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Ritondo suena fuerte para acompañar a Vidal

Descartado el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses, ya está definido entonces que María Eugenia Vidal jugará su suerte de la mano de su jefe político, Mauricio Macri, en las fechas previstas por el cronograma nacional electoral: 11 de agosto las PASO y 27 de octubre las elecciones generales.

Para ella es a todo o nada, no hay balotaje. Para la gobernación bonaerense alcanza con ganar por un voto y lo que podría ser mucho más sencillo en caso de que la provincia se definiera en una elección individual, en la que los intendentes peronistas jugaran su suerte sin el impulso que implicará eventualmente la candidatura presidencial de Cristina Fernández, ahora estará “contaminado” por la elección presidencial.

En la aceptación de Vidal para atar su destino al de Mauricio Macri influyó fundamentalmente el pedido de la Casa Rosada, pero también la convicción de que un triunfo bonaerense de Cambiemos sin su correlato nacional podría resultar a la postre pírrico: gobernar la provincia sin la “protección” de un presidente del mismo signo podría ser letal para el futuro de la gestión. Por cierto, lo mismo podría decirse para el Gobierno nacional, en el caso inverso.

Despejadas las dudas respecto de un eventual adelantamiento, la gobernadora aparece ahora dedicada a la gestión; tiene tiempo hasta el 22 de junio para definir las listas con las que buscará reforzar su poder en la Legislatura bonaerense. Pero también debe resolver un detalle no menor: quién será su compañero de fórmula.

Porque mientras algunos sugieren como “lógico” que la gobernadora mantenga al radical Daniel Salvador a su lado, conforme el hombre de San Fernando ha sido leal y no se ha registrado nunca ningún chispazo entre ambos, fuentes bonaerenses aclararon a parlamentario.com que esa alternativa no está cerrada.

De hecho, este medio pudo saber de altísimas fuentes que la decisión de la gobernadora es cumplir con el deseo que había expresado en 2015, cuando en vísperas del cierre de listas definió que Cristian Ritondo la acompañara. Esa fórmula duró apenas unas horas, porque los radicales estallaron, reclamando para sí la vicegobernación. El hoy distante Ernesto Sanz -por entonces precandidato presidencial y uno de los artífices de Cambiemos- logró revertir la decisión inicial e imponer a Salvador como compañero de fórmula de Vidal.

La gobernadora tendría decidido entonces poner a su lado ahora sí a quien actualmente es su ministro de Seguridad, quien ya adelantó que en diciembre dejará ese lugar que en general resulta ser una especie de silla eléctrica para los funcionarios, pero de donde Ritondo sale fortalecido.

Tan es así que el nombre de quien fuera vicepresidente primero de la Legislatura porteña figuró en punta a la hora de pensar en las listas bonaerenses de Cambiemos, pensando en el reemplazo de Emilio Monzó, si el oficialismo actual reelige este año. El nombre de Ritondo es bien visto en la Casa Rosada, a sabiendas de que tiene el perfil adecuado para cumplir el rol que ha desempeñado estos años Monzó, como pudo demostrarlo cuando estuvo al frente de la Legislatura de la Ciudad. Por eso también suena para ese cargo otro hombre proveniente del peronismo, que también estuvo encabezó la Legislatura, Diego Santilli. Hoy al frente de las carteras de Seguridad en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, ambos estuvieron juntos este jueves, al supervisar el derribo de un búnker de venta de droga número en la localidad de Gregorio de Laferrere, partido de La Matanza.

Lo cierto es que fuentes de alto nivel en la provincia de Buenos Aires aseguraron que Ritondo es el elegido para acompañar a Vidal, aunque lo más probable es que nada se defina ahora. Como dijimos, falta bastante tiempo para definir oficialmente esa cuestión y está claro que cuando se anuncie ya no podrá volverse atrás, como pasó hace cuatro años.

Como también está claro que el radicalismo va a pelear por mantener su lugar institucional junto a Vidal, cuestionando una fórmula Pro pura. En 2015, recordemos, el elemento por el que se rechazó la decisión inicial fue no solo que ambos dirigentes fueran del Pro, sino su identificación política porteña. Con cuatro años de gestión en La Plata, hoy esa objeción ya no corre.

Sí puede discutirse cómo puede una decisión de ese tipo afectar la armonía con los socios radicales, pero bien podrían replicar desde el Pro que el actual jefe del radicalismo desoyó el pedido presidencial de unificar la elección en su provincia con la nacional. En efecto, Alfredo Cornejo anunció esta semana que Mendoza irá a las urnas un mes antes que las generales de octubre. Y se espera que el también radical Gerardo Morales adopte próximamente una decisión en el mismo sentido.

También vale la opinión de la Casa Rosada, que amén de que pueda mediar o no a favor de los radicales, podría requerir los servicios de Ritondo, como dijimos, a nivel legislativo nacional. Aunque Vidal bien podría darse ya por cumplida con Olivos desde que decidió anunciar con mucha antelación que su lista acompañará a la de Mauricio Macri en agosto y octubre.





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