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ADIÓS A PEPE ELIASCHEV, UN AUTÉNTICO PERIODISTA



Por Jorge R. Enríquez
Con Pepe Eliaschev se ha ido un gran periodista y un insobornable crítico de la realidad argentina.
Comenzó a desempeñarse en el periodismo muy joven, poco después de que egresara del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1964, promoción que nos encontró como condiscípulos.
Aunque sus diferencias con él llegaron a ser profundas en términos ideológicos, Pepe siempre reconoció una deuda de gratitud con Bernardo Neustadt por haberle dado su primer trabajo.
A mediados de los setenta, por amenazas de la Triple A, debió exiliarse en Venezuela y más tarde en los Estados Unidos. Regresó a la Argentina en los albores de la democracia y sus programas de radio y televisión lo fueron haciendo familiar para el gran público.
A fines de 2005, su programa "Esto que pasa", que se transmitía por Radio Nacional, fue abruptamente levantado por decisión del presidente Kirchner. Por varios años, Pepe estuvo alejado de los medios principales, hasta que fue contratado por Radio Mitre e inició un ciclo exitosísimo, que mantuvo hasta las últimas horas de su vida.
También se destacó en el periodismo gráfico, con columnas habituales en el diario Perfil y colaboraciones periódicas en La Nación y otros medios.
Su precisa y talentosa pluma también dejó su impronta en una docena de libros. Esa labor literaria se inicia en 1966 con “El largo olvido”, culminando con su autobiografía “Me lo tenía merecido” en 2009 y más recientemente con “Los hombres de juicio” y “Esto que pasa” el año pasado.
Pepe detestaba, sobre todo, el autoritarismo y la arbitrariedad. Era muy severo con quienes se apartaban de los principios republicanos que, desde posiciones autenticamente progresistas, nunca dejó de sostener. Manejaba la palabra hablada y escrita con precisión y elegancia. Le molestaban la vulgaridad, la mentira, la obsecuencia. Ni qué hablar de la corrupción.
Se notará su ausencia. No abundan los periodistas de esos quilates. Pero ha dejado una huella perdurable, un ejemplo que -esperemos- sea seguido por quienes abracen esa noble profesión. La Argentina lo necesita, en tiempos difíciles para la libertad, ese valor que para Pepe Eliaschev fue siempre innegociable.