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¿Qué consecuencias tendría una Cataluña fuera de la UE?

Ayer nuevamente, los representantes de la Unión Europea afirmaron que en caso de que Cataluña declarara la independencia de forma unilateral, quedarían fuera de la UE de facto y deberían solicitar su inclusión de nuevo. Esta afirmación está en línea con las declaraciones de otros representantes de la unión.

Los líderes políticos de los partidos independentistas afirman que esto no será así, aunque según diferentes expertos extranjeros de derecho internacional, sus líneas argumentales no se sostienen.

En este tema sumamente delicado, preferimos tomar las opiniones internacionales antes que las nacionales, pues éstas corren el riesgo de estar de alguna manera sesgadas en uno u otro sentido. Estas opiniones internacionales coinciden en afirmar que una declaración unilateral de independencia por parte de Cataluña supondría la salida de la Unión Europea. ¿Cuáles serían las consecuencias?

Uno de los análisis más completos y acertados que hemos leido en el último año es el realizado por Susanna Sáez (EFE) y publicado en Cinco Días a finales del pasado año, donde se detalla las consecuencias pormenorizadas de una posible independencia de Cataluña.

1. Salida del euro y ausencia del BCE. La consecuencia más inmediata sería la salida de la Unión Monetaria Europea, a la que Cataluña, como parte de España, pertenece desde 1999. El nuevo país podría optar por seguir utilizando el euro de manera unilateral, pero sin ninguna influencia sobre su tipo de cambio ni sobre los tipos de interés. Es una opción que ha utilizado Kosovo, pero el caso no parece comparable porque la antigua provincia de Serbia apenas está integrada económicamente con el resto de Europa y su Producto interior bruto es cuarenta veces menor que el de Cataluña.

Para Cataluña, el euro se convertiría en una moneda extranjera cuya utilización podría encarecer sus exportaciones y mermar peligrosamente su competitividad. La nueva Cataluña también se desvincularía del Banco Central Europeo, el organismo que centraliza la política monetaria de los 18 países que comparten el euro (19 a partir del 1 de enero con la entrada de Lituania). El BCE es la red de seguridad que garantiza liquidez al sistema bancario de la zona euro y gracias a sus líneas de apoyo han sobrevivido numerosas entidades durante las etapas más agudas de la reciente crisis. Las entidades financieras con domicilio en territorio catalán perderían el acceso a esas líneas.

2 Sin supervisión bancaria europeaCataluña también quedaría fuera de la unión bancaria puesta en marcha por la zona euro, que ya cuenta con un Mecanismo Único de Supervisión financiera (que desde el 1 de noviembre supervisa a las entidades financieras españolas) y con un fondo de resolución bancaria que, a partir de 2016, aspira a sumar 55.000 millones de euros para sanear o liquidar las entidades financieras de la zona euro que atraviesen dificultades.

3. Sin fondos estructurales y fuera del BEI.La Comisión Europea ha reiterado, en relación con el proceso escocés y catalán, que la escisión de un Estado miembro de la UE dejará a la región escindida fuera de la Unión Europea, con la consiguiente pérdida del derecho a los cuatro Fondos Estructurales y de Inversión Europeos: Entre 2007 y 2013, Cataluña recibió 1.400 millones entre la aportación europea y su complemento del Estado español. En el marco presupuestario actual (2014-2020), Cataluña tiene asignados más de 1.400 millones de euros, según el Acuerdo de Asociación firmado por España y la Comisión Europea la pasada semana.

La salida de la UE también implicaría para Cataluña el descuelgue del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el brazo financiero del club europeo. España es el quinto mayor accionista de ese Banco, con una participación de 23.500 millones de euros, y el principal destinatario de sus préstamos, por delante de Italia, Francia, Alemania y Reino Unido. El BEI puede prestar a países terceros de fuera de la UE, pero esas partidas serían mucho menores que las disponibles ahora para Cataluña como parte de España.Cataluña también se quedaría fuera del Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo de rescate de la zona euro del que España es accionista y que cuenta con una capacidad de préstamo de hasta 500.000 millones de euros para evitar la suspensión de pagos de los socios (similar al FLA española para las CC AA).

