Distintos países anunciaron que comienzan ensayos para conseguir una vacuna efectiva para prevenir el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19. Más allá de que se habla de la “carrera” por obtenerla, representantes de la industria farmacéutica empiezan a utilizar la palabra “colaboración” y, en este contexto, surgen alianzas entre compañías que aporten sus saberes para este fin común. Eso sucedió con la multinacional Pfizer y la empresa biotecnológica BioNTech, que firmaron una carta de intención para obtener una vacuna en tiempo récord y probarla para fines de abril de 2020. Se trata de la vacuna BNT162, la primera en estudio basada en un mecanismo que se conoce como ARN mensajero (ARNm) – un método que, según explican fuentes de la compañía, apunta a obtener un producto en tiempos más rápidos que los tradicionales.
El acuerdo se selló con una carta de intención para la producción y distribución de la posible vacuna y si bien en un comunicado se informa que este arreglo inicial excluyó comercialmente a China en un principio –país donde BioNTech ya tenía un acuerdo previo de comercialización con otra empresa– “la prioridad de Pfizer, BioNTech y de todos los actores a nivel global es que en caso de obtener resultados positivos, (la vacuna) esté disponible en todo el mundo, más allá de que este país haya quedado afuera del acuerdo inicial”, declaró el doctor Nicolás Vaquer, médico y Gerente General de Pfizer para Argentina.
En diálogo con Ámbito, Vaquer brindó detalles sobre esta alianza entre compañías, que incluye transferencias de materiales y saberes, a la par que celebró que exista “un espíritu de colaboración y de ayuda mutua para frenar la amenaza global que este virus representa”, más allá de que distintas empresas estén trabajando en vacunas específicas.
Periodista: En un comunicado explicaron que este es el único proyecto de vacuna contra la COVID-19 con el método de ARN mensajero. ¿En qué consta este mecanismo y cuál es la diferencia con otros?
Nicolás Vaquer: Una diferencia importante es que las vacunas tradicionales son mucho más complejas para desarrollar. Primero hay que conseguir células, programar esas células para que crezcan en un medio de cultivo y desarrollen proteínas. Después se filtran y purifican, un proceso muy largo hasta que se logra una vacuna. El mecanismo de ARN mensajero es mucho más rápido y por eso se está intentando ir por esta vía. El ARNm es una porción de material que va dentro de la célula y que, cuando entra en la célula (es decir se mueve del núcleo al citoplasma) la célula genera una proteína. Después, esta proteína al salir, sirve como si fuera una vacuna. Es una proteína que normalmente se expresa en el virus. Entonces, al producirla, se empieza a generar la respuesta inmune contra esa proteína y con ello se busca que se tenga la respuesta inmune contra el virus si una persona está expuesta.
P.: ¿Se sabe cuánto más rápido puede ser el desarrollo?
N.V.: En este caso no se sabe, porque todavía no está en la etapa clínica. Pero en la actualidad tenemos vacunas que tardamos apenas un año en producirlas, lo que incluye el proceso desde que empieza y hasta que se termina. En este caso podríamos hablar de meses o menos, pero hay que probar el producto para demostrar que sea seguro y efectivo para las personas, etapa que puede llevar más tiempo.
P.: ¿Por qué dicen que este nuevo desarrollo está basando en el modelo de la vacuna contra la influenza?
N.V.: Porque este mecanismo (el de ARNm) se empezó a ver para la vacuna contra la influenza, ya que estos virus van cambiando año a año. Había que tener una forma rápida de reaccionar ante estos cambios y también encontrar proteínas que sean comunes a todas las influenzas y que no cambien año a año.
P.: ¿Cuáles son los compromisos planteados para esta alianza con BioNRech?
N.V.: De cara a esta crisis y de forma muy rápida, ambas compañías firmaron una carta de entendimiento para colaborar. Lo que trae BioNTech a la mesa es ser una empresa de biotecnología con este expertise en vacunas de ARN mensajero. Y lo que trae Pfizer es mucha experiencia en desarrollo clínico más tardío en fases II y III. También en como ‘navegar’ los procesos regulatorios para que las vacunas sean aprobadas, la parte de manufactura y su presencia global.
P.: ¿Qué se podría adelantar de las pruebas en humanos, desde los pasos previos a arrancar, cantidad y locación de los ensayos?
N.V.: El producto ya está avanzado, le falta superar unas pruebas que estarán para fines de abril, momento en que ya tendría que probarse en la clínica. Todavía no tenemos el número de voluntarios, pero se estima que los estudios serán en EEUU y Europa, lugares donde hay más presencia de Pfizer y BioNTech y donde hoy se están dando más casos de la enfermedad.
P.: ¿Prevén una fecha estimativa para su obtención?
N.V.: Es muy variable el proceso de desarrollo, por lo cual hoy dar una fecha no es prudente. Solo puedo decir que el gran foco de la compañía es avanzar en este proyecto lo antes posible.
P.: ¿Tienen metas de producción planeadas?
N.V: Lo que hoy podemos decir es que el 13 de marzo de 2020 Pfizer emitió un plan de cinco puntos y uno de ellos es la producción. El plan solicitaba a la industria biofarmacéutica que se uniera a la compañía para comprometerse a una colaboración sin precedentes para combatir el COVID-19. Por eso, si surge otra solución por parte de otra empresa, Pfizer está ofreciendo capacidad de manufactura para ayudar a expandir una alternativa lo más rápido posible y que esté en la mano de los pacientes que la necesitan. Me siento muy contento de como hoy se está moviendo la industria, no sólo las compañías farmacéuticas sino todo el ecosistema de la innovación para hacerle frente a esta amenaza global lo antes posible.
ambito