris, por edad, es considerada como una figura destinada a tener un papel en el futuro demócrata por lo cual su candidatura también es una apuesta a futuro.
Harris, hija de inmigrantes de India y de Jamaica, es la personificación del cambio demográfico que vive Estados Unidos, un país crecientemente multirracial y multicultural. Mientras que hasta comienzos del Siglo XX, los inmigrantes provenían del este y del sur de  Europa, en los últimos años llegaron de distintos lugares del mundo. Eso llevó a que el porcentaje de población blanca tienda a decrecer y que a medida de que baja la edad aumenta la diversidad cultural. Según el demógrafo William Frey de la Brookings Institution, el 71,6% de los nacidos durante el baby boom son blancos mientras que solo lo son el 49,6% de los nacidos luego de 2012. Ese es el futuro de Estados Unidos, y Harris lo representa, de allí su atractivo electoral.
Los demócratas tienen un amplio predominio en las llamadas minorías (pertenecen a ellas el 40% de su adherentes comparado con el 17% en el caso de los republicanos),  esa es su fortaleza, pero también implica un riesgo porque esa ventaja puede llevarlos a no prestarles suficiente atención a otros segmentos del electorado. Biden obtendrá mucho más voto que Donald Trump entre las minorías, los jóvenes y los segmentos con más educación de la sociedad. Pero como recuerda el analista Ruy Teixeira,  para derrotar a Trump, Biden también necesitará más apoyo entre los obreros blancos y los votantes moderados y de mayor edad.  En esos segmentos, Trump le sacó 30 puntos de ventaja a Hillary Clinton en 2016 y eso explicó su triunfo en los estados clave.

Ese es el gran desafío de la fórmula demócrata, avanzar en los segmentos de la población que le dieron la espalda en la última elección. Una vice con perfil moderado como el de Harris también ayudará en ese sentido y sólo falta lograr que aquellos que tienen visiones más progresistas, y que hoy son mayoría entre los demócratas, terminen de entusiasmarse con la fórmula.


eleconomista