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Aunque el Gobierno en este momento está poniendo todo su empeño en que el dólar flote en torno a los 8 pesos, para fin de año la divisa norteamericana debería estar ligeramente por encima de los 10 pesos sólo para no perder lo que ajustó en competitividad del tipo de cambio la devaluación de enero. Eso, por lo menos, es lo que piensa Eduardo Levy Yeyati, director de la consultora Elypsis.
“Lo menos malo que tienen para hacer es usar el piso de 8, dejarlo rondar, no clavarlo como en una tablita, y después dejarlo derivar con la inflación y el valor del dólar en el mundo”, evaluó el economista en declaraciones al programa Mañana es Mejor, de FM Blue.
Para el director de Elypsis, la devaluación no debería ser menor al 30% en el año. “Nosotros podemos tener una inflación no inferior al 25% este año y, aparte, el dólar a nivel mundial, también se va a fortalecer. Entonces, si quiero hacer una devaluación para ajustar parcialmente el atraso cambiario, después tengo que ir compensando la inflación y la fortaleza del dólar a lo largo del año; entonces, si empiezo en $ 8, por ahí terino en un 30%, que no implica una devaluación real sino mantener el nivel al que lo llevaste después de esta devaluación discreta”, argumentó y advirtió: “Si (el dólar) se queda cuatro meses en $ 8, van a erosionar toda la ganancia asociada a la corrección de enero”.
Sobre la reciente medida del Banco Central que propició la caída en la cotización del dólar de la última semana (tanto en el mercado oficial como en el blue y el del dólar que se opera en la bolsa), Levy Yeyati explicó: “El Central limitó la posición neta de moneda, la diferencia entre los dólares que tengo y los que debo. Los que tengo puedo tenerlos en el Banco Central, con lo que ya cuentan dentro de las reservas, en bonos dolarizados que puedo liquidar en el mercado y eso implica que cae el mercado con liqui, o en dólar comprado a futuro, si lo vendo o sobrevendo, eso hace que el futuro esté más bajo que el spot”.
“Nada de esto es una genialidad”, añadió y puntualizó: “Es una medida de crisis, una de las pocas balas de plata del Banco Central, una forma de hacerles escupir los dólares, bonos y futuros a los bancos. Pero es una medida de una vez: te ayuda ahora, da la sensación de que sobran dólares, pero no resuelve el problema de fondo, (solo) te da un poco de tiempo”.
Consultado sobre la aceleración de la inflación en enero en la Ciudad de Buenos Aires, advirtió que ese índice (4,8% mensual) “no hay que proyectarlo (a nivel anual y para todo el país) salvo que suceda alguna castástrofe” dado que tiene componentes estacionales y particulares del área metropolitana, como el alto impacto de la suba en el boleto de colectivo.
Sin embargo, Levy Yeyati no dudó en afirmar que “la inflación le va a ganar la batalla a este Gobierno”. Y agregó: “La chance más alta de que la inflación no se espiralice es la caída de la demanda. El aumento de tasas, partiendo de una actividad económica que venía desacelerándose, le va a poner un tope (a la inflación) de la misma forma que le puso un tope a la inflación en 2009”.
“Esa no es la solución virtuosa: uno hace política cambiaria y monetaria para evitar que se estabilice de manera contractiva”, cuestionó y concluyó: “No veo ningún plan antiinflacionario; la lista de precios claramente no lo es. Y no veo un programa monetario que me diga de acá a fin de año cual va a ser el tipo de cambio y cómo llegamos a eso. Creo que el Banco Central está trabajando en eso, pero no veo que el Ministerio de Economía ni siquiera en el jefe de Gabinete una orientación en esa dirección”.
