Señor Presidente
Muchas gracias señor Presidente por haber
aceptado la invitación de acompañarnos a nosotros, que somos las
mujeres y los hombres de esta querida bolsa, a celebrar estos 162
años de vida institucional que nos honra y nos enorgullece cada día
más.
Señoras y señores, puedo percibir que a
quienes estamos hoy aquí nos unen fuertes lazos de afecto, de
comunión de ideas, y por sobre todas las cosas, de profundo respeto
mutuo.
En ese marco, el festejo de hoy entiendo
que debe ser de profunda reflexión por lo vivido, para construir
sobre esa base un nuevo camino, abandonando los errores que nos
sumieran en la discordia, en la desconfianza y finalmente, en el
descreimiento general.
¿Qué ha sido de nuestro mercado de
capitales en los últimos diez años? ¿Cuál ha sido la explicación
frente a tal infortunio? ¿Qué visión ha tenido quien encaminó los
pasos de nuestro mercado hacia el descenso y abandono del lugar
referencial que ocupábamos en la región?
Esto nos debe hacer rememorar, nos debe
obligar a no olvidar las causas del ocaso y nos debe conminar a
recordar que acá, en este mismo espacio resonaron palabras de
desprecio, de burla y de repudio como réplica a nuestras antiguas
reflexiones… quienes decimos pertenecer y honrar a esta casa, no
podemos dejar en el olvido, que a esas palabras siguieron fatalmente
los hechos.
Vale entonces tener presente que desde el
mismo momento en que se hiciera público el decreto 616/2005, que
dispusiera el encaje del 30% a las inversiones del exterior
destinadas al mercado de capitales, hicimos conocer públicamente, a
quien nos quisiera escuchar, que la medida nos perjudicaba como país.
Planteamos los graves perjuicios que, en
materia de inversiones, significaba el control cambiario que
prácticamente destruyó el flujo de fondos del exterior y nos puso
dentro del grupo de los mercados fronterizos…
De igual manera debemos recordar la
acusación pública que a esta asociación se hiciera, de ser
repetidora incesante e invariable de las mismas ideas, menospreciando
de tal manera las manifestaciones críticas que esta bolsa hiciera al
diseño del modelo económico seguido por el anterior gobierno…
¡Muchas veces tuve la aterradora impresión
de estar viviendo los argentinos dos realidades: la que veíamos
desde aquí y la otra, que debíamos tomar como la verdad revelada!
Entonces, ¿cómo no alimentar la
desesperanza?
Parecía imposible pensar en cambio alguno
frente a la rígida impronta dada al curso de las políticas
implementadas –mejor dicho, impuestas– por la gestión anterior…
Fue con alarmante inquietud que vimos
aparecer en el escenario político, el proyecto de ley de mercado de
capitales, que, bajo pretexto de modernidad del sistema para su
desarrollo, introdujo solapadamente normas imperativas que avanzaron
sobre las emisoras para dotar al poder público de facultades
intervencionistas, inéditas en el Derecho vigente en los mercados
del mundo.
Pero no pudieron con nosotros… no nos
prestamos al juego que nos proponían, rechazamos una y otra vez las
embestidas contra las empresas, esgrimiendo de nuestro lado el deber
de dar estricto cumplimiento de las leyes, como ha sido la
característica permanente de esta bolsa y base de su prestigio…
Dijimos no, mil veces no a las pretensiones
de que nosotros nos uniéramos a otras entidades del estado y dar
lugar a la intervención de nuestras emisoras y al perjuicio en
definitiva, de todos, empresas, intermediarios bursátiles e
inversores.
Prueba de ello es el tan mentado artículo
20, cuyos alcances fueron devastadores a cualquier intento de ingreso
de nuevas compañías más allá que el modo de su inclusión en el
cuerpo normativo se contrapuso radicalmente al régimen de
transparencia que parecía propiciar la reforma.
¿Cómo entender esa actitud?
¿Cómo no perder las esperanzas si la
declamación de los objetivos perseguidos se apartaban diametralmente
de la adopción de las medidas?
Sin embargo, nuestra bolsa no bajó los
brazos, fue un constante movimiento de ida una y otra vez, generando
ideas, formulando propuestas, sugiriendo soluciones, herramientas e
instrumentos para, al menos, frenar el más largo y nunca visto
proceso de decadencia de la argentina…
Pero, todo fue en vano…
Y hoy no podemos pedirle a este gobierno
que elimine el cepo cambiario como tantas veces hiciéramos en el
pasado…porque ya no existe, porque este gobierno lo suprimió.
No podemos pedirle que levante las barreras
cambiarias que implicaron nuestro ostracismo, nuestra pérdida como
destino de los flujos de fondos de inversión desde el
exterior…porque ya se levantaron.
No podemos pedirle honrar nuestras deudas
internacionales… porque la excelencia y el profesionalismo que
caracterizó a los funcionarios del gobierno argentino actual, hizo
que rápidamente se arribara a una solución.
No podemos repetir el reclamo de recuperar
la confiabilidad de los índices sustentándolos en datos veraces y
no en falsos guarismos… porque hoy se está actuando en ese
sentido.
