Cuando se publique en el Boletín Oficial la reglamentación para reordenar el espectro radioeléctrico para telecomunicaciones se dará el primer paso, a nivel local, de una recomendación realizada hace más de 16 años por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT): que aquellas bandas asignadas para servicios fijos puedan reasignarse a servicios móviles.
Se trata de una recomendación efectuada en el año 2000 durante la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de la UIT, que ya en ese entonces identificó a la banda de 2,5 Ghz (la que obtuvo Clarín a través de la compra de cinco empresas en 2016) para las telecomunicaciones móviles.
Durante los 90, luego de la privatización de Entel y en el marco de promover una mayor desregulación del sector, muchas bandas de frecuencia fueron entregadas, gratuitamente, a actores privados con el objetivo de que pudieran desarrollar nuevas redes a futuro.
Si bien esa entrega generó negocios y negociados entre algunos particulares y algunas empresas de dudoso origen que se vieron ampliamente beneficiadas por la obtención de esos recursos, hubo otros jugadores del mercado que supieron quedarse con ese espectro que habían obtenido. Como inversión a futuro.
Luego, en el año 2000, la Argentina se encontraba en pleno proceso de apertura del mercado, momento en que salió el decreto 764 que implicó nuevas reglas de juego en la industria. Esa fase, sin embargo, quedó trunca cuando, en 2001, el país ingresó en la peor crisis de su historia.
Desde entonces, y no sólo por los sucesivos gobiernos, el mercado de las telecomunicaciones en el país sólo avanzó por las nuevas demandas que surgían de parte de los ciudadanos o por la evolución propia que las nuevas tecnologías imprimían al mercado más que por un impulso desde las políticas regulatorias.
El crecimiento del uso de internet -con los locutorios al principio y el ingreso al hogar después- fue una prueba de ello. Del 0610 que conectaba a la WWW se pasó al ADSL de las telefónicas, por el mismo par de cobre. Y ya era posible brindar internet por el mismo cable de la TV paga. No era necesario hacer mucho más. Las condiciones se habían establecido previamente.
Lo mismo ocurrió con la telefonía móvil. El reglamento se había redactado a finales de los 90. El marco estaba. Sólo había que desplegar red y ganar clientes.
De modo que aquellas recomendaciones de la UIT del año 2000 no tuvieron suficiente eco en la Argentina, devastada por la crisis de 2001 y buscando el camino de la recuperación a partir de 2003. Había otros temas que resolver antes que tomar consejos de organismos internacionales. Total, los índices del sector siempre mostraban flechas hacia arriba.
Desde entonces, poco se avanzó en materia de telecomunicaciones. En 2009 se aprobó y reglamentó la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual (la famosa ley de medios) y en 2014 se sancionó Argentina Digital.
En el medio quedó paralizada una convocatoria a licitación de 3G, el Gobierno kirchnerista creó una nueva empresa de telefonía móvil, Libre.ar, que explotaría esas bandas de 3G, que utilizaría esas bandas, ahora en poder del Estado. Pero esa compañía nunca operó.
Hasta que a finales de 2014 se llamó a la nueva licitación, esta vez para ofrecer a los privados esas porciones de 3G que estaban en poder del Estado y para avanzar, de una vez, en 4G. La Argentina fue uno de los últimos países de la región en hacerlo.
Mientras tanto, los avances que se proponían desde los organismos internacionales en materia de espectro pasaban de largo.
Hasta que asumió el Gobierno de Mauricio Macri y en un año emitió dos decretos para introducir nuevas reglas en el sector y una serie de reglamentaciones esperadas por los distintos actores que pretendió introducir una nueva dinámica.
No se juzgará acá el contenido de las nuevas disposiciones. Se buscó mejorar lo que había, con objetivos concretos: profundizar la competencia y atraer inversiones. Desde el mismo Ministerio de Comunicaciones reconocieron, a finales de 2016, cuando se emitió el decreto 1340 que habilita la convergencia a partir de 2018, que parte de las metas esperadas no se alcanzaron.
El insumo esencial
Por eso, ahora, que esa cartera avance con el proceso de reasignación de espectro, puede ser una nueva ventana para que, con otros aires, comiencen a despabilarse los actores. Y el mercado.
Lógicamente, la reglamentación -que, se estima, ya quedará publicada en el Boletín Oficial este miércoles- apunta a que las empresas que tienen determinado tipo de espectro puedan pedir su reasignación si está destinado a otro uso.
