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Ayer la jueza de instrucción Fabiana Palmaghini ordenó el allanamiento del domicilio de Diego Lagomarsino, el perito informático que le prestó la pistola Bersa al fiscal Nisman, de donde salió el proyectil que lo mató. Y da la impresión de que la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, con el asesoramiento de sus peritos de parte, ubicó la data de muerte en el sábado entre las 16 hs. y la 24 hs. y no el domingo, como dijeron los peritos de la autopsia. No está claro si la ex mujer de Nisman sospecha que Lagomarsino está implicado en el crimen, pero por lo menos está enojada con él por prestarle una pistola a Nisman cuando éste nunca usaba armas, ya que la misma podía ser utilizada -como lo fue- en su asesinato.
Volviendo a la vieja pista
Cuando se estaba peritando la notebook de Nisman, Arroyo pidió la suspensión de la pericia ante la jueza Fabiana Palmaghini, porque sospechaba que las relaciones del fiscal con las modelos de la agencia de Leandro Santos iba a ser utilizada por los medios oficialistas en su campaña para descalificarlo antes y después de su asesinato. Ayer declaró una joven, Elisabeth, también de la agencia de modelos de Santos, que podría ser la rubia alta descripta como visitante del departamento o bien otra que salía con él, Florencia Cocucci, quien todavía no declaró, porque aparentemente su testimonio no reviste interés para el juzgado, ya que nunca estuvo en el departamento de Le Parc. Volviendo a la suspensión de la pericia de la computadora de Nisman y después de la conferencia de Arroyo Salgado, Maximiliano Rusconi, defensor de Lagomarsino, afectado porque su cliente estaba en el lugar en el nuevo horario determinado para su muerte violenta, alegó que Nisman utilizó su computadora entre las 7 y 8 de la mañana del sábado, asustado probablemente por las declaraciones de Aníbal Fernández en las que acusa a Lagomarsino como autor del asesinato.
Ya sabemos que este último declaró en forma espontánea el lunes posterior a la muerte violenta. Dijo que el fiscal le pidió el arma para defenderse y se mostró muy arrepentido de su acto, porque resulta poco serio que alguien preste un arma a su nombre y peor si encima con esta arma matan a su amigo el fiscal. En las próximas horas se sabría si Lagomarsino fue obligado por alguien para callarse hasta ahora o bien la historia es como él la contó el lunes después de la muerte de Nisman.