4 Impacto en los mercados y en la prima de riesgo. Una hipotética independencia de España elevaría aún más la inseguridad y llevaría a la prima de riesgo a niveles inasumibles, con el inconveniente de dejar de contar con la red de protección del Estado español.El diferencial con el bono regresaría a los niveles alcanzados en verano de 2012, cuando la prima de riesgo de España alcanzó su máximo histórico rozando los 650 puntos. En ese período, la deuda catalana alcanzó un sobrecoste de 1200 puntos, lo que le obligó a recurrir a los denominados bonos patrióticos (emisiones con el aval de la Generalitat) cuya devolución está refinanciando todavía ante las tensiones de tesorería recurrentes.

5 Dudas sobre la financiación, el déficit y la deuda.En 2013, Cataluña cerró con un déficit público del 1,97%, cuatro décimas por encima de lo pactado con Hacienda, y la deuda superó los 57.000 millones, lo que supone un 29,9% del PIB. Unas cifras que no son comparables ni homologables con el 3% de déficit y el 60% de deuda que establece la Unión Europea como límite para sus países miembros.

Lo que parece evidente es que, fuera dela UE, la ingente deuda pública obligará a generar más déficit, a menos que la economía catalana experimente una mejoría importante, algo que parece poco probable.La clave, por encima de si está dentro o fuera de la zona euro, es que hay que generar ingresos para pagar gastos (el servicio de la deuda es el primero) y para abonar la nómina a los funcionarios, dos conceptos que ahora están garantizados por el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Del último programa, dotado con 23.000 millones, Cataluña ha recibido hasta ahora 18.078 millones para vencimientos de deuda, pago a proveedores y tesorería.

6 La caída del comercio y de los aranceles.Las exportaciones españolas, pese al deterioro experimentado en los últimos meses, están en máximos históricos. Y a ello ha contribuido el tejido industrial de Cataluña, que aporta 58.000 millones anuales (exporta lo mismo que adeuda al año), lo que representa el 24,9% del total de las ventas al exterior de España.

Una independencia de España y una salida de la zona euro le obligaría a pagar un sobrecoste por los aranceles, ya que dejaría de beneficiarse de las ventajas de pertenecer a una zona económica con libre circulación de mercancías, que a su vez tiene firmados acuerdos de libre comercio con otras naciones. El pago de esos sobrecostes haría mucho menos competitivas las exportaciones catalanas frente a las de otras autonomías en España y en Europa.

Otro factor a tener en cuenta sería el comercio intrarregional. Cataluña destina gran parte de sus intercambios comerciales a abastecer a sus propios ciudadanos, aunque más del 40% lo vende a otras autonomías. El establecimiento de aranceles también sería un freno para aquellas empresas españolas radicadas en otras regiones, que optarían por buscar proveedores fuera de Cataluña ante el encarecimiento de sus productos.

7 Menos atractivo para la inversión extranjera.Al igual que ha sucedido con los mercados financieros, la inseguridad jurídica es el peor argumento para atraer inversión extranjera. Aunque la entrada de capital en muchos casos está sujeta a operaciones puntuales, la estadística que elabora la Secretaría de Estado de Comercio muestra como desde el inicio de la crisis Cataluña ha atraído 18.509 millones de euros, alcanzando el máximo en 2010 con inversiones por valor de 4.825 millones. Y el mínimo, coincidiendo con el proceso soberanista, ha sido este año.

