El presidente ruso, Vladimir Putin, en un desafío a las protestas ucranianas y las sanciones occidentales, firmó el martes un tratado que convierte a Crimea en parte de Rusia, pero dijo que no planeaba tomar ninguna otra región de Ucrania.
En tanto, el primer ministro ucraniano, Arseny Yatseniuk, dijo que el conflicto en Crimea había pasado de la fase política a la militar. "Hoy soldados rusos comenzaron a dispararle a efectivos ucranianos y esto es un crimen de guerra", declaró.
El líder se refería a un incidente ocurrido en un complejo cerca de la capital de Crimea, Simferopol, en el que un efectivo ucraniano murió a tiros y otro resultó herido.
Kiev dijo que los atacantes llevaban uniformes militares rusos y respondió al hecho autorizando a sus soldados en Crimea a usar las armas para protegerse, dejando sin efecto la orden previa de que se debía evitar el uso de la fuerza en caso de un ataque.
En un discurso fuertemente patriótico a una sesión conjunta del Parlamento ruso en el Kremlin, interrumpido por ovaciones de pie y lágrimas, Putin dijo que el referendo en Crimea del domingo -realizado bajo ocupación militar rusa- mostró una voluntad férrea de sus residentes de quedar bajo soberanía rusa.
Mientras entonaban el himno nacional ruso, Putin y líderes de Crimea firmaron el tratado para convertir a la región en parte de la Federación Rusa, y declararon: "En los corazones y mentes de las personas, Crimea siempre ha sido y sigue siendo una parte inseparable de Rusia".
Se espera que el Parlamento empiece a ratificar el tratado dentro de unos días.
Fuerzas rusas tomaron control de la península del Mar Negro a fines de febrero tras la destitución del líder ucraniano Viktor Yanukovich, cercano a Moscú, en medio de protestas desatadas por su decisión de rechazar un tratado de libre comercio con la Unión Europea a fin de mantener sus buenas relaciones con el Kremlin.
En Kiev, la oficina de prensa del presidente interino Oleksander Turchinov dijo que la decisión de Rusia de anexar Crimea era como la toma de Austria por parte de los nazis.
El discurso de Putin generó una reacción hostil inmediata del Gobierno de Kiev y de las potencias de Occidente.
REACCION HOSTIL
El discurso de Putin generó una inmediata reacción hostil de parte de Occidente.
La administración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó el martes la anexión de Crimea por parte de Rusia y dijo que estaba preparando una nueva ronda de sanciones.
"Hay más por venir", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
Estados Unidos y la Unión Europea impusieron el lunes sanciones contra un grupo de funcionarios rusos y ucranianos acusados de estar involucrados en la toma militar por parte de Moscú de la península del Mar Negro, la mayoría de cuyos 2 millones de residentes son étnicamente rusos.
Durante una visita a Polonia, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió las acciones de Moscú como una "apropiación de tierras" y reiteró el compromiso de Washington con la defensa de la seguridad de los países miembros de la OTAN en las fronteras rusas.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, dijo que la medida de Moscú es inaceptable para la comunidad internacional, y Gran Bretaña suspendió su cooperación militar con Rusia.
"Es totalmente inaceptable que Rusia use la fuerza para alterar fronteras en base a un referendo simulado realizado bajo los cañones rusos", dijo el primer ministro británico, David Cameron, y amenazó a Putin con "consecuencias más graves".
En su discurso, el líder ruso acusó a las naciones occidentales de actuar con hipocresía, diciendo que habían apoyado el derecho de Kosovo a la autodeterminación en torno a Serbia pero ahora negaban a Crimea los mismos beneficios.
"No pueden llamar a la misma cosa negra hoy y blanca mañana", declaró ante un aplauso atronador, al decir que los socios occidentales habían "cruzado la línea" con respecto a Ucrania y se comportaban "irresponsablemente".
Añadió que los nuevos líderes de Ucrania incluían a "neonazis, rusofóbicos y antisemitas".
Además, agradeció a China por su apoyo, aunque Pekín se abstuvo de votar una resolución de la ONU sobre Crimea, y dijo que estaba seguro de que los alemanes apoyarían la búsqueda de reunificación del pueblo ruso, como Rusia había apoyado la reunificación alemana en 1990.
Putin aseguró a los ucranianos que Rusia no quiere una mayor división de su país. Los temores de que Moscú pudiera avanzar sobre partes del este de Ucrania donde se habla ruso se habían incrementado en Kiev.
"No les crean a aquellos que tratan de asustarlos con Rusia y que gritan que otras regiones seguirán a Crimea", dijo Putin. "No queremos una partición de Ucrania, no lo necesitamos".
Al reafirmar la postura de Moscú de los eventos que llevaron a la destitución de Yanukovich el mes pasado, Putin indicó que las "llamadas autoridades" en Kiev habían robado el poder en un golpe de Estado y que abrieron la puerta a extremistas que no se detendrían ante nada.
Dejó en claro además la preocupación rusa ante la posibilidad de que la alianza militar de la OTAN, liderada por Estados Unidos, se expanda hacia Ucrania: "No quiero ser recibido en Sebastopol (donde está la flota rusa en el Mar Negro) por marineros de la OTAN".
La ocupación de Crimea por parte de Moscú, denunciada por las potencias europeas y Estados Unidos como ilegal, ha provocado la mayor crisis entre Oriente y Occidente desde el fin de la Guerra Fría.
Japón se sumó a quienes condenaron la maniobra de Rusia para anexar a Crimea cuando su primer ministro, Shinzo Abe, describió a la operación como una violación a la integridad territorial de Ucrania.
Abe dijo que Japón, que el martes anunció que suspenderá negociaciones sobre inversiones y una relajación de las exigencias de visa como parte de las sanciones contra Rusia, consultará con sus aliados del G7 sobre nuevas acciones para penalizar al país del este europeo.
reuters