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“En los últimos 15 días, con el dólar rindió lo mismo que tres meses de Lebac. El horizonte del mercado se tiñe nuevamente de verde”. Este comentario me lo hizo un operador de la bolsa con el que siempre mantengo conversaciones vía Twitter. En pocas palabras, sintetiza la reconversión de los negocios de la city, que dejaron de “hacer tasa” en pesos y ahora apuntan sus naves a posiciones en moneda dura. Por supuesto que el razonamiento tiene sus bases en lo que hacen los inversores experimentados, conocedores de todos los resquicios del mercado. Ahora bien, ¿cómo se dolarizan éstos grandes inversores? Si usted cree que lo hacen atesorando billetes verdes, está equivocado… Por el contrario, estos jugadores se valen de diversos instrumentos del mercado de capitales que les permiten blindar sus carteras ante variaciones del tipo de cambio. Además, al apostar por aquellos instrumentos, estos “zorros viejos” del mundo financiero desembolsan pocos pesos para jugarle a la devaluación. Afortunadamente, los inversores minoristas como usted y yo podemos hacer lo mismo. Sí, hay formas de dolarización que no requieren ni un solo dólar. Más abajo, le mostraré las 3 más famosas. Antes de seguir, considero prudente repasar cómo se movió el tipo de cambio y qué cuestiones hubo detrás para entender lo que se puede venir… El dólar se despertó en junio Tras una larga siesta, el tipo de cambio dio un salto el mes pasado. Entre el 15 y el 30 de junio, el dólar trepó un 9,2%. Así, se despegó del umbral estable de $ 14 al que nos tenía acostumbrados y se anidó cómodamente por encima de los $ 15.
¿A qué obedeció este salto? Básicamente tenemos dos factores: uno interno y otro externo.
En lo que atañe a Argentina, la oferta de dólares está perdiendo potencia. A medida que se aleja el segundo trimestre del año (el período dorado para la cosecha gruesa), cada vez quedan menos exportaciones agrícolas por liquidar. Para reforzar la oferta y evitar un deslizamiento cambiario mayor, el Banco Central tuvo que salir a la cancha a vender billetes. Este accionar estuvo en las antípodas de lo que la entidad venía haciendo en las semanas anteriores, cuando se paraba del otro lado del mostrador y compraba dólares para evitar una excesiva fortaleza del peso. Por el lado del mundo, el estallido del fenómeno Brexit fue un baldazo de agua fría para todos los inversores, quienes huyeron despavoridos hacia activos de calidad como el oro, el yen y el dólar. En línea con la tendencia global, nuestra moneda se devaluó fuerte contra el dólar reforzando el efecto inicial de escasez de oferta de divisas de la economía local. En este marco de suba del dólar, hubo inversores en Argentina que, tal como comentaba al principio, ganaron en pocos días lo que con otras alternativas de moda (como las Lebac) lograban en varios meses. Los triunfadores fueron quienes estaban agazapados y expectantes ante un salto cambiario. Estos inversores se llevaron su recompensa y tuvieron una de las mejores quincenas del año. La clave de su éxito pasó por contar con activos sensibles a la devaluación dentro del portafolio. Y para sorpresa de muchos, éstos inversores hicieron sus apuestas sin comprar un solo dólar. Las 3 alternativas para dolarizarse sin el billete verde La Bolsa ofrece variantes para beneficiarse de variaciones en el tipo de cambio. Pero a diferencia del tradicional atesoramiento de divisas, las opciones del mercado no requieren la compra física de dólares. Veamos 3 de las inversiones más utilizadas. 1) Títulos públicos en dólares Estos instrumentos son uno de los favoritos de quienes tienen cierto conocimiento bursátil. Se hicieron muy famosos en los tiempos del cepo cambiario porque, a pesar de todas las restricciones, permitían girar divisas al exterior. En cuestión, hablamos de títulos que hacen sus pagos en dólares. Además de la devolución del capital original, ofrecen pagos periódicos de intereses. Esto quiere decir que son inversiones superadoras de la mera compra de billetes. Los bonos rinden un interés anual mientras que los billetes físicos, no (son siempre la misma cantidad). Asimismo, como estos bonos cotizan tanto en pesos y en moneda extranjera, permiten conseguir dólares a un precio más bajo si lo miramos desde el lado de la compra en pesos. Por ejemplo, existe un bono a 2020 al que le resta por pagar US$ 136 entre intereses y amortizaciones. Si analizamos el precio de hoy (en torno a los $ 1.760), observamos que existe la posibilidad de obtener dólares por debajo de los $ 13 (sin comisiones) si esperamos 4 años. Lo interesante, además, es que no es necesario mantener los títulos hasta el vencimiento para obtener una diferencia. Como son activos líquidos, se pueden vender en el mercado y obtener una ganancia de capital (precio de venta menos precio de compra) que se suma a la de los intereses cobrados. 