Si nos ocupamos solo de incrementar nuestros ingresos, pero malgastamos el dinero, ese incremento solo generará problemas más importantes.
Si nos ocupamos de ahorrar, pero no sabemos cómo invertir ese excedente para evitar que pierda poder adquisitivo a causa de la inflación, carecerá de sentido el esfuerzo de postergar consumos deseados en el presente a cambio de una vida más cómoda a futuro.
Si seguimos lo que llamo “el ciclo natural de las finanzas personales” comprenderemos que los cuatro pilares están interrelacionados y que su cuidado será beneficioso para nuestro bolsillo. Consiste en el siguiente esquema: una parte del ingreso se gasta de manera inteligente, de modo tal que surge un excedente que antes no existía y que denominamos ahorro. Ese ahorro se invierte y la inversión genera un nuevo ingreso que se sumará al ciclo del gasto inteligente y la inversión, permitiéndonos aumentar ambos para nuestro bienestar material y emocional. El proceso se repetirá en forma constante en nuestra línea de tiempo y nos mantendrá en el círculo virtuoso de las finanzas personales.
Ahora bien, para ingresar en esta dinámica necesitamos primero atacar la cuestión de los gastos improductivos, a fin de volverlos gastos inteligentes. Para ello, en la columna de hoy abordaremos la cuestión de manera muy simple, proponiendo las 5 preguntas que debés hacerte frente a cada gasto potencial. Así podrás abandonar el derroche y adoptar el gasto inteligente.
Preguntas previas al momento de gastar
1) ¿Qué tipo de gasto es?
En promedio, una persona debe dividir su dinero durante el año en más de 60 tipos de gastos, cada uno de un monto distinto y con dinámicas de pago también diferentes. Dentro de las clasificaciones posibles encontramos vivienda, transporte, salud, entretenimiento y diversión, ropa, educación, comunicaciones e impuestos, por citar algunas. Es por ello que se vuelve imperioso llevar un registro detallado de nuestras erogaciones y saber a ciencia cierta qué tipo de gasto estamos efectuando y cuál es el presupuesto mensual o anual disponible para ese ítem en particular. En esta columna, encontrarás una primera distinción entre gastos positivos y negativos que te ayudará a detectar las diferencias.
2) ¿Tiene un impacto importante en tus finanzas personales actuales?
No solo los gastos grandes en volumen tienen un impacto fuerte y nocivo en nuestras finanzas personales. Los gastos invisibles o gastos hormiga (aquellos pequeños y de todos los días que realizamos casi sin darnos cuenta) pueden llevarse más del 20% de nuestro presupuesto mensual sin que nos demos cuenta.
3) ¿El gasto altera tus flujos futuros de fondos?
Más del 50% de los argentinos tienen algún tipo de deuda. A nivel global, el número no impresiona. Hay países con porcentajes mucho más altos de endeudamiento ciudadano. El problema pasa por las tasas que deben pagar los argentinos en un país donde el crédito de largo plazo es una rareza y casi todo se limita al consumo inmediato, que terminamos financiándolo con nuestros futuros ingresos, afectando justamente los flujos de fondos y nuestro porvenir. Por ende, debemos evitar los gastos financiados (por ejemplo, con tarjeta de crédito) y los gastos derivados (la adquisición de cualquier bien que demande manutención y genere nuevos gastos). Un gasto inteligente es aquel que evalúa seriamente su impacto en nuestras finanzas personales presentes y en los flujos futuros de fondos.
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