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Informe Ecónomico Semanal Banco Ciudad del 29/09/2017

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

Esta semana se dieron a conocer una multiplicidad de indicadores que aportan renovados indicios del buen momento que ha comenzado a transitar la economía local. En lo ateniente al nivel de actividad, tanto el estimador mensual del INDEC, como los datos de producción industrial y de la actividad de la construcción, continúan mostrando un crecimiento alentador, al tiempo que el comportamiento de las importaciones, con un incremento importante en las compras de bienes de capital, se condice con el empuje que ha comenzado a mostrar la inversión. Por otro lado, se observó una nueva mejora del salario real, que sirve de sostén al actual avance del consumo privado, a la vez que esta recomposición de los ingresos impulsó un retroceso de las cifras de pobreza en el primer semestre de 2017.
En lo que hace al nivel de actividad, el estimador mensual del INDEC arrojó en julio su tercera suba mensual consecutiva (en este caso del 0,7% sin estacionalidad), llevando la variación interanual al 4,9% y la acumulada en el año al 2,1%. De esta forma, la actividad agregada pasó a situarse en niveles prácticamente idénticos a los picos registrados a mediados de 2015, dejando definitivamente atrás la contracción del último año y, más importante aún, atravesando de aquí en adelante un punto que la economía no había logrado superar desde que inició un proceso de estancamiento tendencial a fines de 2011.
Con prácticamente la totalidad de los sectores en terreno positivo, en julio la construcción volvió a presentar la suba más importante (+15,7% i.a.), algo que podría replicarse en agosto a la luz de los últimos datos adelantados del sector. De acuerdo al INDEC, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) se expandió un 13% interanual en agosto, acumulando en el año una mejora de 9,5%. Este empuje se traduce en una recuperación del empleo en el sector, con la creación de 44.000 puestos de trabajo (+11,2%) respecto a julio de 2016, junto con una demanda creciente de insumos que arrastra a sectores conexos de la industria.
En este sentido, la producción industrial experimentó en agosto una mejora de 5,1%, observándose las subas más pronunciadas en los bloques ligados a la actividad de la construcción. La producción de cemento creció 8,1% interanual y la de acero crudo un 21,6%, en tanto que la industria metalmecánica (sin autos) se expandió 20,2%, con una fuerte demanda de herramientas y maquinarias para obras de construcción.
Como correlato de este persistente avance de la actividad económica, las importaciones siguieron creciendo a buen ritmo en agosto (+25%), acumulando en el año una suba de 16,8%. Se destacó aquí el comportamiento de las importaciones de bienes de capital, que se incrementaron un 42% i.a. en agosto y 25% en lo que va del año, tendencia que se condice con el posicionamiento de la inversión como el componente más dinámico de la demanda agregada. Además, en línea con el repunte de la industria, las importaciones de bienes intermedios exhibieron un alza del 28,1% interanual y las compras de piezas y accesorios para bienes de capital registraron una suba del 12,6%.
Por otro lado, con la inflación en retroceso, en julio se registró una nueva recuperación en el poder de compra de los salarios, lo cual hace prever que en adelante el consumo privado tenderá a mantenerse firme, tal como ya reflejaran las cifras del PIB correspondientes al segundo trimestre. Lo anterior se observó de forma más clara en el sector privado registrado, con una suba interanual de 31,5% en los salarios nominales, que dio lugar a una mejora real de 8,3% en sus ingresos. En lo que hace a los asalariados no registrados (para los cuales no se cuenta con información suficiente para realizar una comparación interanual), en los primeros siete meses del año sus remuneraciones crecieron un 17%, equivalente a un alza de 3% ajustada por inflación, similar a la del total de los trabajadores (3,6%).
Con la inflación en baja, y la actividad, el empleo y los salarios reales en ascenso, las cifras de pobreza correspondientes al primer semestre del año pasaron a mostrar su primera reducción desde que se retomara su medición oficial, a comienzos de 2016. En este mismo sentido actuó, además, el incremento de las prestaciones sociales, que se expanden también a un ritmo superior al que muestran las variaciones del nivel de precios. Así, la pobreza abarcó al 28,6% de la población cubierta por la EPH en la primera mitad de este año, frente a un 30,3% en el semestre previo, lo que equivale a que poco más de 439.000 personas abandonaron su condición de pobres en el total de los 31 aglomerados urbanos relavados. Si bien todavía elevada, esta cifra ya es similar a la estimada por el Observatorio Social de la UCA a fines de 2015 (y en promedio desde el año 2010), anticipándose que se perfore ese umbral en futuras mediciones, en la medida que se logre consolidar el actual proceso de crecimiento.