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Negrini cuenta cómo Agrometal se reconvierte y siembra las bases de una nueva etapa

La fábrica de Monte Maíz está viviendo una reconversión tecnológica que su presidenta, Rosana Negrini, define como “la creación de una nueva empresa”. Después de “haber sobrevivido” a un 2015 “asfixiante”, el presente de la compañía se vuelve esperanzador: una planta trabajando a full, ampliaciones, financiamiento en la bolsa, nuevos proyectos y la posibilidad de debutar en algunos mercados externos. En qué anda esta empresa que lidera el mercado nacional de sembradoras y que este año facturará $ 900 M.

“El presente es totalmente diferente al de años anteriores. Porque este año hasta tenemos un desahogo financiero. Entre que vendimos más máquinas para trigo que lo habitual, lo que adelantaron los bancos y los $ 100 millones de Obligaciones Negociables que emitimos a fines de mayo tenemos una realidad que no nos pasaba hace muchísimos años”.

Así comienza la charla con Rosana Negrini , quien contrasta esa realidad con lo que vivió la empresa hace un par de años. “Sobrevivimos al 2015 sin echar a nadie, pero no quiero imaginarme qué hubiera pasado si teníamos otro año como ese”, relata aun con cierta angustia.

La firma que se fundó en 1950 tiene dos momentos en el año: vende sembradoras de grano fino (trigo y pasturas) en el primer semestre y para grano grueso (soja y maiz) en el segundo. Las proporciones respectivas son 30 y 70%.

“En los años malos esa relación fue 10-90, imaginate: era imposible vivir durante todo el año con lo que vendíamos en 3 meses y tampoco contábamos con la plata en la época de baja producción para financiar al momento de la cosecha gruesa. Entonces con las ON quisimos sacarle estacionalidad, tenerlas a principio de año para financiar las máquinas y acopiarlas para el momento de la venta. Aunque se demoraron, salieron y conseguimos aplicar el primer tramo de un programa por $ 500 millones, lo que nos da perspectiva a mediano plazo”, cuenta Negrini explicando las bondades del mercado de capitales.

El 54% de las acciones pertenece a la familia y el resto cotiza en la Bolsa de Buenos Aires, donde la firma llegó en 1961, cuatro años después que su padre comenzara a trabajar en la fábrica, siendo desde entonces su gerente y desde 1980 hasta la fecha de su fallecimiento (5/5/2000) el presidente de la compañía.

500 máquinas y 900 millones
En el primer semestre entregaron el 30% de las sembradoras producidas y vendieron -pero aún no entregaron- un 50% de lo estimado para el año. “Probablemente nos quedemos sin sembradoras para vender en el segundo semestre, el más fuerte para nosotros”, admite.
 
(Oscar Lattanzi - Gerente Comercial)

Este año la empresa planea comercializar 500 unidades, un 20% más que el año pasado y con la planta a full, trabajando hasta en tres turnos en algunos sectores (mecanizados, plasma y robots).

La ampliación que comenzará en breve y demandará una inversión de US$ 5 millones (dos naves de 1.500 metros cuadrados cada uno, extensión del almacén y un centro de capacitación), pero no alcanzará para contener la incesante demanda.

Esa situación se observa en la facturación: en el primer semestre facturará más de $ 220 millones y el estimado para el año rozará los $ 900 millones. El año pasado las ventas fueron de $ 500 millones. Para tener una idea de lo duro que fue ese 2015, aquel año la facturación total fue de poco más de $ 200 millones.
 

El valor por cada acción cotizante también lo grafica: en diciembre de 2014 era de $1,78, al cierre de esta nota es de casi $ 36 y llegó a estar hace cuatro meses en casi $50.

“Se van incrementando las ventas y al mismo tiempo el valor de las máquinas por el tamaño y la incorporación de tecnología”, detalla Negrini. Eso explica porqué en las mediciones por unidad en 2004 “cocinaban” 1.000 sembradoras y ahora tienen que ampliar la planta y sacan la mitad. El millar de aquel momento era para tres modelos de grano fino y tres de grueso. Hoy las combinaciones de productos permiten hacer 400 productos diferentes.

La sembradora que más vende es la Mega (neumática) para maíz y su valor ronda los $ 1.600.000, aunque puede llegar hasta $ 2.000.000. Las nuevas ADX (fino) APX (grueso) Drill tienen un valor que alcanza los $ 3.600.000.  El año pasado vendieron 50 y este año estiman triplicar esa cifra.

Una sembradora se cambia, por obsolescencia física, cada 10 años, “pero un productor de punta, por obsolescencia técnica, lo hace cada tres”, comenta.

La empresa tiene 60 distribuidores exclusivos en todo el país. “Casi todos nos acompañan desde el comienzo y están en las buenas y en las malas, nunca jamás Agrometal vende una máquina si no es pasando por su distribuidor y tenemos prácticamente cero de morosidad porque los distribuidores son garantías de clientes”, resalta.

Ellos manejan el mercado del usado, en el que podría haber novedades pronto porque algunas entidades bancarias analizan dar créditos para financiar ese tipo de productos.

Nueva tecnología, nueva empresa
Hoy la firma produce para grano fino, grueso, una sembradora arrocera y otra que hace fino y grueso al mismo tiempo; las hay mecánicas o neumáticas, con o sin electrónica. Su nuevo producto es la Air Drill, que permite el transporte de las semillas por aire. Son máquinas muy grandes que se achican a 3,50 metros para poder transportarse en ruta.

