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Por Horacio Alonso
El impacto económico por la pandemia del coronavirus complica cada día más a las empresas que se ven obligadas a profundizar las medidas de ajustes. El sector automotor argentino, con las fábricas paralizadas por la cuarentena, no es la excepción. Pero el problema no se limita al período en que las plantas estarán cerradas sino también a las consecuencias en materia de demanda que se sufrirán una vez reiniciada la actividad.
Un dato preocupante es lo que sucederá los meses posteriores al levantamiento de las restricciones por el aislamiento. Las noticias no son buenas. Según proveedores de Toyota, el principal fabricante de vehículos hoy en el país, la automotriz recortaría 50% su producción en la planta bonaerense de Zárate entre mayo y agosto inclusive. También trabajaría a la mitad del ritmo en que lo venía haciendo si, como está previsto, el 13 de este mes se concluye la cuarentena. En caso de una extensión hasta el fin de mes, obviamente, no tendría producción.
Hasta el cierre de la actividad, la terminal venía trabajando a un promedio de unas 11.000 unidades, en su gran mayoría del modelo Hilux y un porcentaje menor del SW4. Según el plan de producción para después de la cuarentena, que una autopartista del grupo Toyota le comunicó ayer a sus proveedores, la automotriz fabricaría 5.437 vehículos en mayo, 6027 en junio, 4.159 en julio y 5.707 en agosto.
Esto implicará – dice la nota - trabajar en un solo turno de fabricación en lugar de los dos que venía operando hasta el estallido del coronavirus. “Dada la alta incertidumbre creada por la pandemia, y su impacto de las múltiples proveedores de Toyota; así como en sus diferentes dealers en la zona de Latinoamérica, el nuevo esquema de producción de un turno se mantendrá hasta finales de agosto”, dice la comunicación interna.
Claro está que este plan es el previsto en las actuales circunstancias ya que la evolución de la pandemia puede hacerlo variar para bien o para mal la semana próxima.
Este esquema no sólo tendrá un duro impacto en toda la cadena de proveedores que, en general, tienen menos recursos económicos para afrontar un período tan prolongado con la actividad reducida al 50%. Hay que tener en cuenta que este plan está elaborado en base a la presunción de un comienzo de producción entre el 21 o 22 de abril. Si las restricciones se prolongan, el esquema puede sufrir un ajuste mayor.
Toyota tenía inicialmente planeado producir 127.000 unidades este año pero con este recorte difícilmente llegue a las 100.000. Además de ser el principal fabricante es también el mayor exportador. Teniendo en cuenta que toda la región estará afectada por la pandemia, la demanda del exterior caerá sustancialmente.
La terminal, tal como adelantó Ámbito Financiero días atrás, tiene proyectado para el mercado interno argentino un volumen global de 200.000 unidades contra las 460.000 del año pasado, lo que muestra la gravedad de la situación.
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