En un escenario como el actual de elevada volatilidad y serias preocupaciones sobre el crecimiento económico global, el Brexit y continuas tensiones comerciales entre las dos economías que acaparan el 40% del comercio mundial es muy probable que los inversores busquen cobijo en las acciones que aporten valor. Compañías de reconocido prestigio y un largo recorrido empresarial de éxito, activos productivos que premian a sus inversores con un ingreso en forma de dividendo y valorización a largo plazo.
En las compañías de gran crecimiento y sectores que han generado las mayores rentabilidades últimamente como el tecnológico, ya se está viendo una cierta fuga de inversores en busca de valía, renunciando a la cuantía, deshaciendo posiciones en sectores como el tecnológico, sanidad, consumo o servicios. Sectores como el financiero, de materiales básicos, utilities y energía son industrias tradicionales donde se encuentran empresas de valor.
A pesar de las previsiones de ralentización en el crecimiento mundial, las cifras de desarrollo previstas siguen siendo bastante razonables. Si se van despejando factores de riesgo y no hay señales de que la economía global entra en recesión, el componente determinante que podría suponer un suelo de mercado será la temporada de resultados corporativos anuales y sus previsiones para 2019. Si las empresas siguen creciendo a un buen ritmo, los mercados de renta variable seguirán creciendo y generando mejores retornos que los mercados de renta fija.
En Europa, si el acuerdo sobre el Brexit se resuelve de forma favorable, se eliminaría un riesgo político que favorecerá a unos mercados de acciones que no han seguido la evolución de los mercados globales y podrían corregirse las divergencias que se han generado este año. Se espera que el Banco Central Europeo comience a subir las tasas en 2019, encareciendo la financiación de las empresas. Las compañías con bajos niveles de deuda no se verán tan afectadas en el proceso de normalización monetaria.
Los mercados emergentes también están en el punto de mira de los inversores de cara a 2019. Durante 2018 el índice MSCI de mercados emergentes acumula una caída que ronda el 20%. Hay previsiones de crecimiento de importantes firmas de inversión que pronostican subidas cercanas al 10% el próximo año en los emergentes, que es el doble de lo previsto en otros índices como el S&P 500 y el Euro Stoxx 50. Las previsiones de crecimiento de los mercados emergentes son del 4,7% para 2019, mientras que las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional indican un crecimiento del 2,5% en Estados Unidos, el 2,2% en Europa y un 2,3% a nivel mundial.
En los mercados de divisas, el dólar se podría ver fortalecido por la consistencia del crecimiento económico de Estados Unidos y la política monetaria de la Reserva Federal. Aunque la guerra arancelaria podría acabar presionando a la moneda estadounidense, mientras que los avances frente al euro podrían verse limitados en el momento en que el Banco Central Europeo comience a subir los tipos de interés.
En las commodities se espera que los recortes de producción de petróleo acordados por la OPEP este mes de diciembre eleven las cotizaciones a niveles comprendidos entre los 65 y 60 dólares por barril. El oro podría beneficiarse de los momentos de incertidumbre actuales y ejercer como activo refugio para los inversores que quieran cubrir sus carteras de la inseguridad política y la elevada volatilidad reinante.
David Pina es analista de ActivTrades
En las compañías de gran crecimiento y sectores que han generado las mayores rentabilidades últimamente como el tecnológico, ya se está viendo una cierta fuga de inversores en busca de valía, renunciando a la cuantía, deshaciendo posiciones en sectores como el tecnológico, sanidad, consumo o servicios. Sectores como el financiero, de materiales básicos, utilities y energía son industrias tradicionales donde se encuentran empresas de valor.
A pesar de las previsiones de ralentización en el crecimiento mundial, las cifras de desarrollo previstas siguen siendo bastante razonables. Si se van despejando factores de riesgo y no hay señales de que la economía global entra en recesión, el componente determinante que podría suponer un suelo de mercado será la temporada de resultados corporativos anuales y sus previsiones para 2019. Si las empresas siguen creciendo a un buen ritmo, los mercados de renta variable seguirán creciendo y generando mejores retornos que los mercados de renta fija.
En Europa, si el acuerdo sobre el Brexit se resuelve de forma favorable, se eliminaría un riesgo político que favorecerá a unos mercados de acciones que no han seguido la evolución de los mercados globales y podrían corregirse las divergencias que se han generado este año. Se espera que el Banco Central Europeo comience a subir las tasas en 2019, encareciendo la financiación de las empresas. Las compañías con bajos niveles de deuda no se verán tan afectadas en el proceso de normalización monetaria.
Los mercados emergentes también están en el punto de mira de los inversores de cara a 2019. Durante 2018 el índice MSCI de mercados emergentes acumula una caída que ronda el 20%. Hay previsiones de crecimiento de importantes firmas de inversión que pronostican subidas cercanas al 10% el próximo año en los emergentes, que es el doble de lo previsto en otros índices como el S&P 500 y el Euro Stoxx 50. Las previsiones de crecimiento de los mercados emergentes son del 4,7% para 2019, mientras que las últimas estimaciones del Fondo Monetario Internacional indican un crecimiento del 2,5% en Estados Unidos, el 2,2% en Europa y un 2,3% a nivel mundial.
En los mercados de divisas, el dólar se podría ver fortalecido por la consistencia del crecimiento económico de Estados Unidos y la política monetaria de la Reserva Federal. Aunque la guerra arancelaria podría acabar presionando a la moneda estadounidense, mientras que los avances frente al euro podrían verse limitados en el momento en que el Banco Central Europeo comience a subir los tipos de interés.
En las commodities se espera que los recortes de producción de petróleo acordados por la OPEP este mes de diciembre eleven las cotizaciones a niveles comprendidos entre los 65 y 60 dólares por barril. El oro podría beneficiarse de los momentos de incertidumbre actuales y ejercer como activo refugio para los inversores que quieran cubrir sus carteras de la inseguridad política y la elevada volatilidad reinante.
David Pina es analista de ActivTrades