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Portafolios de elecciones: bancos privados eligen letras del BCRA, los públicos compran bonos

Con la demanda de crédito prácticamente congelada, se sabe quelos bancos destinan la mayor parte de su liquidez a las Leliqs, instrumentos en los que tienen invertidos cerca de $1.000 millones. En paralelo, tienen en cartera otros $530.000 millones colocados enbonos del Estado, mayormente letras que vencen entre 2020 y 2021.

Sin embargo, no todos apuntan a los mismos títulos. De hecho, decada 10 letras que el Central emitió exclusivamente para losbancos, poco más de siete están en manos de las entidadesprivadas. Por el contrario, de cada 10 títulos públicos que están enpoder del sistema financiero, casi ocho forman parte de la carterade la banca pública.

Los datos surgen del último informe que elabora el BCRA ymuestran claramente dos modelos de negocios bien diferentes. Uno, enfocado en buscar alta rentabilidad en corto plazo, a unriesgo relativamente bajo; otro, atado a las políticas públicas y agarantizar financiamiento a las necesidades del Estado.


En rigor, según los últimos datos desagregados, a finales de abrilhabía unas $929.098 millones de Leliqs en poder de las entidades, de las cuales $660.825 millones estaban en manos de privados. Entanto, $264.826 millones se mantenían en poder de la bancapública.


Los $3.446 millones restantes los tienen las entidades financierasno bancarias, una porción que si bien representa menos del 0,4% del total, es un número que ha ido aumentando en los últimosmeses. Hoy en día, el stock de Leliq ya ronda los $1.200 millones. 

A la hora de analizar la cartera de títulos públicos, la cuenta estotalmente inversa. De los $533.437 millones de bonos soberanosque tiene el sistema financiero, el sector público concentra$412.833 millones, que representan el 77,4%. Los privados, encambio, apenas tienen poco más de $120.392 millones, divididoscasi en partes iguales entre los de capital nacional y losextranjeros.

En busca de la rentabilidad perdida
"Los bancos privados tienen un poco más de Leliqs porque soninstrumentos del Central, es otro riesgo. En el escenario de hoy endonde nadie toma crédito, lo ven como la mejor opción", explicaIvana Recalde, directora del sector de Instituciones Financieraspara América Latina en Standard and Poor’s.

A su lado, Mercedes Cangueiro, analista del sector de InstitucionesFinancieras para América Latina en Standard and Poor’s, aportaque "muchos bancos extranjeros ven en las Leliqs una oportunidadde tener rentabilidad relativamente segura".

En ese sentido, si bien estos últimos tienen poco menos de la mitadde las letras del Central que están en manos privadas, suparticipación ha ido en aumento en los últimos meses. Hoy,concentran el 29,7% de todas las letras emitidas, cuando ennoviembre de 2018 tenían el 15,9%.

Para Fabio Rodríguez, director de la consultora M&R Asociados, la diferencia en la tenencia de Leliqs entre públicos y privados es algo que responde, principalmente, a dos factores:

-Por un lado, a que las entidades privadas vienen estructuralmentecon una situación de más liquidez, porque han prestado menos. "Siempre la banca pública tiene una presión adicional, ya sea paraque la rueda ande más o para que se frene menos. Ahora pasa estoúltimo, porque el crédito está cayendo", explica.

-Por otro lado, hay un punto de partida que viene en gran parte deuna situación heredada de Lebac, que los bancos privados despuéstransformaron en Leliq. De hecho, explica el economista, en marzodel año pasado las letras del Central (en ese momento sólo habíaLebacs) representaban cerca del 16% del activo del sistemafinanciero. Es el mismo ratio de marzo de este año, que ahora solocuenta la tenencia de Leliqs.

Asimismo, con un rendimiento que supo estar por encima del 70% y que hoy ronda el 60%, las letras del Central son un negocioredondo.

"La Leliq prácticamente no tiene riesgo, ni paga ingresos brutos -cuando cualquier otro producto tiene ese impuesto-, te deja limpioun rendimiento del 7% sobre la tasa activa", explica el gerentefinanciero de una entidad local. Además, agrega, "no necesitastener de estructura activa para colocar en esas letras".

Desde la mesa de dinero de un banco reconocen que también hayuna suerte de pacto, en el que los banqueros juegan a favor de suregulador. "Yo le tengo que dar crédito al Central, y más si es enpesos, porque sé que el BCRA me va a pagar pesos; a lo sumo, tendré que esperarlo", explican.

"No es como antes, que las operaciones eran en dólares, cuando elBCRA no genera dólares", acotan.

La misma visión tiene un ex gerente general de una compañíaextranjera. "El riesgo Leliq no es uno se pueda analizar, es unriesgo a asumir. Si no, te tenés que ir del país como banco", destaca. Muy distinto es el riesgo de un bono soberano, que muchoes mayor, agrega la fuente.


