El PIB mundial avanzará un 3,1% este año, lo mismo que se esperaba en julio, que es una décima menos que el año anterior, ya de por sí débil, si bien países en mala racha como Brasil y Rusia se reactivarán permitirán mejorar el ritmo hasta el 3,4% en 2017. China, el gigante asiático, también afloja el paso respecto a 2015: avanzará un 6,6% y un 6,2%, según los cálculos del FMI.
Aun así, la languidez de la economía mundial lleva preocupando al Fondo desde hace años. Lo que ha venido después de la Gran Recesión, una reactivación anémica y en alarma permanente por los vaivenes políticos, dura tanto que puede mutar en algo más grave. El Fondo alerta del “fantasma” de que este persistente estancamiento, sobre todo en las economías avanzadas, “pueda alentar más las llamadas populistas para restringir el comercio y la inmigración”.
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Brexit refleja un resentimiento contra la migración transfronteriza que ha alimentado el nacionalismo en Europa y puesto en tela de juicio la integración europea”, dijo este martes el economista jefe, Maurice Obstfeld. “Tensiones similares afectan al escenario político de Estados Unidos —continuó— donde la retórica anticomercio y antinmigración han sido prominentes desde el principio de la campaña electoral”.
Más allá de Trump
Las alarmas contra una ola proteccionista tienen que ver mucho con Donald Trump –el magnate y candidato republicano a la Casa Blanca-, pero no solo con él. Y no solo con Estados Unidos. Tanto en la primera potencia económica como en Europa han aumentado las voces políticas y sociales contrarias al futuro tratado de comercio trasatlántico (TTIP, en sus siglas en inglés), cuya negociación ha entrado en vía muerta.
Y el Acuerdo Pacífico que firmó Barack Obama (el TPP)está en tela de juicio en la campaña presidencial estadounidense: Trump lo ha amenazado y la demócrata Hillary Clinton también cree que debe cambiarse.
“Retrasar el reloj en cuanto a comercio solo puede agravar y prolongar el abatimiento de la economía”, señaló Obstfeld este martes. Pero la globalización ha favorecido la deslocalización industrial a países con mano de obra más barata y la clase media de las economías avanzadas (y, por tanto, más caras) ha sufrido esa destrucción de ese otrora bien pagado empleo.
Por eso el Fondo ha dado un giro llama ahora también a combatir la desigualdad y, en países como Estados Unidos, a subir el salario mínimo. Porque los bajos sueldos también frenan el crecimiento de una economía tan basada en el consumo.
Ralentización en la eurozona
La zona euro crecerá un 1,7% este año y un 1,5% el próximo, frente al 2% de 2015, así que el Fondo cree que el Banco Central Europeo debe mantener sus fuertes estímulos monetarios, e incluso debe pensar en reforzarlos si las cosas no mejoran. Y Japón, la tercera potencial mundial, tan solo avanzará medio punto este 2016 y un 0,6% en 2017.
Las economías emergentes han dado una pequeña buena noticia, porque su crecimiento se acelera por primera vez en seis años, hasta el 4,2% este año y el 4,6% el siguiente. Aunque no basta.
El Fondo llevaba años esperando que el tirón de los emergentes compensase una relajación estructural del ritmo de expansión de economías más maduras, pero esto no ha ocurrido. No es tan solo un problema de que la salida de la gran crisis de 2008 resulte frágil, sino que la capacidad del mundo para crecer haber encogido. Si comparamos con los promedios del periodo 1998-2007, se espera que el crecimiento potencial de largo plazo (lo que una economía puede dar de sí si se ponen todos sus recursos en marcha) resulte más bajo en todas las regiones, sin excepción.