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Caso Ángeles Rawson: lo que faltaba

El papelón nació de un llamado telefónico que hizo el médico Enzo Canónaco al juez de la causa Javier Ríos para adelantarle un resultado parcial de las pruebas de ADN a una evidencia colectada en el departamento de Jorge Mangeri. En ese llamado, con fecha 26 de julio, el especialista del Cuerpo Médico Forense le dijo al juez que las pruebas iban a estar concluidas para el 31 de julio, pero a modo de adelanto le indicó que una de las muestras obtenidas era el ADN del perito de parte de la defensa, Gabriel Boselli.
El dato era llamativo en sí mismo, y disparó las más variadas hipótesis y conjeturas por parte del juez. La muestra se había obtenido, ni más ni menos de una mezcla de tres perfiles genéticos obtenidos en una junta de dos baldosas debajo de un escritorio en el departamento de Mangeri, procesado como autor material del crimen.
De acuerdo con información de fuentes judiciales, los otros dos ADN, uno sería el del propio Mangeri, y el otro, un perfil femenino, compatible en 12 de sus 21 marcadores con el ADN de Ángeles. Entonces, la pregunta obligada del juez fue qué hacía el ADN de Boselli en esa muestra tan importante que Ríos, incluso, podría utilizar para delimitar la posible escena del crimen, hasta ahora no develada.
El juez llegó a pensar en una hipótesis de contaminación casual, y hasta en el peor de los escenarios, llegó a imaginar un escenario conspirativo con Boselli, destruyendo prueba. Cuando todo se enfocaba en esta nueva pista, apareció una extraña aclaración de Canónaco, a su primer informe. Exactamente 48 horas después de haberle comunicado al juez de la causa, que ese tercer ADN era de Boselli, Canónaco, se comunicó con el juez para decirle que “ahora no estaban tan seguros que ese ADN fuera de Boselli”. Insólito, pero real. Primero era, pero después no era.
La difusión de esta contradicción del informe genético oficial que colocaba a Boselli contaminando la escena, y después, no, le vino como bárbaro a la defensa. Con esa contradicción alevosa, expuesta incluso por el juez de la causa en un acta, la defensa de Mangeri pateó el tablero con frases del tipo: “Si este ADN de Boselli, primero fue, y después no, qué garantías tenemos con respecto al ADN de Mangeri en las uñas de Ángeles”, se preguntaron, y  luego agregaron: “Vieron que la cadena de custodia de la prueba genética puede fallar”. La pregunta se basó en un hecho puntual, y las dudas sobrevuelan otra vez el caso.
A casi dos meses, triste y lamentable.
FUENTES:
DIARIO VELOZ.COM.AR   Por Mauro Szeta
Periodista
@mauroszeta