8 El riesgo de las deslocalizaciones.La búsqueda de costes más baratos ha provocado una fuga masiva de capital extranjero de Cataluña desde el inicio de la crisis. En los últimos años han cerrado sus fábricas multinacionales extranjeras como Piaggio, Panasonic, General Electric o Bayer, impulsados por una mano de obra más barata en el Este de Europa y especialmente en Asia. Lo sucedido a raíz de la consulta soberanista en Cataluña obedece más a la inseguridad jurídica ante el escenario de tener residencia fiscal en un país de nueva creación con todas las incertidumbres que ello acarrea. Y han sido algunos empresarios catalanes los que se han expresado de forma vehemente sobre lo que harían en el caso de que haya independencia de España.

En 2010 había unas 3.000 empresas extranjeras localizadas en Cataluña. El 24% eran francesas, seguidas por alemanas, italianas y estadounidenses.

9 ¿El fin de la gallina de los huevos de oro del turismo?El turismo es uno de los principales sostenes de la economía catalana. En 2013 acogió a 15,5 millones de visitantes internacionales, el 25,7% del total, e ingresó 14.022 millones, el 23,7% del total. ¿Cómo afectaría una salida de la zona euro? En principio no tendría ningún impacto visible, aunque el principal problema sería el de conservar una red de infraestructuras de la magnitud que soporta ahora.

El aeropuerto del Prat es uno de los que más tráfico soporta de Europa y la conectividad ha crecido con fuerza en los últimos años, con numerosos vuelos a destinos fuera de la zona euro. El AVE, además, se ha convertido en un serio competidor del avión y está siendo utilizado de forma masiva, especialmente por los turistas nacionales. Independizarse supondría dejar de beneficiarse de los fondos y de las ayudas de España para esas infraestructuras, cuya conservación se vería perjudicada y cuyo deterioro podría empañar la buena imagen del turismo catalán.

10 El coste de crear un nuevo país y del reingreso en la UE.El día después de la independencia, el Gobierno catalán tendría que hacer frente a una serie de costes ingentes para garantizar los servicios que presta y para proseguir en la senda del abaratamiento de los costes energéticos. En primer lugar, tendría que financiar la constitución del nuevo Estado y hacerse cargo de aquellas partidas que estaban aseguradas por el Estado español como las pensiones de los jubilados catalanes, así como los incrementos salariales de los funcionarios del Estado y de los militares.

Otro dato a tener en cuenta es que debería continuar haciendo frente a los pagos del servicio de la deuda pública española que le correspondiese, al menos durante algunos años, y realizar algunas provisiones para infraestructuras inacabadas, como las del tren de alta velocidad, y sobre todo las interconexiones energéticas con Francia, consideradas vitales para garantizar un suministro barato.

Una Cataluña independiente debería solicitar el ingreso en todas las estructuras de la Unión Europea. En principio, como ya aclaró la Comisión Europea antes del referéndum de Escocia, la negociación debería partir de cero, por tratarse de un nuevo Estado con el que habría que negociar desde su aportación al presupuesto de la UE a su presencia en las diferentes instituciones (Parlamento Europeo, Tribunal de Justicia, etc...) En ese caso, Cataluña debería iniciar un proceso de incorporación como en el que se encuentran Turquía, Serbia o Montenegro, con el riesgo de que cualquiera de los 28 socios actuales, incluida España, pudieran vetar el camino en cualquier momento.

Algunos analistas sostienen que el proceso podría acelerarse invocando el artículo 48 del Tratado de la UE, para llevar a cabo por primera vez una ampliación interna del club. Esa vía, que nunca se ha utilizado, se puede poner en marcha por mayoría cualificada, es decir, ninguno de los socios tendría derecho de veto. Pero la decisión final de ingreso sería de nuevo por unanimidad, lo que permitirá a cualquier socio retrasar indefinidamente la entrada.Una vez dentro de la UE, Cataluña también debería superar el examen de convergencia (con criterios como déficit, deuda, inflación y tipo de cambio de su moneda) y negociar su pertenencia y aportación a los instrumentos financieros creado por la zona euro, como el FROB europeo o el fondo de rescate.