El mundo esta viviendo trascendentes cambios, la velocidad en que
estos se producen son acordes con los tiempos que nos marca la
tecnología.
El fin del siglo pasado significo la terminación de un mundo que ya
es historia, la globalización es un acontecimiento del que no se
puede escapar, aunque oigamos voces que aparentarían retraerse a las
fronteras políticas de sus países, el cambio es irreversible, la
inteligencia y el conocimiento nos impiden dar marcha atrás.
Estos hechos desde luego generan reposicionamiento de todos en
especial de los grandes actores, es decir los países centrales de
Europa, EE.UU., Rusia y China.
Sus desiciones nos afectaran o favorecerán, ello depende de cómo
las evaluemos y consecuentemente actuemos.
EE.UU. sufre un cambio copernicano en su política exterior vuelve a
la política del primer Roosevelt, mira primero hacia adentro,
luego actúa. Europa oscilante y dubitativa aún sin definirse.
Rusia no oculta que nuevamente sigue su tradición de gobiernos de
fuerza aunque simulen ser una democracia. China como bien dijera
Napoleón hace ya doscientos años: “El día que China despierte el
mundo temblará”. China ya despertó.
Ahora bien nosotros que somos un país que esta en la periferia del
mundo, con un nulo peso político, pero dotados de inmensas riquezas
naturales, con un extenso territorio, con muy poca población, no
dudemos que podemos ser presas de los grandes y poderosos pescadores
de mares revueltos.
Debemos buscar refugio y fortalecernos con nuestros socios del
Mercosur y con nuestros vecinos, amigos y hermanos de: Chile,
Perú, Colombia y México este último hoy maltratado por Trump.
No dudemos que nuestra Cancillería debe rápidamente, con
coherencia e inteligencia generar reuniones a nivel regional y
multidisciplinarías, es decir aunar esfuerzos y armonizar nuevas
políticas con diplomáticos experimentados, empresarios,
sindicalistas y legisladores para entre todos encontrar caminos que
nos permitan pretejernos y avanzar inteligentemente, la unión en el
regionalismo económico es el camino a transitar. Estamos jugando con
nuevos jugadores que están cambiando las reglas del juego, pero que
ninguno de ellos conoce con precisión, pero que si todos tenemos
conciencia y certeza del cambio.
Si somos hábiles podremos ser actores decisorios en el nuevo mapa de
poder que el mundo esta tratando de reordenar. No nos demoremos,
actuemos, el mundo es de los audaces.
Diego Lo Tartaro
Diego Lo Tartaro