La semana pasada una noticia conmocionó al mundo tecnológico: las cuentas de Twitter de figuras reconocidas como Elon Musk, Bill Gates y Jeff Bezos fueron utilizadas por hackers para orquestar una estafa a los seguidores utilizando criptomonedas para hacerse de dinero. ¿El resultado? Los hackers se alzaron con una suma nada despreciable de 110.000 dólares en apenas media hora.
A diferencia de lo que muchos creen, no se trató de un caso aislado. Con la pandemia, se aceleró una tendencia al cibercrimen.
Tiene su lógica: así como los carteristas de Once o Constitución “trabajan” más cuando hay mayor tránsito peatonal, los ciberdelincuentes actúan más cuando aumenta el tráfico de cibernautas desprevenidos y arrojados sin más por el aislamiento social a la selva web.
En la columna de hoy, veremos cuáles son las estafas más comunes y qué se debe hacer para evitarlas.
Estafas comunes
La estafa mencionada fue de las más básicas que se pueden ver: apeló al viejo, pero siempre vigente deseo de ganar dinero fácil y rápido, creando una sensación de urgencia para que ambiciosos y desprevenidos no se tomaran el tiempo de chequear la veracidad de la propuesta. El texto posteado en las cuentas de las figuras del mundo tecnológico decía: “Hoy me siento generoso. Estoy duplicando los pagos que me hagan a mi dirección de bitcoin en los próximos 30 minutos. Si me mandas 1000 dólares, te envío 2000. Solo por 30 minutos, disfrútalo!”.
Los hackers eligieron realizar la estafa utilizando bitcoins para refugiarse en el anonimato que estas cuentas otorgan, a sabiendas de que la elección de la criptomoneda restringía mucho el universo de posibles víctimas, puesto que solamente podían caer en la trampa quienes tuviesen bitcoins para enviar.
En este punto, es importante aclarar que esta estafa no degrada la seguridad del bitcoin. Por el contrario, destaca sus ventajas. El criptoactivo no fue hackeado nunca en sus más de 10 años de vida y los hackers, que saben de sus poderes, lo utilizaron por su naturaleza descentralizada, y de transferencias que, una vez hechas, no pueden anularse ni revertirse.
Evitar robos semejantes es sencillo si por un momento se deja a un lado la tentación y se analiza con la razón: nunca hay que enviar dinero (o bitcoins) a ninguna persona que nos ofrece luego enviarnos más cantidad que la recibida, no importa quién sea.
Cuando algo es demasiado bueno para ser cierto, seguramente no lo sea.
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