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El fabricante Renault destituyó este viernes a su consejero delegado, Thierry Bolloré, para poner en su lugar un equipo directivo provisional que tiene como misión dar un nuevo impulso a su alianza con la japonesa Nissan, tambaleante tras el escándalo protagonizado por su antiguo "número uno", Carlos Ghosn.
El Consejo de Administración, reunido de forma extraordinaria en su sede de París, relevó con carácter inmediato a Bolloré, que se va quejándose por la forma en que se le aparta de sus responsabilidades y defendiéndose de los reproches que han servido para justificar su salida.
El presidente de la automovilística francesa, Jean-Dominique Senard, aseguró que en esa decisión del consejo (con tres abstenciones) "no hay nada personal" contra Bolloré, que había sido designado "número dos" en febrero de 2018 por Ghosn y que ascendió a consejero delegado cuando éste tuvo que renunciar tras su detención en Japón, en noviembre de ese año, acusado de corrupción.
Es más, Senard dijo que la presencia de Bolloré durante la crisis del último año ha sido "necesaria y útil".
Pero también consideró que en este tiempo se ha producido una reflexión tanto sobre la relación con Nissan como sobre una nueva gobernanza, y eso ha llevado al nombramiento como nueva consejera delegada, con carácter interino, de la directora financiera, Clotilde Delbos.
Delbos estará asistida por dos directores generales adjuntos: el de producción y logística y responsable de Renault en España desde enero de 2012, José Vicente de los Mozos, y el director comercial, Olivier Murguet, quienes conservan sus funciones.
Este trío permanecerá al frente por un período indeterminado mientras se busca a un consejero delegado que pueda llevar las riendas de forma duradera.
Su primer mandato es dar a la relación con Nissan "un nuevo impulso que tanta falta le hace", según el presidente de la automovilística, porque "Renault no tiene futuro sin la alianza", que "es la condición fundamental para el éxito de la empresa".
Senard, que va a continuar como presidente supervisando las actuaciones de la nueva dirección, dijo ser "extremadamente optimista" sobre la capacidad de perfeccionar esa alianza, y explicó que ha podido comprobar desde su llegada a Renault, en enero, que ambas partes tienen voluntad de "ir más lejos y más rápido" en su cooperación.
La segunda misión del nuevo trío ejecutivo es preparar una nueva gobernanza y que la transición se haga "con la calma y la serenidad más total".
El presidente del fabricante galo reconoció que hubiera preferido que Bolloré hubiera dimitido para evitar su destitución y negó que el Estado francés, primer accionista de Renault con el 15,01 %, haya presionado al consejo.
De esa forma quiso desmentir las informaciones de que esta maniobra está dirigida por el Gobierno francés, que quería pasar página de forma definitiva a la era Ghosn y restablecer la confianza con Nissan.
El ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, se pronunció este viernes en favor de que "la alianza entre en una nueva etapa, con una estrategia industrial clara para hacer frente a desafíos considerables como el vehículo autónomo y el vehículo eléctrico".
Según Senard, tampoco ha habido presiones de Nissan, y los cambios en el equipo ejecutivo de Renault no tienen relación con los que se acaban de producir en el fabricante japonés.
Asimismo, el presidente de Renault rechazó que se achaque a Bolloré la situación de la empresa, cuyas cifras han empeorado, e insistió en que sobre eso hay una responsabilidad "colectiva", tras recordar que el sector del automóvil pasa por un momento "difícil".
El ya exconsejero delegado deja su cargo después de haber denunciado en la prensa un "abuso de autoridad muy inquietante", así como "la brutalidad y el carácter totalmente inesperados" de lo que le ha pasado.
Con resquemor, dijo que lo único que se le puede echar en cara es haber sido nombrado "número dos" a comienzos del año pasado a propuesta de Ghosn, pero puntualizando que eso fue refrendado por unanimidad por el Consejo de Administración.
efe