2) Bonos dollar-linked Los títulos dollar-linked son instrumentos que cotizan en dólares pero que operan y pagan en pesos. Es decir, los valores de mercado y flujos de fondos están atados al precio del tipo de cambio oficial. Además, estos bonos tienen una tasa de interés positiva que se acopla a la ganancia por la devaluación. En promedio, la familia dollar-linked rinde un 5% por arriba del movimiento del dólar. Este atributo los volvió muy buscados por los inversores y fondos de inversión en el pasado reciente. Pero también el interés está del lado de los emisores de bonos. En el último tiempo, gobierno nacional, provincias y empresas lanzaron una gran variedad de instrumentos dollar-linked porque les convenía. Como la inflación supera a la devaluación, su costo de la deuda es menor (a priori) que con otras fuentes de financiamiento. No obstante, la lógica de largo plazo nos dice que, en algún momento, el tipo de cambio debería (al menos) empatar con la inflación para que Argentina no profundice su pérdida de competitividad. 3) Futuros de dólar Los futuros son, quizás, la alternativa menos explorada para jugarle a la devaluación. Este camino ganó trascendencia en el último año luego de que la gestión anterior del Banco Central vendiera futuros baratos a mansalva para contener expectativas del dólar en el tramo final del cepo cambiario (el costo fue casi $ 54.000 millones). A grandes rasgos, un futuro es un contrato entre dos partes para comprar o vender un activo (dólares en este caso) en un momento futuro cierto y a un precio determinado. No es necesario que el comprador y el vendedor se conozcan ya que este acuerdo se da en el marco de un mercado regulado como lo es el Mercado a Término de Rosario (ROFEX). Una peculiaridad de los futuros es que no requieren la entrega física del activo. Si hablamos del dólar, el comprador no recibe billetes cuando expira el contrato. Lo que obtiene es la diferencia del tipo de cambio entre el precio actual del dólar y el valor acordado en el contrato. Si el tipo de cambio, por el contrario, se ubica por debajo de la cotización oficial, el comprador está obligado a afrontar la diferencia. Como se ve, este tipo de operaciones es un juego de suma cero: lo que una parte gana, la otra lo pierde. De esta manera, quien compra un contrato (tamaño mínimo de US$ 1.000) espera que el dólar termine por encima del precio pactado en el futuro para ganar la brecha. En cambio, el vendedor espera exactamente lo opuesto. Vale aclarar que las diferencias se liquidan diariamente para minimizar el riesgo de impago de la parte “perdedora”. Por otro lado, los futuros tienen un rasgo exclusivo: permiten apalancar la inversión. En otras palabras, ofrecen la posibilidad de comprar contratos sin abonar la totalidad del dinero. Sólo es necesario cumplir con una garantía. Por ejemplo, el futuro de dólar de diciembre de 2016 el viernes pasado cotizaba a $ 16,82. Un contrato para esa fecha está valuado en $ 16.820. Sin embargo, el comprador de esa posición desembolsaría sólo $ 1.810 como garantía (de acuerdo a los márgenes que establece Argentina Clearing) más comisiones más algo de efectivo por las diferencias diarias. Por lo tanto, los futuros de dólar equivalen a “subirse a los hombros de un gigante” en tanto permiten apostar por la devaluación de cierta cantidad de dólares invirtiendo solo una fracción del valor aquella. En suma, títulos públicos en dólares, bonos dollar-linked y futuros son los 3 caminos más usados por los grandes inversores para hacer un pleno a la devaluación sin comprar un solo dólar en el momento ni hundir un capital elevado. Por fortuna, también están al alcance de los pequeños ahorristas… ¿Se anima a dolarizar su cartera sin tener ni un solo billete verde físico? Si la respuesta es afirmativa, ahora ya sabe cómo. Por una nueva inversión exitosa, Nery Persichini Economista y Editor de Revancha Argentina. |