“Un 30% del valor de la máquina es componente tecnológico”, comenta la presidenta.
Esto -agrega- indica que hay un cambio estratégico en la empresa.

“Las dos máquinas nuevas nos llevaron 3 años de desarrollo y de pruebas en distintos puntos del país, cambio que debemos trasladar a nuestra red y por eso ahora los concesionarios van a tener que incorporar además de un mecánico de fierros (sic) a uno electrónico. Una sembradora que se rompe un sensor no funciona más, antes anulaban la parte y seguían. Estamos viviendo en Agrometal una etapa que es como fundar una nueva empresa. Es un nuevo desafío”, detalla. 

De cada 5 sembradoras, 1 es Agrometal
Agrometal tiene el 20% del mercado, le siguen las firmas Crucianelli (14%) y Erca (9%). Después la torta se divide en minúsculas porciones entre unas 50 pymes.

En tanto, los fabricantes monitorean la importación (este año ingresaron más de 60 máquinas y ese sería el cupo total). “Estamos de acuerdo que ingresen porque queremos competir pero que no le den créditos de bancos estatales”, dice al respecto.

En cuanto a los inconvenientes con la burocracia estatal -como los reintegros- que otrora fueron temas de pelea con funcionarios kirchneristas, dice que el sector está mucho mejor.

“Pero sí seguimos teniendo problemas con el IVA técnico porque desde hace muchos años nos equiparan con los importadores, pese a ser una fábrica. Entonces compramos material con el 21% y lo vendemos con el 10,5% de IVA entonces nos va quedando un crédito pero no lo podemos descargar y en este momento tenemos más de $ 70 millones en IVA”, cuenta. La cifra no es menor y va camino a ser similar a la emisión de ON.

Exportaciones: Bolivia y Uruguay (y ahora Mozambique)
“Un cliente que nos compró dos máquinas hace dos años y hace pocos días otras dos así que este año repetimos en Mozambique”, dice Negrini quien aclara que no venden mucho afuera porque “si no tenemos un distribuidor que se haga cargo, que responda, que de servicio de cercanía no es estratégico para nuestro negocio”. El contacto directo con el cliente, sumado al diseño especializado para las distintas regiones del país y es el diferencial de la compañía en argentina y la ventaja competitiva con las importadas.

Por eso en los dos únicos mercados externos que están -Uruguay y Bolivia- tienen distribuidores desde hace años.

Por otra parte, explicó que la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma) está avanzando para desembarcar con fuerza con la siembra directa a Sudáfrica. “Estamos pensando en empezar a investigar ese mercado, porque las tierras son parecidas, pero es un proyecto para el mediano plazo. Hoy si tuviéramos que hacer 100 máquinas para vender en ese mercado, lo que justificaría la venta, no podríamos hacerla porque estoy con la planta a full”, se sinceró.

El relacionamiento empresarial: un legado y una pasión
“Nos fortalece estar en contactos con otros grupos y fuera de la ciudad”, dice Negrini cuando se la consulta por esa característica de Agrometal de formar parte de asociaciones empresariales, algunas de las cuales fundó.

Su padre fue presidente de la Unión Industrial, fundó la Fundación Producir Conservando y junto a Piero AstoriPiero VenturiLuis PaganiAdrián Urquía, entre otros, formó parte de la Fundación Mediterránea -“desde que era estudiante acompañaba a mi padre y tenía mucha relación con todos ellos”, recuerda-.

“Formé parte de todas las instituciones, (NdR: fue presidente de Cafma) invierto mucho tiempo en el relacionamiento con otras empresas y realidades porque estoy convencida que eso enriquece a una empresa del interior del interior”, opina.

El día que Moreno visitó Agrometal
Cuando se la consulta sobre la “clase empresaria” y su rol en el gobierno anterior, señala sin pelos en la lengua. “Hubo mucha complicidad, algunos para ventaja propia. Lo he visto con muchos empresarios, por ejemplo, cuando hicieron negocios con Venezuela. O empresarios que no estaba de acuerdo con el Gobierno pero lo convalidaban. Otros se quedaban callados o no opinaban porque eso perjudicaba a la empresa y hay que pensar muchas veces en los puestos de trabajo, en especial las empresas que estamos en el interior”, dice.

Y recuerda: “Cuando fui presidente de la Cafma, entre 2006 y 2008, en agosto de ese año -en plena crisis del campo- debí haber renovado el mandato, porque era costumbre que se repitieran dos períodos, pero me retiré porque no podía quedarme callada”, relata.

Poco tiempo después de dejar ese puesto dio su punto de vista sobre la crisis del sector cuestionando las políticas de aquel entonces. Los memoriosos recuerdan que tras aquellos dichos, el por entonces secretario de Comercio Guillermo Moreno llegó a la fábrica un caluroso 2 de enero a las 10 de la mañana con un cuaderno y dos guardaespaldas para tomar nota del proceso productivo. Se fue, dicen, felicitándolos por lo que hacían en Monte Maíz y predijo -con su verborrágico estilo- que esa fábrica tenía un gran porvenir.

Los hechos demuestran que, ya sin Moreno y su cuaderno, el comienzo de esa nueva etapa ha comenzado.