https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

La Fed pone la música y las acciones bailan

El mercado sospecha que la Reserva Federal esconde algo. 
Eran las 16 horas del miércoles. Las acciones subían en todo el mundo. El Merval avanzaba cerca de un 3 por ciento y los índices norteamericanos trepaban un 2 por ciento. Todo se vivía en un clima de aparente tranquilidad y optimismo, que finalmente fue la calma que antecedió la tormenta.

Apenas las agujas del reloj cruzaron las 4 de la tarde se dio a conocer la noticia que todos esperaban: por cuarta vez en el año la Reserva Federal aumentó un cuarto de punto porcentual la tasa de los fondos federales. 
La referencia
Por si no lo sabías, la tasa de los fondos federales es una tasa de interés que los bancos se cobran entre sí cuando se prestan dinero, usualmente de un día para otro.

Recientemente subida al rango de 2.25-2.5 por ciento, la Federal Funds rate no es estrictamente fijada por la Reserva Federal. El organismo mensualmente comunica el rango en el que quiere que oscile la tasa e interviene en el mercado interbancario, absorbiendo o emitiendo dinero, para imponer su voluntad.

La tasa de los Fondos Federales es la principal herramienta para regular la cantidad de dólares que hay en el mundo. Desde hace tres años la Fed está aspirando los dólares que hace una década desparramó por el planeta para reavivar la economía global, que había sido noqueada por la crisis de las hipotecas. Precisamente en 2018 la Fed absorbió dinero con mayor agresividad que en los años anteriores porque la economía de Estados Unidos creció al mayor ritmo del último lustro, la inflación apenas se aceleró y el desempleo alcanzó su mínimo nivel en varias décadas.

Mercados desconfiados
Volviendo a lo que pasó el miércoles, poco después de que salió a la luz la noticia de la Fed, las acciones en Wall Street se vinieron a pique. En sólo cinco minutos los índices norteamericanos borraron el avance que trabajosamente habían conseguido durante ese día. Y en una hora el S&P 500 se desplomó un 4 por ciento.

La noticia no agarró por sorpresa a los inversores. De hecho, el aumento de la tasa era más previsible que el final de una comedia romántica. La caída en picada de las acciones se debió a lo que sucedió media hora después de conocida la noticia.

Cerca de las 16:30 hora argentina, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ofreció una conferencia de prensa para exponer lo que todo el mundo de las finanzas quería saber: cómo la Fed está viendo la economía y qué piensa hacer respecto de las futuras subas de tasas de interés.

Jay Powell dijo que la máxima autoridad monetaria de Estados Unidos ve una economía norteamericana fuerte, creciendo a un ritmo más lento, con una inflación desacelerándose y un mercado laboral aun así vigoroso. Y que, de acuerdo a esta visión, la Fed planea hacer dos ajustes de tasas en 2019 pero están sujetos a que se confirmen esas proyecciones.

Además, aseguró que la Reserva Federal va a continuar “achicando su balance” (en otras palabras va a seguir aspirando los dólares desparramados por el mundo) y que el programa de normalización monetaria está cerca de acabarse.

Resulta cuanto menos extraño que la Fed ya planee cortar sus políticas contractivas cuando la economía de Estados Unidos muestra un crecimiento sólido con una inflación cercana a su objetivo.

¿No será que, en realidad, la Fed está escondiendo algo? ¿Y que proyecte aflojar con su aspiradora para ver si puede evitar que no estalle la próxima crisis financiera? 

Algo de eso parece estar temiendo el mercado luego de la pésima respuesta que le dio a las palabras de la Fed. Apenas DJay Powell “puso play” y se oyeron sus palabras, las acciones bailaron frenéticamente, moviéndose de un lado para el otro, en las pistas de todo el mundo.

Ojo, no seamos tan suspicaces. La caída de las acciones también se puede deber a que la Fed también confirmó que espera que Estados Unidos crezca a un ritmo más lento. Esto nos llevaría a pensar que las empresas generarían menos ganancias en el futuro, lo que afectaría el precio presente de las acciones.

Lo cierto es que, a pocos días de que termine el 2018, el S&P 500 está en rojo. Borró toda la suba que había cosechado en este volátil año y está cerca de registrar una caída del 20 por ciento desde los máximos históricos, lo que lo condenaría a llevar el temido mote de “mercado bajista”.

Con el “cruce de la muerte” en curso su gráfico, ¿habrá terminado el mercado alcista más largo de su historia? Desde luego, eso lo veremos con el correr de los días. Lo que no queda dudas es que, si el bear market finalmente se concreta, el Merval no podrá escaparle a otro tramo caídas.

Hasta la semana que viene,

Bruno Perinelli

Para CONTRAECONOMÍA