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Eduardo Elsztain: “La emisión de moneda sin precedentes en los países desarrollados hace aconsejable invertir en metales preciosos”

Eduardo Elsztain, presidente de IRSA, recomienda los activos reales para preservar el valor de los ahorros.


“El manual de supervivencia económica de la Argentina dice que, en este contexto de déficit fiscales épicos + el endeudamiento más alto de la historia + emisión monetaria a niveles nunca vistos + depresión económica, cualquier persona con ahorros grandes o pequeños, debería redireccionar una parte significativa de esa liquidez a la única moneda que no puede ser impresa: el oro”.

Eduardo Elsztain, presidente del grupo IRSA, hizo circular entre sus inversores un documento titulado “Capítulo Tres (de la crisis más desafiante de nuestras vidas)” en el que, tras analizar el estado de la economía global frente a la pandemia, aconseja resguardar el valor de los ahorros acudiendo a los metales preciosos.

“Esta alternativa, hasta hace no mucho, era considerada sólo por un pequeño grupo de ‘fanáticos del oro’, pero cada vez más está creciendo como una corriente de pensamiento entre los bancos de Wall St. e inversores institucionales. Por esta razón, creo que debemos prepararnos para un nuevo paradigma en la economía mundial”.

De sus conversaciones con colegas y expertos, Elsztain llega a la conclusión de que casi nadie está evaluando lo que denomina el “Capítulo Tres” de la crisis. Así llama a “la forma –y las consecuencias- que ha asumido el manejo que están haciendo de la misma los gobiernos de los principales países desarrollados”.

El capítulo uno es la salud, “en medio de una pandemia de magnitud global”; admite que no hay mucho para agregar a lo que ya se ha dicho, pero afirma que “la buena noticia es que en 2021 habremos en buena medida salido de ella, en tanto se mantengan los cuidados como el distanciamiento social y que la vacuna ya haya sido desarrollada, producido y distribuido a nivel mundial”.

El capítulo dos es el impacto económico que están provocando los cierres generalizados, en especial el derrumbe del PBI en el segundo trimestre que, se espera, “será masivo y global”, con fuertes consecuencias en el empleo “que caerá a niveles comparables a los de la Gran Depresión”.

Luego de repasar el rol del oro en la historia argentina (desde el Argentino de Oro acuñado por Julio A. Roca), el empresario afirma: “Cuando los países desarrollados necesitan financiar sus déficits, no dudan en imprimir cuanta moneda sea necesario para paliar esa urgencia de corto plazo, sobre todo si esa emisión no tiene efectos (por ejemplo, inflación) como es el caso hoy en esos países. Por eso, no tenemos dudas de que como resultado de la crisis, esas naciones mantendrán niveles récord de déficit fiscal, en tanto la FED y otros bancos centrales seguirán comprando bonos soberanos y corporativos, emitiendo moneda en cantidades jamás vistas en la historia de la humanidad”, agrega Elsztain en su documento.

Tras describir cómo están comportándose esas autoridades monetarias y la performance fiscal de EEUU (a la que califica de “catastrófica”), remarca que “el mayor problema de este escenario es que, tras décadas de gran demanda por los Bonos del Tesoro de EEUU, el mundo (y en especial China) están poco dispuestos a financiar a Washington, y la FED es hoy el único comprador de esos instrumentos.”

Finaliza diciendo que “en la historia argentina el dólar ha sido el refugio histórico de nuestros ahorristas, que buscan proteger sus activos de la devaluación del peso, moneda que perdió trece ceros desde su creación. Sin embargo, es notable ver cómo, en muchas ocasiones, cuanto más alto es el tipo de cambio, más demanda tiene la moneda americana. La lógica detrás de esa actitud es que en tiempos de crisis no hay precio para la divisa extranjera que sea lo suficientemente alto, dado que lo que importa es escapar del derrumbe de la propia moneda”.

“Por eso no nos sorprende que los inversores comienzan a aceptar pagar una prima alta por las monedas de oro. Por eso, cuando me preguntan si el precio actual de u$s 1.700 la onza es caro o no, yo respondo que ese valor sólo expresa el punto de arranque de lo que podría ser la mayor suba del metal de la historia, en consonancia con el ritmo al que se está imprimiendo moneda sin respaldo”.