El caso de la polémica banda de 2,5 Ghz -la que obtuvo Cablevisión con la compra de empresas- es el mejor ejemplo de ello.
Como ya se dijo, en 2000 la UIT identificó a la banda de 2,5 Ghz como susceptible para ser utilizada en telefonía celular. En aquel entonces, esa banda en la Argentina estaba asignada a internet fijo inalámbrico, decisión que aún sigue vigente. La tecnología WiMax (internet inalámbrico de más alcance que el WiFI) es un ejemplo de ello.
Por eso, esta primera reglamentación, que será general y habilitará a las empresas a pedir reatribución para cualquier otra frecuencia -siempre que el efecto sea positivo, dirá la norma- será importante para todos los tenedores de espectro que, como los bonos argentinos, hoy rinden mucho más que hace 20 años.
Esto será así más allá de que también será la puerta para que salga la resolución que habilite a Cablevisión a dar servicios móviles a través de sus bandas de 2,5 Ghz.
¿Y por qué esto genera tanto malestar en su principal competidor, Telefónica?
La compañía aún no tiene espectro en esa frecuencia en la Argentina. ¿Acaso es tan importante? "Los servicios 4G se pueden ofrecer en distintas bandas del espectro; una de las más idóneas es la banda de 2,5 Ghz, ya que transmite datos a velocidades sumamente altas", dice un informe de Mediatelecom, un medio especializado en telecomunicaciones de México.
Si hoy un usuario advierte la diferencia de velocidad cuando pasa de una red 3G a una 4G, también será notoria cuando esté en 4G en la banda de 700 mhz o 1,7-2.1, a cuando pase a la de 2,5 Ghz. Es que dar 4G en 2,5 Ghz es brindar un servicio móvil avanzado, tal como lo estableció la CITEL (Comisión Interamericana de Telecomunicaciones de la OEA) . Básicamente, más veloz.
La banda de 2,5 Ghz, además, desde el punto de vista tecnológico está desarrollada para tráfico de datos sobre plataforma IP, es decir, para ofrecer servicios convergentes, como triple y cuádruple play. Cualquier prestador quisiera tener también esas bandas para brindar sus combos de prestaciones.
Se trata de una frecuencia que funciona muy bien en los edificios, aunque las opciones de uso varían según cuánto espectro tenga un operador y qué modelo de negocio opere. Estudios tomados por Mediatelecom indicaron que "el 40% del tráfico de las redes inalámbricas provienen de edificios". Es decir, funcionaría muy bien en zonas como el AMBA y las ciudades más pobladas del país.
Como desventaja, una infraestructura de red en esta frecuencia es mucho más costosa de desplegar que si esa construcción se hace en las bandas de 700 mhz o de 800 mhz. Se necesita el doble de números de celdas en el primer caso respecto de los otros dos. Es la razón por la que el espectro de 2,5 Ghz es bastante más barato que los otros.
Si bien Telefónica no tiene esa banda -como tampoco Claro y Telecom- se estima que el Gobierno introducirá decisiones para habiitarles también la posibilidad de acceder a ella. Amén de que, cuando Cablevisión inicie su despliegue, las tres operadoras podrán utilizar esa infraestructura hasta tanto tengan la propia.
Claro que el espectro recomendado para banda ancha móvil no se reduce a 2,5 Ghz. Los organismos internacionales de telecomunicaciones también han incluido a otras. Por eso es frecuente ver que en los países se usan, como en la Argentina, diversas bandas para dar LTE (4G).
En Europa usan las frecuencias de 700 mhz, 800 mhz, 1800 mhz y 2,6 Ghz. En Asia van por la de 2,6 Ghz y en Estados Unidos por la de 2,3 Ghz.
En América latina están asignadas las de 700 mhz, 1.800 mhz, 1,7-2,1 mhz, 2,5 Ghz, y2,6 Ghz. La razón: es tan vasto y geográficamente desafiante el continente que las tecnologías móviles son las más apropiadas para los despliegues de red.
A nivel mundial se anticipa, a su vez, el uso de las bandas de 3,4 Ghz a 3,8 Ghz para dar banda ancha móvil. En la Argentina, hay unas cinco empresas que tienen frecuencias en ese rango.
Lo cierto es que reordenar el espectro, permitir que las empresas pidan reasignación de bandas -tal como prevé saldrá la reglamentación- habilitará más dinamismo al sector, hecho que se traducirá en nuevas inversiones, más y mejores servicios.
Y también producirá quejas nuevas, lógicamente. En el país del tango, el que no llora no mama.
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