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Alberto Fernández se aleja del peronismo y reparte cargos entre dirigentes de Juntos por el Cambio

El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, concretó la designación de dos funcionarios dentro de su órbita. Una es la esposa del ex subsecretario de Ciberdefensa de Mauricio Macri en presidencia, Liliana Haydeé Clementy. Y este viernes se anunció el nombramiento de Kevin Fillmore, candidato de la lista del Pro en Húrlingham.



Cincuenta años atrás, ante la requisitoria periodística, el general Juan Domingo Perón respondió: “Mire, en Argentina hay un 30 por ciento de radicales, lo que ustedes entienden por liberales; un 30 por ciento de conservadores y otro tanto de socialistas”. 
“Y entonces, ¿dónde están los peronistas?”, se le repreguntó. 
“¡Ah, no, peronistas somos todos! Tenemos una ideología y una doctrina, dentro de la cual nos vamos desarrollando. Algunos están a la derecha de esa ideología y otros están a la izquierda, pero están en la ideología. Los de la derecha protestan porque éstos de la izquierda están, y los de la izquierda protestan porque están los de la derecha. Yo no sé cuál de los dos tiene razón. Pero es una cosa que a mí no me interesa. Me interesa que exista un movimiento que sea, diremos, multifacético, que tenga todas las facetas que un movimiento debe tener. Nosotros somos un movimiento de izquierda. Pero la izquierda que propugnamos es una izquierda justicialista por sobre todas las cosas; no es una izquierda comunista ni anárquica”.
Alberto Fernández parece haber tomado al pie de la letra la afirmación del general, prescindiendo de la ironía que el líder histórico del peronismo le había imprimido a tal expresión. De este modo, cuando aún son multitud los referentes que aguardan las designaciones que les fueron prometidas durante la campaña electoral –recordemos que casi el 70 por ciento de los cargos nacionales está aún pendiente de designación, y ven cómo se consolida la continuidad de agentes procedentes y designados por el gobierno de Cambiemos-, el presidente ha decidido imprimirle una nueva desilusión a la militancia peronista, autorizando la designación, en puestos clave, de nuevos cuadros de dilatada identificación con el macrismo.  
En los últimos días se produjo el nombramiento de Liliana Haydeé Clement de Parodi, esposa del ex subsecretario de Ciberdefensa y ex director de Control y Fiscalización del ENACOM, Alfredo Raúl Parodi, como coordinadora de Gestión Judicial y Comunicaciones de la dirección General de Asuntos Jurídicos de la subsecretaría de Coordinación de la secretaría General de la presidencia de la Nación. 
Por si la mojadura de oreja sobre el peronismo no resultara suficiente, durante las últimas horas se anunció la designación de Kevin Fillmore, candidato de la lista del Pro en Húrlingham, como coordinador de Contenidos de la Unidad Gabinete de Asesores de la jefatura de Gabinete de Ministros.
En el caso de Fillmore la situación es aún más chocante, ya que debió recibir una autorización excepcional de Santiago Cafiero al no cumplir con los requisitos mínimos para el cargo. Sin embargo –en continuidad con las condiciones irregulares de designación de Laura Alonso durante el gobierno de Mauricio Macri-, el jefe de Gabinete dispuso igualmente su acceso a un suplemento por función ejecutiva nivel IV.
A cada paso, el presidente demuestra que, al afirmar que estaba más cerca del movimiento hippie que de las “veinte verdades” del peronismo, no incurría en ninguna clase de exageración. 
Casi cinco décadas atrás, John William Cooke relataba que “durante bastante tiempo, el prestigio de Perón evitó las colisiones, pero aunque podía absorber estas contradicciones, no las suprimía; algunas aparecieron a la luz en los momentos finales del régimen, otras después de la caída. El equilibrio era ya insostenible. Eso explica por qué el peronismo sigue siendo el hecho maldito de la política argentina: su cohesión y empuje es el de las clases que tienden a la destrucción del status quo". 
Queda claro que Alberto Fernández no es Perón, por lo que tal vez debería preocupase por su capacidad para evitar las colisiones, una vez que la armadura que le provee el COVID-19 comience a desintegrarse. 
El interrogante es si todavía el peronismo representa esa “cohesión y empuje de las clases que tienden a la destrucción del status quo", o simplemente el “gigante dormido” continuará en un indefinido letargo.

(www.REALPOLITIK.com.ar)