La banca pública, sin opción
"Las entidades públicas, en cierta medida, son el soporte delGobierno si llega a tener algún problema, están atadas a laestrategia del Ejecutivo", sostiene Recalde, de Standard and Poor’s.

En la misma línea, Fabio Rodríguez destaca que tienen unasituación particular que explica su mayor tenencia de bonossoberanos.

"En los bancos públicos, a veces sus accionistas le colocan deudapor determinado dispositivo que tienen a través de la cartaorgánica de cada entidad -más que nada en el Nación y elProvincia; en el Ciudad no, aclara- y eso es lógico de entender", aporta el economista, que entre 2008 y 2010 fue director delProvincia.

Del otro lado, los privados tienen una posición totalmente distintaen cuanto a su cartera de títulos públicos. "Quizá los parámetros deriesgo de muchos bancos privados, y más aún en los extranjeros, son más estrictos respecto a la tenencia de deuda soberana", sostiene Rodríguez.

"Entre las entidades extranjeras siempre se mira con lupa cuál es latenencia de bonos del sector público", explica el ex gerente generalde una firma de capitales europeos. "A esa tenencia, la casa matrizle tienen que aplicar la previsión de una cartera de sector público", agrega.

Según detalla, en el momento en que la filial local de un bancoextranjero tiene que fusionar su balance con el de la casa matriz, sepone la previsión como si estos últimos hubieran puesto losfondos. "Le afecta muchísimo el patrimonio y prefieren no asumirese riesgo", agrega.

Para los de capital nacional, en tanto, el hecho pasa por no quererasumir el riesgo. "Si el día de mañana el Estado no paga, puedentener un problema de solvencia", explica la fuente. 

Sea como fuere, es claro que la crisis de 2001 marcó un antes y undespués en cuanto al financiamiento al Estado por parte de losbancos. Tras la debacle, con una serie de reglasmacroprudenciales, el Central limitó la tenencia de bonossoberanos en el sistema financiero.

Después de 2001, se aprendió de la lección de exponerlos tantos yse hizo una regulación que los limita. Pueden tener un poco más omenos de bonos, dependiendo de la coyuntura, pero tienen unlímite detrás", asegura Mercedes Cangueiro, de Standard andPoor’s.

El ajuste de González Fraga
Cuando se habla de los números de los bancos públicos hay quetener en cuenta que en término de activos, el Nación concentra el55% del sector. Si se le suma el Provincia, entre los dos concentranel 80%. Además, si uno agrega al Ciudad, las tres entidadesacaparan el 90% de los activos.

Por eso, lo que haga el Nación tiene un efecto directo sobre losnúmeros del segmento. En ese sentido, hubo una política concretaque llevó adelante la entidad que preside Javier González Fraga, que decidió no renovar gran parte de las Lebac que tenía en sucartera a finales de 2018 para hacerse de más liquidez. Hastaoctubre, de hecho, la banca pública -con el Nación a la cabeza- tenía el 50% de las letras del BCRA. Hoy, en cambio, posee menosdel 30%.

Esta jugada fue la contraparte del ajuste monetario que el propioFondo Monetario Internacional le pidió al Nación, para estar enlínea con la política que en noviembre encaró Guido Sandlerisdesde el BCRA.

En otras palabras, el FMI no quiere que si el Central aprieta elfreno en términos monetarios, el Nación apriete el acelerador. Así se lo transmitió el italiano Roberto Cardarelli el lunes 12 denoviembre a González Fraga, cuando lo visitó en su despacho.

Sea financiando al Estado o ayudando al BCRA a absorber pesos,los bancos están dejando de lado su función principal: prestar afamilias y empresas.

"Es lo que pasó en 2015, que la intermediación financiera era muy baja y los resultados venían por títulos", recuerda Recalde, de Standard & Poor’s. Claro, hace cuatro años era el boom de las Lebacs lo que les hacía ganar plata a las entidades, y hoy son las Leliqs. "Hay una mayor mora, mayor previsión y con estos títulos solucionan el tema de incertidumbre", acota.

Para Fabio Rodríguez, "esto es una situación anómala, que está soportada porque el sector está siendo funcional a la políticamonetaria que está imponiendo el Fondo Monetario y el Central, esla única explicación que tiene".

El economista sostiene que un sistema financiero sano tienen quepensar en volver a recuperar la intermediación. "Hoy el crédito enpesos es el 28% del activo y las Leliqs concentran el 16%, más de lamitad", destaca Rodríguez.

Con el crédito en baja y la mora en ascenso, los banqueros ven enlas Leliqs la mejor forma de seguir teniendo rentabilidad. Sinembargo, de consolidarse esta tendencia generará un deterioro enla hoja de balance de los bancos, con menos crédito, de menorcalidad y un 20% de sus recursos colocados en un sólo activo decortísimo plazo. "Esto es anómalo", como dice Rodríguez.



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