El analista Tobias Carlisle ha realizado un interesante ejercicio de gestión para comprobar si la rentabilidad por dividendo es una medida útil para la elaboración de carteras. Para ello elaboró dos carteras: Una llamada valor y en la que se encontraban las 283 acciones con mayor rentabilidad por dividendo, y otra llamada glamour y que contenía las 281 acciones con menor rentabilidad por dividendo. Estas carteras son revisadas anualmente.
Como vemos en el gráfico adjunto, la cartera valor tiene una rentabilidad sensiblemente superior a la glamour desde 1999. El diferencial de rentabilidad es del 10,4%. En estos 15 años únicamente en dos la cartera glamour fue superior a la de valor. En 1999 (con la burbuja .com), y en 2010.
La conclusión parece obvia: La rentabilidad por dividendo condiciona la evolución de las acciones en bolsa, y aquellas acciones con mayor yield tienen un comportamiento mejor en promedio que las de menor rentabilidad.