Finanzas personales en el mundo digital
Para ilustrar y entender mejor a la nueva generación y sus conductas en el ámbito de las finanzas personales, plantearemos las diferencias más importantes en el modus operandi de los inmigrantes y de los nativos digitales.
1) Ahorro:
Inmigrantes digitales: Techo propio, auto, plazos fijos. El ahorro de los inmigrantes digitales es conservador y ampliamente conocido, pero lo más importante de todo es que suele hacerse a través de los bancos tradicionales y con objetivos puramente materiales.
Nativos digitales: Contrariamente a lo que muchos piensan, sí se preocupan por su futuro financiero, aunque se alejan de los patrones de conducta de sus padres a la hora de ahorrar. El sueño de la casa propia no los desvela. Prefieren ahorrar para acceder a experiencias (viajes y capacitación en el exterior) o para adquirir nuevas herramientas tecnológicas que mejoren su calidad de vida digital y, al mismo tiempo, su productividad. Privilegian el disfrute por sobre la posesión. Suelen tener aversión a los bancos y se vuelcan con mayor convicción a las empresas fintech.
2) Ingresos:
Inmigrantes digitales: Defienden, en su mayoría, la relación de dependencia (ingreso unidireccional), donde la posibilidad de “hacer carrera”, la seguridad social y distintos incentivos ofrecidos por las empresas juegan un papel importante. Además, reivindican la moral del trabajo que apunta a una relación directamente proporcional entre sacrificio e ingresos: merece ganar más quien más se sacrifica. Finalmente, cargan con la mochila del miedo al despido y valoran la estabilidad laboral con el fin de obtener dinero con regularidad.
Nativos digitales: Buscan incorporar sus conocimientos sobre las nuevas tecnologías para ganar tiempo y ser más productivos esforzándose menos. Trabajar en una oficina es visto como un sinsentido. El teletrabajo (trabajar desde la casa o en espacios de coworking) es moneda corriente (recientemente se dio a conocer el caso de una empresa estadounidense que tiene una valuación de mercado de mil millones de dólares, 800 empleados y ninguna oficina). Por otra parte, son más propensos a la generar ingresos pasivos a fin de diversificar sus fuentes de ingresos y poseer mayor flexibilidad para cambiar de trabajo rápidamente cuando no se sienten valorados o no les satisface el nivel de conocimiento de sus jefes, lo que ocurre con frecuencia dada la brecha de conocimiento tecnológico entre los inmigrantes digitales con cargos jerárquicos y los nativos digitales con puestos de menor rango.
3) Inversión:
Inmigrantes digitales: El conservadurismo que predomina en la Argentina se explica por las recurrentes crisis que nos afectan. El dato es tan llamativo como preocupante: apenas el 1% de los argentinos invierte en acciones, mientras que la gran mayoría busca la seguridad del dólar y los más temerarios se animan a los plazos fijos. Ven a la casa propia como la primera o la única gran inversión que deben hacer en sus vidas.
Nativos digitales: Dado su manejo de las nuevas tecnologías, son más proclives a invertir en ellas cuando detectan que tienen potencial para generar impacto. Las criptomonedas son un claro ejemplo de ello, puesto que para los nativos digitales la existencia de una moneda digital, global, descentralizada y no dependiente de bancos centrales es visto como algo que triunfará por decantación. Otro rasgo importante que los diferencia de las generaciones precursoras refiere al canal que utilizan para invertir: las app para celulares están a la orden del día, como lo marca el éxito que está teniendo en Estados Unidos la empresa Robin Hood, que en su servicio básico permite operar acciones de ese país y criptomonedas de manera ágil y sin comisiones, aunque a veces resignando unos centavos en el precio de compra o venta.
Conclusión
El mundo, nos guste o no, se está volviendo cada vez más digital y menos analógico. La cuota de tiempo que le dedicamos a un universo y a otro resulta de una decisión totalmente personal. No obstante, en lo que respecta al trabajo y a las finanzas personales, ignorar los hábitos y costumbres de los nativos digitales puede costarnos cada vez más caro.
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