Ha hecho todo lo
necesario para llegar a esa situación: no solo se endeudó más allá
de sus posibilidades, sino que gastó de la forma más irresponsable
y hasta falseó sus estadísticas. Algo que nos resulta familiar
a los argentinos. Y, ahora que la crisis se ha agravado, esa
familiaridad se acentúa: se ha establecido un "corralito".
¿Cómo se llega
a esta instancia? Por la negativa del gobierno griego a adoptar las
medidas de austeridad que le indican la Unión Europea y el Fondo
Monetario Internacional para seguir asistiéndola financieramente. El
gobierno llamó a un referéndum para que la sociedad decida si
acepta o no ese plan europeo. Si el plan es rechazado, cesará la
ayuda exterior y probablemente Grecia deba salir de la zona euro.
Nadie puede
dudar de la complejidad de la situación. El plan europeo impondrá
ajustes que la sociedad habrá de resistir; por otro lado, la salida
de la zona euro traería también enormes problemas a Grecia.
Una negociación
inteligente podría explorar un camino intermedio, pero para eso se
requiere de seriedad y prudencia, virtudes que no parecen guiar en
los últimos tiempos los pasos del gobierno heleno. Echar la
culpa de la tragedia económica de su país a los acreedores es un
recurso fácil, que los argentinos conocemos bien. Solo cuando se
asume cabalmente la responsabilidad por las consecuencias de los
propios actos, las personas y los estados se hallan en condiciones de
afrontar su superación.
Las palabras
altisonantes, las bravatas, no conducen más que a la
profundización de la crisis. Es inevitable que los griegos sufran
los efectos de muchos años de políticas populistas. Si se actúa
con realismo y sin consignas vacías, el daño será menor.
Ojalá que sepan
aprovechar los griegos las lecciones de la historia, de esa historia
de deudas y gastos irresponsables a la que los argentinos hemos hecho
aportes sustantivos.
En su edición
del 30 de junio pasado, el diario El País de España incluye una
nota de opinión de Santiago Carbó Valverde, titulada "Argentina
dentro de Europa". Vale la pena (en sentido estricto)
transcribir uno de sus párrafos:
"Europa
queda expuesta al abismo otra vez. Fastidia mucho que algunos quieran
identificar la crítica al referéndum como una traición a la
democracia. Sin el euro, Grecia va derecha a convertirse en la
Argentina de Europa. Y eso que Argentina es un hermoso y admirable
país, pero no parece deseable pasar por lo que allí se ha pasado
desde hace casi 15 años. Primero el corralito, y luego una caída
por el terraplén infinito del populismo".
En eso hemos
convertido la palabra Argentina: en sinónimo de frustración,
decadencia, fracaso. A eso llevó el populismo al país que era
considerado a principios del siglo XX los Estados Unidos del Sur.