La historia es la narración de lo acontecido en
el pasado, ella nos permite analizar el presente y prevenir o
vislumbrar el futuro y en ciertos aspectos y circunstancias cumple la
función que en muchas civilizaciones desempeñaron los Concejos de
Ancianos que llenos de sabiduría y colmados de experiencia
permitían advertir y aleccionar a la comunidad de acciones o
errores propios de la inexperiencia, la ignorancia, el egoísmo, la
soberbia o la terquedad, ahora bien ¿Por qué hago esta particular
visión y comparación de la historia? y ¿Cual es mi propósito?
Los argentinos hace ya varias décadas que
perdimos el rumbo, pero peor aún corrompimos nuestras instituciones
y destruimos sus estructuras, pero todavía más distorsionamos y
falseamos la historia, esto nos dio por resultado crisis recurrentes
y una constante decadencia de la que no sabemos encontrar su
solución.
La primera mitad del siglo XX con sus dos grandes
conflictos bélicos de alcance mundial provocaron cambios en todos
los aspectos que hacen al comportamiento y pensamiento de la
sociedad, que antes durante siglos y lentamente el hombre iba
incorporando a su cultura, la magnitud de estos acontecimientos
acelero inimaginablemente estas transformaciones, quienes con más
claridad y sabiduría supieron advertir y adaptase a los nuevos
tiempos fueron los EE.UU. que simultáneamente a los mismos fueron
cambiando sus políticas, esto se advierte con mayor evidencia cuando
a comienzos de siglo crecieron fronteras adentro, luego de la segunda
guerra mundial se transformaron en el mayor imperialismo del mundo
con imagen democrática en contraposición de la Unión Soviética
que fue un conquistador imperial y dictatorial..
Nosotros a fines del siglo XIX y comienzos del XX
tuvimos una generación iluminada de políticos que advirtieron con
inteligencia y sagacidad los cambios que el desarrollo del mundo
imponían y así de esta forma ocupamos los primeros lugares entre
los países más ricos y resultamos potencialmente tan atractivos al
mundo inversor. Luego quizás como consecuencia de la pereza que da
la riqueza actuamos con comodidad, indolencia, lentitud y
despreocupación, sumando la lejanía geográfica de los centros de
decisión y poder, tratamos a destiempo de ir adaptándonos a los
cambios que el mundo aceleradamente generaba e imponía. Con Perón
durante las décadas del 40 y 50 llevamos a cabo y tratamos de
instrumentar políticas que eran las que habían llevado al mundo a
la última conflagración mundial: el fascismo, en los 70 se trato en
forma cruenta de importar lo que Castro en Cuba había comenzado a
fines de los 50, con funestos resultados para su pueblo y otros a
quienes quiso exportar su revolución, a comienzos de este siglo
nosotros nos cerramos al mundo cuando el mundo se abría al libre
mercado y levantaba sus barreras aduaneras, ahora estamos abriéndonos
y entregándonos cándidamente y sin los mínimos resguardos
estratégicos en los brazos del libre mercado, cuando EE.UU. y los
países centrales cierran selectivamente sus fronteras a la
competencia externa. Evidentemente por imprevisión, y carencia de
proyectos a lago plazo vamos corriendo detrás de los acontecimientos
y siempre llegamos tarde y así nos alcanzan las crisis que
terminaron convirtiéndonos en decadentes.
La crisis que hoy con tanta dureza nos golpea debe
llevarnos a la reflexión y meditar donde estamos y donde queremos
ir, las circunstancias y el momento son los oportunos para
conciliar el rumbo, debemos vencer nuestras actuales tribulaciones,
no debemos bajar los brazos, se impone la templaza y el coraje, para
ello debemos curar las viejas heridas que nos separan, en definitiva
debemos unirnos, debemos buscar la forma de consensuar ideas,
objetivos y propósitos comunes que nos lleven a retomar el camino
correcto es decir, transitar un camino común en la búsqueda del
bien común materializándolo a través de un Contrato Social.
Diferentes pensadores durante siglos hablaron e interpretaron un
contrato social que armonizara la convivencia ordenada de la
sociedad, esto es lo que expresa en su obra el “El Contrato Social”
Jean Jacques Rousseau que tanto influyo en el pensamiento de la
Revolución Francesa, estos mismos principios conceptualmente fueron
los que llevaron al mundo a la creación en 1945 de la ONU, esto es
lo que en España luego de la dictadura de Francisco Franco los
españoles acordaron con el Pacto de la Moncloa, esto es lo que hoy
las circunstanciaos nos imponen a los argentinos, esto es en
definitiva lo que un Juan Perón aggiornado, experimentado, ilustrado
y despojado de su antiguo autoritarismo en su tercera presidencia
busco infructuosamente y advirtió: “A esto lo arreglamos entre
todos, o no lo arregla nadie”.
Pues bien serenemos los espíritus, recapacitemos
y actuemos con sensatez y sabiduría, acudamos a la historia y
refresquemos la memoria y así podremos aunar pensamientos y
objetivos comunes, actuemos mancomunadamente en el logro de estos
propósitos, depongamos posiciones e intereses personales a favor del
bienestar común solo con inteligencia y grandeza de espíritu
lograremos emerger de la oscuridad en que nos encontramos, que nos
ciega y destruye.
Diego Lo Tártaro Presidente de IADER