No tenemos que insistir desesperadamente en
el hecho de que para crear empleos y generar crecimiento económico
no basta con abrir la llave del gasto público… porque esta
conducción ha demostrado entenderlo perfectamente.
No podemos pedirle que pasemos de la
ideología y el despilfarro a la gestión… porque podemos ver día
a día esa transformación.
¿Qué nos queda por esperar?
Recuperar nuestra condición de emergentes…
claro que no depende ya sólo de nosotros.
Aunque sabíamos que era imposible revertir
las medidas que nos alejaban de manera atroz de la condición de
emergentes, la gente de esta bolsa se gastó los nudillos golpeando
puertas, tratando de recuperar nuestra dignidad, porque no somos un
país fronterizo, porque nunca lo fuimos, porque sentimos que existe
un profundo abismo histórico, cultural, institucional y económico
con los países conceptuados como de frontera.
Revisar la discontinuidad del ajuste por
inflación contable que dispusiera el decreto 664 del 2003, sobre la
base de que el mismo tuvo origen en el hecho de que la economía
transitaba un periodo de estabilidad.
Si podemos pedir que nos acompañen para
hacer realidad BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos S.A.).
Y nos preguntarán por qué BYMA… porque
BYMA es el acuerdo de las grandes instituciones bursátiles del país,
de todos quienes dejaron de lado sus intereses personales para hacer
realidad el gran mercado que todos anhelamos para los argentinos…
es el proyecto que ideáramos para la participación efectiva de las
instituciones bursátiles del interior del país y que mejor plasma
la idea de un mercado de capitales federal, nacional y participativo
que es el resultado de la interpretación racional de la nueva ley.
Creemos fuertemente en la necesidad de un
mercado destinado a la negociación, estructuración, implementación
y desarrollo de empresas pymes, potencianciando el financiamiento de
las economías regionales.
Estamos absolutamente dispuestos a impulsar
las herramientas que mejor contribuyan al financiamiento de las obras
de infraestructura imprescindibles para el desarrollo de la argentina
y estamos en condiciones de ofrecer, tanto a los estados nacionales
como a los provinciales y a los municipios, los instrumentos de
inversión colectiva conducentes a su logro.
Por lo mismo, entendemos necesaria la
reforma de la ley de mercado de capitales para que su normativa esté
al servicio de las economías regionales y del mercado para su
financiamiento y no que el mercado de capitales esté al servicio de
las apetencias del poder público de quienes nos gobiernan.
Pero nada de lo que podamos soñar para
nuestro país es tarea de unos pocos: es preciso trabajar juntos
hombro a hombro.
Fue entre todos que construimos la pobreza
estructural en la argentina y es nuestra prioritaria obligación
poner de manera permanente en nuestra agenda su erradicación.
No ha de ser trabajo de un solo gobierno,
sino de varios… ha de ser un trabajo continuo de todos: gobernantes
y gobernados.
Entre todos debemos construir un sólido
puente que tenga una única dirección: la de salida de una vez y por
todas, de esa pobreza que nos deshonra.
Y ese puente sólo puede ser construido
sobre los cimientos del conocimiento, de la educación, de la cultura
del trabajo.
Cómo vamos a ser capaces de poner en
funcionamiento a nuestro país si una parte importante de nuestros
jóvenes no vieron trabajar a sus padres y éstos no vieron trabajar
a los suyos, a los abuelos de esos jóvenes.
Nosotros, los que hemos tenido la
oportunidad de educarnos, de trabajar, tenemos que tratar por todos
los medios de que todos los argentinos tengan esa posibilidad.
Soy un convencido, y hoy más que nunca, de
que el mercado de capitales nos ofrece una herramienta valiosísima
para superar los problemas de educación que nos afectan, porque las
inversiones van a traer trabajo y mejores condiciones laborales. Y
eso es movilidad social: que, generación tras generación, tengamos
mayores posibilidades de vivir mejor, no solo individualmente sino en
la sociedad en su conjunto.
Trabajo, educación, esfuerzo, eso es lo
que nos debemos los argentinos.
Nada se puede hacer sin espíritu de
sacrificio, sin conciencia de responsabilidad y sin un profundo
sentido moral del destino de cada cual en el país y del país en el
mundo y los sacrificios del pueblo son el precio inevitable del
estancamiento económico y la imprevisión de muchos años, pero son
también condición de la grandeza futura…
Estas palabras son las que nos dijera el
doctor Arturo Frondizi hace medio siglo y que su actualidad nos tiene
que hacer presente cada día…
Siempre he sido un hombre optimista, y hoy
más aún, por eso…
Porque me siento esperanzado, señor
Presidente, en que sea mejor para los argentinos discutir el futuro
que llorar tanto el pasado.
Porque siento que las pizarras bursátiles
hablan y con sus precios reflejan un horizonte que alienta la
inversión.
Porque siento que la mayoría de los
argentinos estamos empujando para el mismo lado.
Por eso, por todo eso, hoy más que nunca:
¡Compro argentina!
Muchas gracias, una vez más.